Minutos y kilómetros

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Una vez que el recuerdo me llenó de vida, de ganas de vivir, de recuerdos gratos, de la primera vez que pise la arena del mar y me zabullí en las olas del mar, del sabor a sal, y la gloriosa comida a la orilla del mar, hundí el acelerador, con la expectación de poder llegar más rápido, la nostalgia me apresuraba y me decía "anda y ve, sigue adelante aun no es tiempo de morir" lo sé, puede sonar contradictorio que la nostalgia te diga eso, y es que mi nostalgia no es normal, tiene altas y bajas, tiene incluso sentido del humor cuando nos burlamos de las cosas que nos han pasado, y desde el tiempo que hemos estado juntos que ya ha sido bastante, hemos aprendido a compartir desde la cama, las veces que nos obligamos a llorar hasta dormir, las malas palabras que se me escapan cuando algo no sale como debería de ser, hasta un vaso con whisky mientras fumamos en una taciturna y melancólica lluvia otoñal. él ladrando y yo cantando íbamos ahí a algo parecido a uno de esos retiros espirituales que los religiosos suelen hacer, en diferencia a mí, yo no usaría hierbas aromáticas para pedirle al divino que cambiara mi pecaminoso ser, yo tengo mis pies para recorrer la playa de principio a fin, quemarme bajo el sol en búsqueda de un Dios al que no he podido olvidar, tengo esta malsana capacidad de estar solo y no sentirme tan solo, en lo contradictorio que puedo ser, querido lector te pido por favor puedas abrir un poco tu mente y me comprendas, no estoy enfermo mentalmente, estoy loco, decir que estoy enfermo suena a que existe una cura, de lo mío no hay vuelta atrás, Dios me hizo un hombre solitario pude leer en alguna parte en un libro o una película no puedo recordarlo.

Ahí, a unos treinta y cinco minutos de poder llegar a mi destino, pude recordar a Jennifer, esa mujer que me volvía loco, ella también hablaba mucho al igual que yo, y tenía una inclinación muy marcada por la lectura, los poemas y las cosas románticas, mas siempre se mostraba fría estoica ante la adversidad, era algo tan admirable como envidiable, y confuso a la vez pues no sabias de que manera tenias que proceder, no sabias a ciencia cierta si lo que tenias que hacer era abrazarla, besarla o por el contrario tomar tu distancia, sin duda fue una de las relaciones más interesantes que pude haber tenido, ella tenía la figura perfecta de atenea, era literalmente una diosa, una voz melódica y un cabello impresionante, y no solo era bella en el exterior, era cálida y amable adoraba a los niños y aunque cansada siempre tenía un último respiro para poder hacer reír a alguien, verla bailar era algo así como el éxtasis, las luces incluso, me arriesgo a decir, se movían a su compás y la naturaleza no sabía qué hacer cada vez que ella despertaba por las mañanas, pues hasta ella misma se sorprendía de lo perfecta que puede ser la creación, algo mágicamente impresionante, y yo su más fiel adorador, al igual que los feligreses, le rezaba todas las noches en búsqueda de la redención, fue la primer mujer con la que quise pasar el resto de mi vida, y es que en ella podía encontrar todas y cada una de las cualidades que mamá, preocupada porque yo tuviera una inclinación homosexual, quiso saber si alguien me llenaba el ojo, me contó de que es lo que debería de buscar en una mujer, y termino su disertación con las palabras "eres un buen hombre y mereces una buena mujer por favor, no te quedes solo en esta vida, busca alguien, si tu quieres, no que te quite tu preciada soledad, busca alguien con quien compartirla" y eso fue lo que hice y al mirarla, caramba, querido lector, puedo decir que sentí que no tenía que buscar nada mas, ahí estaba todo, una tormenta perfecta llena de todas las cosas que cualquier hombre pudo alguna vez haber deseado, fue impresionante mirarla, incluso hasta a Dios le he hablado de ella y no hizo más que sonreír tocar mi hombro y decir "lo sé, ella es extraordinaria" pero para variar no era para mí, eso realmente no lo reclamo, ella odiaba con todo su ser, y hasta la fecha creo que lo sigue haciendo, el alcoholismo, vaya que lo detesta con todo su ser, y del tabaquismo ni se diga, así que después de cinco años de penar por su amor, decidí dejarla en libertad, de mi y de mis malos hábitos de mi errática forma de querer.

Vaya, esos treinta y cinco minutos pasaron con una rapidez grande, y es que cuando se habla y piensa de los buenos recuerdos siempre es grato perder la medida del tiempo, las mejores cosas no tienen medición, cuantas veces has sonreído, has amado, has besado, has soñado, las mejores cosas de la vida así como no tiene medición no tienen precio. Al ir arribando a un paisaje lleno de color gente sonriente y niños corriendo tras de un perro que llevaba una pelota en su hocico, sentí la calidez del clima y su abrazo peculiar que incluso sientes que te roba un poco el aliento, y que una persona como yo debe de encender el aire acondicionado para sobrellevar al menos hasta que pueda encontrar algo para refrescar el alma, un café no vendría mal. Igual que volver a verla no estaría nada mal. Creo que el café es más necesario y más prudente y sobre todo, es más fácil que eso suceda a que ella volviera. Realmente no puedo reclamar nada, hasta cierto punto puedo justificar lo que todo mundo hace, nadie por lo general, hace las cosas sin motivos previos, ella simplemente estaba protegiendo su propia estabilidad o estaba en espera de un príncipe azul, sus expectativas son demasiado altas como para quedarse con un tipo como yo, que siempre tiene algo que decir siempre tiene algo que imaginar siempre esta mirando cual es la mejor manera de no hacer nada con su cabeza reburujada, siempre esta mirando todo a detalle para olvidarle unos cuantos minutos después, esta es la naturaleza que a mi se me había otorgado, en cambio a ella se le habían entregado las llaves de la educación de la castidad y de la moralidad alta, mientras que en mi espalda seguía cargando la subversión como compañero de vida, vamos, tengo que ser sincero, hasta su mismísima madre odiaba todo de mi, desde mi cabello hasta mi cerebro, no le tengo culpas impuestas a ninguna de ellas muy por el contrario le agradezco que se haya ido, me hizo el perfecto cero a la izquierda. 

más aún así, siento en lo profundo de mi corazón que merecía la oportunidad de cambiar, merecía que se confiara en que no soy un caso perdido, todos merecemos la oportunidad de probar que no somos lo mas deplorable de este mundo, si dios nos permite probarlo ¿porque los humanos nos juzgamos tan duro?

Un verano sin caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora