Capítulo 4: Salem

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Sono el despertador como cada mañana, y venciendo a un cansancio importante, Dani logró darse media vuelta en la cama y agarrar el móvil para apagar la alarma. Todo este proceso lo realizaba sin abrir un solo ojo, simplemente haciendo un mapa mental de su habitación y caminando por ella con total tranquilidad. Llegó al baño y encendió la luz, se acerco a lo que él adivinó que era la pica y se lavó la cara agarrando el agua que salía del grifo con las dos manos y estampándosela en la cara, como si fuera uno de esos payasos de circo que se tiran pasteles de nata. Entreabrió los ojos de la manera más indolora que pudo, pero una luz cegadora no le dejaba ver más allá de sus pestañas. Cuando por fin pudo acostumbrarse a la luz, abrió los ojos definitivamente y sé dispuso a ver la hora que marcaba el teléfono, simplemente para saber el tiempo que le había costado levantarse y lo que la adaptación implica, agarró el móvil llevándose una sorpresa, apenas le quedaban diez minutos para que pasara el autobús y aun ni siquiera se había cambiado de ropa ni había desayunado, se había despistado por completo. Se metió en unos pantalones pitillo tejanos, una camiseta granate, sus converse negras y su chaqueta tejana que le marcaba cada músculo de su cuerpo. Bajó corriendo las escaleras que daban a su salón y entró a la cocina a tomar un zumo de frutas. No había nadie en casa, debido a que sus padres entraban a trabajar muy temprano, a pesar de eso, siempre procuraban dejarle el desayuno preparado con una nota advirtiéndole de que no usara sus poderes y que confiaban en él. Salió de casa tan rápido como pudo y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en la parada del autobús.
Se podría acostumbrar perfectamente a esos viajes matutinos con Alex en el autobús contándose cosas mutuamente y haciendo buenas migas.
Ese día no habían clases, si no que se iban de colonias a un pueblo en Salem, debido a que las colonias tenían que tener un carácter educativo y el profesor de historia insistió en ir a ese sitio tan emblemático.
Al llegar, les estaba esperando un autobús escolar, de esos grandes dónde puede ir una clase entera de alumnos.
Angela le estaba esperando para ir juntos en el autobús y poder darse conversación el uno al otro. El autobús les debía llevar al aeropuerto que luego les conduciría a Salem, su destino.
Después de pasar todos los controles de seguridad y esperar el tiempo requerido en un aeropuerto, por fin embarcaron y sé sentaron dónde les correspondía. Por supuesto que podría haberse tele transportado sin más a Salem, pero no habría podido explicar cómo habría llegado tan rápido. Dani le tenía pánico a las alturas, tenía vértigo y justo le tocó el lado de la ventana, dónde se podía ver perfectamente en el aterrizaje, el despegue e incluso en el vuelo, la altitud a la que estaban, así que se limitó a intentar dormir, al menos la gran parte de las doce horas de vuelo que les esperaban por delante.
Mientras dormía tuvo un sueño un tanto extraño, el sueño se situaba en unas cuevas, dónde se podía respirar la humedad del aire, entraba en una especie de cueva separada de las demás y pronunciaba ls siguientes palabra: "Ostende mihi secretum".
Seguidamente se aparecía una bola de luz cegadora y se despertó. Sudando y alterado, se notaba los latidos del corazón en cada molécula de su ser, cada gota de sangre recorriendo sus venas y cada gota de sudor avanzando por su frente. Por suerte Angela estaba dormida, la mayoría de sus compañeros estaban dormidos, y nadie noto su desesperación.
Estuvo reflexionando sobre el sueño que había tenido, ¿Había sido un sueño sin más, o tendría relación con él y sus poderes?.
Recordó la pelea que había tenido con toda su familia por ese viaje, todos le habían dicho que no fuera, que no había necesidad de alterar las cosas, Dani no supo entender el significado de ésas palabras. La noche antes sus padres le dijeron que llevara mucho cuidado y que si algo pasaba que no dudará en ponerse en contacto con ellos y por último, le dijeron que si por algún casual el colgante brillaba, se alejará de todos y se escondiera hasta que dejará de brillar. Dani no entendió nada en su momento ni lo hacia ahora, pero supuso que si algo de eso pasaba sabría como ponerlo en práctica.
