Veintiséis

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Chase.

No podía más, la extrañaba demasiado, me arme de valor y fui a su taller, el profesor dudo en dejarla salir pero logré convencerlo.

Cuando estábamos en el pasillo se sintió la tensión y nuestro silencio era muy incómodo. Comencé a hablar, le pedí perdón por estar molesto una semana entera, sus ojos comenzaron a cristalizarse fue horrible verla de esa manera, la abracé, me abrazo y me dijo que lo sentía, no tenía nada que perdonarle, ella debía a mí perdonarme, yo actúe como un loco celoso.

A tu lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora