Forbidden - Harry Styles Fanfiction. ((EDITANDO ACTUALMENTE)) By backforbritish

Forbidden - Capítulo 3

Durante todo el camino a casa estuve dándole vueltas a la cabeza ¿Qué podía haber hecho yo para que Harry me tratase así? Es decir, jamás me he cruzado con él, ya que creo que si lo hubiera hecho, lo hubiera recordado a la perfección, ignorar a ese hombre me sería demasiado difícil. Entonces ¿Por qué? ¿Qué le pasa conmigo? ¿Por qué me odia tanto? Y ¿Por qué dice que le deje en paz y después me toca como si no quisiera verme marchar? Lo pude sentir, su dura caricia aún seguía caliente en mi blanca piel, aun podía imaginar la sensación de sus dedos clavándose en mi duramente y arrastrándose por mi ser hasta mi vientre, juro que pude vislumbrar en sus ojos un deseo, una desesperación... ¿Por no querer soltarme, quizás? No lo sé. Di un fuerte golpe a la parte superior del volante, estaba demasiado frustrada, enfadada y perdida.

Apreté con fuerza el volante para intentar relajarme y quitarme su maldito nombre de la cabeza. ¿Qué podía hacer? ¿Quedarme dándole vueltas al asunto? No, ya que si seguía pensando en él, me iba a volver loca. Así que viré mi coche hacia una carretera polvorienta, cual me llevaba a mi estudio, justo al lado del lago Doonen. Dejé mi coche en el aparcamiento del lago cual en realidad no era un verdadero aparcamiento, pero había cogido esa fama ya que todos aparcaban el coche en este descampado.

Decidí ir a un restaurante de comida rápida antes de ir al estudio, era la hora de comer y aunque apenas tenía hambre sabía que dejar de comer por eso era una estupidez. Empujé la puerta hacia adentro haciendo sonar la melodía de unas campanitas, el local estaba curiosamente vacío menos por dos mesas al fondo ocupadas por unos tíos mayores que yo, los cuales no me trasmitieron confianza. Seguí andando hasta la barra, obviando que tenía la mirada fija de casi todos ellos en mí, por el rabillo del ojo veía como cuchicheaban y se reían mirándome. La mayoría iban con camisetas oscuras y vaqueros con cadenas. Ahora me arrepentía de haber entrado.

-Siguiente por favor. –La voz de una chica alta detrás del mostrador me devolvió al mundo presente.

Avancé y ocupé el lugar detrás de la caja registradora.

-Hola, quería una coca cola y un sándwich de jamón y queso, por favor. -Intentaba mirar a la chica pero se me hacía realmente difícil.

-Serán dos con sesenta.

Rebusqué en mi bolso buscando la cartera, estaba muy intranquila pues aquellos hombres no me quitaban la vista de encima y empezaba a darles igual hablar de mi en voz alta, pues había escuchado lo bien que me sentaban los pantalones al parecer. Cuando saqué el dinero ella me miró, también se había percatado de la situación.

-No te preocupes. -Dijo en voz baja metiendo el dinero en la caja registradora. -Son los típicos cuarentones salidos, pero nunca hacen otra cosa que soltar esos comentarios.

La chica se dio la vuelta para ordenar el sándwich y para prepararme la bebida mientras que los hombres se levantaban y salían por la puerta haciendo un gran estruendo con sus carcajadas. Respiré hondo y me senté en la barra más tranquila, la verdad es que ahora mismo estaba paranoica con todo, tan solo me apetecía descansar.

-¿Que te había dicho? -La chica me sirvió el plato y la bebida con una sonrisa.

-Gracias.

Era muy amable, seguramente tendría mi edad o un par de años más y por su placa alojada en su polo gris del uniforme se llamaba Denis. Denis y yo éramos las dos únicas personas en el restaurante después de que los hombres se fuesen, lo que dejaba el local tranquilo y apacible.

-¿Por qué esta tan vacío? -Dije mordiendo el sándwich. -He venido varias veces y siempre ha estado lleno.

Denis dejó de limpiar una mesa atrás mía y me miró.