Su abuela le dijo que Salem es de donde procedían los poderes de la familia y que si era el ser del que la profecía hablaba iba a experimentar cosas allí que le harían cambiar su manera de percibir la magia.
Dani estaba completamente perdido, nadie le había contado nada de su pasado ni de lo que hablaba la profecía, simplemente sabía que había una profecía que hablaba de él, que decía que salvaría al mundo y que tenía que entrenarse para lograrlo. Obviamente Alejandro y Victoria no le habían contado la verdad a su hijo para que no recayera tal responsabilidad en él.
Durmió las horas restantes de vuelo y parte de las otras dos horas que iban desde el aeropuerto hasta la casa de colonias del pueblo en Salem.
El pueblo no era gran cosa, pero estaba muy bien, era muy verde y habían muchas vacas entre los muchos animales que habían. Al llegar, los profesores repartieron a los alumnos en casas en la que como mucho habían dos habitaciones con una litera cada uno y un cuarto de baño para la higiene. Apenas había cobertura por no decir que era nula y no había ningún aparato electrónico, ni un televisor, ni un ventilador, ni nada que implicara una conexión constante a la luz.
Dani deseó con todas sus fuerzas que le tocará con su amiga, pero lo que anunció la profesora le destruyó toda esperanza, los chicos y las chicas debían estar separados.
En esos momentos sintió que el mundo se le venia encima, iba a tener que estar una semana durmiendo con un chico de su clase, todos eran unos idiotas, solo les importaba a quien se iban a ligar ese día y que se iban a fumar por la noche, esa era otra, iba a tener que dormir intoxicado, confinado en la habitación con las ventanas cerradas por el frío descomunal que hacia en el pueblo y tragándose el humo de los cigarrillos de su compañero de habitación. Lo que pensaba que iba a ser una excursión para hacer amigos, conocer a gente y pasárselo bien iba a ser un infierno. Pero todos esos pensamientos se disiparon cuando la profesora anunció las parejas, Angela y él iban a estar en la misma casa, aunque en habitaciones diferentes, pero tenia pensado escaparse por las noches de su habitación e irse a dormir con Angela, aunque fuera en el suelo con un saco de dormir, aunque fuera para no soportar al imbécil que le tocara. Como si lo estuviera pidiendo él mismo, la profesora anunció las parejas de habitación y con él dormiría Alex, su nuevo amigo. Exhaló como si se quitara un peso de encima y le sonrió a Alex que estaba de pie al otro lado del cumulo de gente con maletas, riéndose con sus amigos de forma exagerada, pero con esa sonrisa tan bonita que hacia que mostrara sus colmillos afilados como si de un vampiro de tratase. Dani era gay, homosexual, como queráis llamarlo, no es algo que fuera contando a gritos, porqué ya tuvo suficiente en primaria cuando se metían con él por tener gustos distintos a los demás, simplemente porque a otra persona no le gustara lo mismo que a él. Nunca entendería como por la orientación sexual de alguien los niños fueron capaces de meterle en un contenedor de basura o encerarle en una tienda una noche entera o romperle las gafas que Dani solía usar de pequeño hasta que fue los suficiente listo como para arreglarse su miopía con la magia. Cuando descubrió la magia ya nadie se metió con él, ni por llevar gafas ni porque le gustaran los chicos, porqué hacia cosas para molestarles pero de manera que parecieran accidentes, como que estuvieran andando y se abriera una taquilla de repente y les diera en la casa, o que se les cayera la rama de un árbol en la cabeza y les saliera un chichón del tamaño de un huevo. Así que simplemente estaban tan ocupados en esconder los desperfectos físicos que tenían para que nadie se riera de ellos, que se olvidaban de reírse de Dani.

Como un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora