Tapa mis oídos para que sólo me escuche a mí mismo,
Para que otras opiniones no fluyan como un río.
Me explica que nada que no considere importa,
Y miradas de odio me gano a una cuadra a la redonda.
No sé si guiarme de él o de mí,
Siempre acabo sin oír otro porvenir.
Maldita ignorancia, me hace huir
De aquellas palabras que de seguro me harían feliz.
Tengo miedo la verdad,
De creer que en el mañana ninguna opinión más que la mía importará.
ESTÁS LEYENDO
Debilidades en carne y hueso.
Puisi¿Y...si llegásemos a ver nuestras debilidades? allí, paradas junto a nosotros, haciéndonos percatar de lo mal que estamos. ¿Enfrentarlas? Ya quisiéramos. Ellas demuestran su más profundo deseo... hacernos sentir imperfectos. pero, la perfección no e...