Todo Puede Suceder|| Rubelangel

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Ahora ya pasaron más de 3 meses, estamos a fines de diciembre.

Sigo aferrado. ¿A qué? No estoy seguro.

Hoy en la escuela, durante la última hora de matemáticas, una nota circula por el aula. Tiene escrito Ruben Doblas+Miguel Angel Rogel dentro de un corazoncito.

Ruben y yo no le prestamos atención. La broma es vieja. Realmente no nos importa, ni siquiera cuando escuchamos risas mal disimuladas ni cuando las Sra. Cook intercepta la nota dentro del puño cerrado de Alejandro Bravo, en el frente del aula.

La profesora me pide que me quede después de clase. No se lo pide a Ruben por que da por sentado que el es gay, pues sus dos padres lo son. (Ruben no lo es). También me parece que cree que yo soy algún tipo de héroe por ser su amigo.

-Bueno, Miguel- dice. Tiene una mangas abullonadas muy extrañas, debajo de un júmper de corderoy -. Sé cómo te debes de sentir con lo que está pasando- Se rasca una mancha roja en el brazo-. Pero creo que estas bromas ya han durado demasiado

Tiene razón, pienso. Demasiado.

-Eres un buen chico que no se merece que le lances este tipo de...-ahora comienza a rascarse la barbilla- acusaciones- escupe saliva al pronunciar la palabra "acusaciones" y me pega en el rostro.-Sé que te debe molestar- afirma. Bueno, no es para tanto, pienso mientras me seco la cara.

- También debe de molestar a tus padres.

Supongo que sí, si lo supiera.

- Por lo tanto, si tu quieres, estoy dispuesta a llegar el fondo de la cuestión- levanta el papel y reconozco de inmediato la letra. No es necesario llegar al fondo de nada. -Samuel de Luque- señalo-. Es la letra de Samuel de Luque. Los ojos de la Sra. Cook se agrandan y las fosas de la nariz se le dilatan.

-Pero no diga nada- le ruego-. Por favor.

-Pero, Miguel, yo quiero...

-Yo se que usted quiere ayudar. Pero el padre de Samuel y mi padre...

-Son socios, lo sé- asiente comprensivamente.

-Exacto digo-digo-. Por lo cual trato de de mantener una relación pacífica.

-Pero, Miguel, la escuela tiene una política de tolerancia cero hacia el abuso y maltrato entre alumnos-

-Lo sé, lo sé-levanto la mano-. Pero no es realmente maltrato, Sra.Cook ¿Entiende?

Las mejillas de la profesora se inflan, imitando a sus mangas y luego suspira.

-si tu lo dices.

-Además- continúo-. Comenzaron las vacaciones de invierno. Cuando regresemos, ya nadie recordará esta nota humillante.

Asiente y después sonríe.

-Bueno, dile a tu familia que le deseo una feliz Navidad, ¿de acuerdo?.

-Por supuesto, Sra.Cook.

-¡Ah, y también a tus abuelos!.

- Lo haré- me pongo de pies y acomodo el pupitre.

-¿Los verás durante las vacaciones?¿A tus abuelos?

Me vuelvo otra vez y esbozo una amplia sonrisa.

-si, señora. No tenga la menor duda de que los saludaré en su nombre- respondo. La mochila se apoya ligera contra mi hombro, todos los libros quedaron guardados en el armario durante las vacaciones. Agito por última vez la mano a la Sra.Cook en señal de despedida, y me marcho.

Cuando salgo del aula, Ruben me está esperando en el corredor. Finjo no verlo y camino directo hacía él, empujándolo contra el bebedero.

-Ups, perdona-digo apretándome un poco más contra él antes de apartarme. Lo hago simplemente porque, en ese instante, puedo hacerlo.

-Ey, Ey, ¿a qué viene eso?- Me da un golpe en la parte de atrás del zapato, de modo que tengo que detenerme y enderezarme-. ¿Qué dijo la Cooka?¿Te preguntó acerca de la nota?

-Sí. Quería hacer algo al respecto. Le dije que estaba todo bien, que no había pasado nada.

-¿La escribió Samuel de Luque?

-Sí señor.

En el rostro de Ruben se dibuja una sonrisa.

-Miguel Angel Rogel-comenta-defendiendo a los bravucones desde el kínder.

-Como un campeón-doy un puñetazo al aire. Camino por el pasillo hacia la salida y pasamos por armarios oxidados y pilas de papeles inservibles-. Ruben, en unos nueve pasos, estaremos libres de la escuela por un tiempo. ¿Cómo te sientes?

-Me siento...- da un paso gigantesco hacia delante y se arrodilla en la pose de un corredor profesional-.¡Viva!-grita y sale disparado a toda velocidad a travéz de las puertas de la escuela secundaria Warmouth. Una vez que baja los escalones del frente, voltea y levanta el dedo del medio hacia la fachada del edificio. En realidad, los dos dedos del medio.

-¡Ruben!

-¡Se terminó la escuela, nena!