2 de Mayo de 2014

75 8 1
                                    

La atracción que sentía hacia Charlot iba aumentando cada vez más. No podía dejar de verla, a veces ni le ponía atención a lo que me decía por admirar qué buena persona había sido conmigo. Siempre había sido tan buena conmigo, nunca me hizo a un lado como las demás personas. Bueno, excepto Citlali.
Charlot siempre sonreía conmigo, siempre que me ponía a recordar a Citlali, ella me hacía olvidar todo y me hacía reír con sus idioteces.

Era viernes, lo recuerdo bien,
Había hablado con Charlot en clase de artes. Ella estaba en banda de guerra y tenía que reunirse con su grupo al toque de salida. Le insinue sin ser directo que ella me atraía, que era una chica genial y que cualquier chico desearía tener.
Habían tocado el timbre de salida y yo detuve a Charlot. Le pregunté si me acompañaba un momento. Ella dijo que sí. Caminamos e intenté concluir con la charla de la clase de artes. En un momento tuve que armarme de valor completamente para decir:

-Charlot, me gustas demasiado, desde hace tiempo que lo haces, ¿te gustaría ser mi novia?- se sonrojó en un instante.
-A ver, Emerson,-Dijo Rosa, que llegaba detrás de Charlot.- a Charlot le gustas también, ¿cómo lo sé? Ella me lo ha contado, pero eso no significa que es seguro que te diga que sí. Tal vez ella ahora está interesada en alguien más.- lo que dijo me hizo sentir un poco estúpido frente a Charlot.
-¡Rosa...!-dijo Charlot con voz quebrada por la vergüenza que sentía.
-¿Qué? Tarde o temprano se iba a enterar, ahora, hagamos esto: que Emerson cierre los ojos, si tú lo besas, es un lindo y caluroso "sí", si tú lo abofeteas, es un rotundo y frío "no".

Me gustó la idea de Rosa y al parecer a Charlot también. ¿Quién lo hubiera dicho? Rosa no había sido tan inoportuna como habíamos pensado.

-De acuerdo, Emer, cierra los ojos.- Me ordenó Charlot finalmente.

Pasaron unos cuantos segundos antes de que pudiera sentir sus labios sobre mi mejilla derecha. El tacto fue muy fugaz. Cuando abrí los ojos, Charlot y Rosa se alejaban por la acera del camino. *Mierda, es verdad, tenían que estar en Banda de Guerra*.

Todo era euforia en ese momento, caminaba a casa, contento por el "sí" personalizado de Charlot.
Cuando llegué a casa, quise recordar la fecha que era para que pudiera hacer memorable lo sucedido.

Así fue.

Cuando recordé la fecha, me di cuenta de que era 2 DE MAYO.
Me había olvidado por completo de que ese día era el cumpleaños de Citlali. ¿Cómo había sido posible? Tantos años celebré con ella su cumpleaños y esta vez me había olvidado por completo de él.
Pasaron las horas, llegó la noche, al fin decidí enviarle una felicitación por mensaje a Citlali.
Me di cuenta de que había visto el mensaje y un instante después estaba sobre mi teléfono la imagen en la que la estoy cargando sobre mis hombros a Citlali acompañado de varias vibraciones prolongadas.
No quise responder, no sabía qué decir, no sabía qué decirle a la persona que me había demostrado su afecto de muchas maneras. Ella insistía. No fue hasta que el celular vibró tres o cuatro veces cuando me decidí a responder su llamada.
Deslicé mi dedo hacia la derecha encima de la pantalla, puse el móvil sobre mi oreja...

-¡EMER! ¡NO PUEDO! no quiero estar sin ti, ya no quiero seguir estando sin contacto contigo, te extraño, extraño todas esas cosas que hacíamos juntos cuando éramos niños, te extraño a ti, a todo lo que te enseñé, todo lo que tú me enseñaste, ¡EXTRAÑO TODO!-Estaba llorando, podía escucharlo, sus palabras se cortaban muy seguido. No quería contestar, sus palabras me habían destruido una vez más.
Cuando al fin pude respirar y suspirar, dije:
-Oye, una disculpa, yo no quiero hacerte daño, tampoco puedo estar distante a ti, yo quiero seguir siendo ese confidente tuyo como antes,- mis palabras comenzaban a quebrarse debido a las lágrimas que caían de mis lagrimales hacia mis mejillas, mi nariz comenzaba a fluir y hacía un esfuerzo para no ser tan obvio -quiero seguir siendo tu amigo.
Ella contestó con tono moribundo: -Amigo... Sólo mi amigo.

Lo que escuché después fueron tres tonos agudos que ya reconocía;

Ella había colgado.

Espacio...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora