La Canción del Comienzo

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Antes de que el tiempo fuera concebido siquiera, había oscuridad. De esta oscuridad nació una criatura con cuernos, alas tan grandes como universos y escamas como el mismo vacío, con un nombre impronunciable. Ahora le conocemos como Owkym, Descendiente del Vacío.

Eones pasaron y otro ser nació de la soledad de Owkym. A diferencia de la otra criatura, sus escamas eran grises y su nombre era Ixtall, Portador de la Esperanza.

Juntos decidieron crear mundos y seres que les reconocieran. Es idea fue la que provocó el nacimiento de "La Primera Decepción"...

Sin ninguna experiencia, las dos criaturas hicieron tierras con sus colmillos y océanos con su sangre. El mundo que se creó era un canvas rojo con montañas blancas y cremas. Pronto, seres vivientes aparecieron: sus pieles eran secas y grises, tenían garras largas y afiladas con dientes que podían romper tanto piedras como metal... A estos seres les llamamos Los Sin Ojos por una muy buena razón. Ojos, eso era la única cosa que les faltaba y por ello fueron dotados de una audición tan aguda que podían oír la sangre siendo bombeada en los corazones de sus presas. Eran violentos e irracionales, incluso se atacaban entre ellos por ninguna razón.

Owkym e Ixtall vieron la imperfección en ellos, así que los descartaron.

Luego crearon otro mundo... Y a "La Segunda Decepción". Con el fin de evitar los mismos errores usaron otros materiales. Usaron sus salivas para crear océanos y sus garras como tierras; de ahí, los "Incoloros" nacieron.

A diferencia de los Sin Ojos, los Incoloros tenían varios colores de ojos y pieles blancas y tersas. Ellos no tenían garras o colmillos, pero eran increíblemente inteligentes. Owkym e Ixtall eran felices, pues sus creaciones eran "perfectas" a sus ojos; aunque eso pronto llegó a su final. Con el tiempo, los Incoloros cayeron en la banalidad de la vida; se volvieron perezosos y envidiosos de los que hacían cosas.

Por ello, los dos creadores vieron la imperfección y los descartaron también.

Enojados con sus dioses, los Sin Ojos y los Incoloros decidieron castigar a sus creadores cuando bajaran la guardia.

Esperaron y cuando ambos seres descansaban en el vasto plano donde vivían, atacaron.

Las garras y colmillos de los Sin Ojos cortaron y desprendieron, una a una, las escamas de Owkym. La sola imagen les recordaba aquellos días de adoración y, llenos de su característica ira, tiraron los restos de Owkym al vacío.

Por su parte, los Incoloros tomaron a Ixtall y le torturaron en las tierras que creo con sus propias garras hasta que el mismo tiempo les pareció una eternidad. Ellos le cortaron y abrieron; arrancaron sus alas y lengua haciendo caso omiso de sus lastimeros gritos... Las lágrimas de dolor de Ixtall cayeron por los bordes del mundo en una interminable corriente que inundó la mitad del vacío... Y un día, ambos murieron.

Llenos de arrepentimiento, los Incoloros juntaron las lágrimas de Ixtall y las escamas de Owkym, exterminando su propia raza, pero creando un nuevo mundo con el suyo y los restos de sus creadores. Las tierras eran sus escamas; las islas y montañas sus garras o dientes; los ríos y lagos fueron la saliva y, finalmente, los mares y océanos fueron hechos con lágrimas. Con tiempo nosotros nacimos... "La Esperanza del Vacío".

¿Y qué pasó con los Sin Ojos?

Nadie sabe con seguridad...

— ¿Y qué eran ellos, Ixtall y Owkym, abuela?

Bueno, ellos eran los Antiguos... Eran Dragones.

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