Capitulo 4: Sacrificio

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Holaaaa!Chicas(os) que leen esto, lo se me tarde una vida en subir este cap y lo siento pero Hey! ya esta.

Gracias a los que comentaron el cap anterior!

Psdta. Mukuro es SEXY!

KHR no me pertenece... ¿no les parece raro que Mukuro le diga a Tsuna¨poseere tu cuerpo¨ tantas veces en el manga? *suspicious*

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Tan... aburrido.

Mukuro no podía sentir mas que el cosquilleo del calor donde hace unos pocos minutos había estado el cuerpo de Tsunayoshi-kun, si bien ahora se encontraba en su propia habitación no podía dejar de pensar en lo que el menor había dicho hace algunas horas atrás.

¨...solo espera y quédate a mi lado, Muku-chan.¨

¿Qué significaban esas palabras? Si bien a un principio se dijo a si mismo que no eran nada, desde que dejo la habitación de Tsunayoshi no había dejado ni de pensar en esas palabras ni en el casto beso que el menor le dio.

El ilusionista soltó un suspiro pesado acomodándose aun mejor en el sofá de su habitación.

-¿Quién diría que me atarías de este modo a tu dedo meñique, Tsunayoshi-kun?

Era hasta casi hilarante el hecho de que odiase la mafia por tanto tiempo para que al final terminase no solo como uno de los guardianes del Capo de la Famiglia mas poderosa del bajo mundo sino que hubiese sido él quien al final acepto aquello con todo el gusto del mundo, es mas tenia el presentimiento de que si es que el ex-arcobaleno no estuviese tan entretenido con su lacayo personal ya se hubiese dado cuenta de lo que sentía por Tsunayoshi-kun.

¿Se debería alejar?

El ilusionista soltó una de sus típicas risas al sentir ese hincón profundo en su pecho, mas que hacerse un bien se haría un mal ya que el solo hecho de pensar en alejarse de su adorable Jefe le causaba un dolor prácticamente físico; por mas que se hiciese la misma pregunta millones de veces la respuesta seguiría siendo la misma de siempre, es mas, si había algo de lo que se encontraba total y absolutamente seguro era de que siempre estaría al lado del castaño sin importar que sucediera o sin importar con quien estuviera.

Mukuro se paso una mano por sus cabellos.

Era molesto.

Era frustrante.

Era doloroso.

Y era un maldito masoquista.

¿Si Tsunayoshi-kun no estaba con el payaso con quien estaría? Prefería no pensar en ello.

Pasaron varios minutos en los que Mukuro trato de recuperar algo del sueño perdido pero fue en vano ya que si no le invadían esos pensamientos sobre las palabras de Tsunayoshi-kun le invadía el pensamiento de ese beso que no pudo ni disfrutar y si es que no era ninguno de esos dos le invadía el pensamiento del cuerpo del castaño presionado sobre el suyo, estaba entrando en su limite.

Mukuro trato de volver a conciliar el sueño pero las alarmas de la mansión empezaron a sonar y por la constancia podía decir que eran intrusos, al menos tendría con que desquitarse parte de su frustración; su querida Nagi estaría en la planta baja pero nunca se tendría que preocupar demasiado por ella ya que era lo suficientemente fuerte para hacer papilla el cerebro de cualquiera, le había enseñado bien, lo único que verdaderamente le preocupaba era si Tsunayoshi-kun le dejaría jugar debidamente con la mente de algunos de los intrusos, lo mas seguro era que no lo hiciera pero valía la pena preguntar solo para ver su cara de alarma.

Por tu felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora