#25 Who are you?!?

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Seguimos al hombre por el angostoso pasillo que se encontraba detrás de una de las habitaciones del sitio, el prostíbulo es una tapadera. De vez en cuando me giraba hacia Jack y Liam porque sinceramente este sitio no me inspira ninguna confianza. Moví varias veces mis hombros hacia delante y hacia atrás ya que me dolían bastante de toda la tensión acumulada que sentía sobre ellos. Giramos a la izquierda para dar paso a otro pasillo y quedar enfrente de una gran puerta de metal. Respiré hondo antes de mirar a mis amigos que se encontraban de la misma manera.
-Adelante. Dijo el hombre con un sonrisa cínica que produjo escalofríos por toda mi columna vertebral. Antes de pasar esperé a que ambos estuvieran a mi altura y por fín entramos dentro. Era una simple habitación con un luz muy tenue, con una mesa metálica en el centro de esta y unas cuantas sillas. Había cinco hombres en total, dos cerca de la mesa a ambos lados , otros dos a ambos lados de la puerta más el tipo que nos acompañó hasta aquí. Lo que me extraño y me puso en total alerta es que en el medio de la mesa, sentado en un sillón había un hombre, pero algo llamó totalmente mi atención, cubría su rostro menos su mirada fría y calculadora que me recordada a alguien...
-bienvenidos a casa muchachos, aquí pasareis un largo tiempo... Dijo el riendo, acompañado de todos sus hombres.
*narra Leila*
Abrí la puerta de la casa del viejo amigo de mi padre con sumo cuidado. este sitio me trae tantos recuerdos... La verdad es que no ha cambiado nada, las paredes color crema contrastando con los colores blancos, los favoritos de la señora Marlen y la inconfundible madera desgastada del suelo, que tantas veces había pisado. Estaba todo tal y como lo recordaba, sólo había cambiado el sofá del señor Nick que tanto odiaba su esposa. Reí en mi interior. Por último pase por un pasillo que daba a la cocina, llamé con los nudillos para no asustar a nadie.
-¡Adelante! Canturreó una voz muy conocida. Sonreí inconscientemente mientras abría la puerta. -Hola. Saludé amablemente.
-¿Leila? ¡Leila que mayor estás tesoro! ¡Cuánto tiempo hace que no te veo! Ven, sientate. Dijo ella alegre mientras me besaba las mejillas y examinaba mi rostro entre sus manos. Ambas nos acercamos a la pequeña mesa que se encontraba en el centro de la cocina y nos sentamos en las sillas.
-Y dime cielo ¿Qué te trae por aquí? Preguntó ella mientras servía dos tazas de café.
-Necesito la ayuda de Nick. Respondí mientras acunaba la taza entre mis manos. Ella elevó una ceja, un gesto bastante común en ella. Se sentó a mi lado con otra taza y me dispuse a contarle toda la historia...
-Mi niña no llores. Susurraba la señora Marlen mientras acariciaba mi cabello y mi espalda. Nunca podía acabar esta historia sin que se me quebrara la voz y estallara en llanto.
-Es que... le necesito... Sollocé fuertemente. -De la noche a la mañana se fue, solo dejándome una triste nota. Me sentí muy rota señora Marlen, no quiero perderle. Noté como mis ojos de humedecían y limpie las lágrimas que caían por mis mejillas con el puño de la sudadera.
-Veamos que podamos hacer. Dijo ella mientras sujeta el teléfono contra su oreja y el hombro. Mientras ella mantenía una conversación con su marido, yo observaba la estancia con una gran nostalgia. Pasadas una larga media hora apareció el señor Nick por el umbral de la puerta.
-¡Leila! Preguntó emocionado el señor Nick.
-La misma. Sonreí mientras le abrazaba. -Me alegro de verle. Dije, mientras notaba como mi móvil vibraba en el bolsillo trasero de mis jeans. Lo cogí y me disculpe para poder contestar al mensaje. Salí al pequeño jardín que se encuentra en la parte trasera de la casa. Miré la pantalla de mi móvil, vi la bandeja de mensajes y un número oculto me había mandado un mensaje. Con curiosidad le di al botón de abrir y, sinceramente mi mundo se vino a abajo.
Número oculto:
Hola preciosa, no nos conocemos ¿verdad? Tranquila que pronto lo sabrás. Sólo te digo que soy él que va a hacer la vida de tu novio un completo infierno y si quieres verle con vida, buscale, si puedes claro.
PD: no llores, el mundo no se acaba aquí, o si...
No entiendo nada de lo que pasa, ¿¡quién es este tipo!?¿¡Y que coño quiere de Aaron!?¿¡Dónde debo buscarle!?¡¡¡No entiendo nada!!! Notaba como me faltaba el aire en mis pulmones y todo se comenzaba a ver borroso a mi alrededor. Mis mejillas estaban empapadas por las lágrimas. "No puede ser, no quiero perderle" esa frase se repetía en mi cabeza una y mil veces. Noté como mi cuerpo entero comenzó a temblar y como mis piernas flaqueaban sin fuerza. Caí al suelo de rodillas y tapé mi rostro con ambas manos intentando que mis sollozos no fueran tan audibles, pero era imposible ya que no podía cesarlos. A lo lejos vi a la señora Marlen corriendo hacia mi, seguido de su esposo, yo empecé a sentir una gran presión en el pecho y cada vez se me hacia más complicado respirar. Me estaba dando un ataque de pánico y no sabía como controlarlo. Cuando era más pequeña, de vez en cuando me daban pequeños ataques de pánico que sabía como controlarlos, pero nunca había experimentado uno tan grande como este.
-¡Leila respira! Noté como alguien zarandeaba mis hombros y gritaba mi nombre. De apoco conseguir controlar un poco mi respiración y calmar mis sollozos, que no estaban haciendo esto nada fácil, mientras que la señora Marlen acariciaba mi cabello y mi espalda intentando tranquilizarme. Una vez que el ataque había cesado me quedé sentada en el césped del jardín contándole todo a la pareja que no me habían dejado sola en ningún momento.
-Sabía que iba a volver, ese maldito hijo de puta. Espetó furioso el señor Nick. -Te prometo Leila que vamos a encontrar a Aaron y meter en la cárcel de una vez por todas a ese cabrón. Dijo mientras ponía una mano en mi hombro como señal de apoyo.

N/a
¿10,1k? Casi que no me lo creo. Muchas gracias por todo el apoyo recibido durante la novela y que sepáis perdonar todo lo que tardo en escribir.
Si os gusta la novela me encantaría que voteis y comenteis para hacérmelo saber🙌💪
Muchas gracias por todo el apoyo😍😘

Veinte besos y una estrofaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora