Era el primer día de Bachillerato para Alex, le cansaba tener que levantarse siempre a la misma hora para hacer lo mismo los días de clase, así que decidió salir de casa preparado y tomar el bus, como había tenido que hacer toda su etapa escolar porqué sus padres trabajaban casi todo el día y apenas tenían tiempo sobrante que dedicarle.
Tomo el mismo bus que siempre, saludó al mismo conductor de cada día que ya conocía desde hacía tiempo y se sentó en un asiento pegado a la ventana en el fondo del vehículo.
Se puso a escuchar música en su móvil mientras miraba un punto fijo en la nada y las gotas de lluvia chocaban contra el cristal empañando y formaban un riachuelo hasta morir en el margen de la ventana.
No le gustaba la idea de empezar el Bachillerato, y más aún después de haber estado tres meses de verano si haber hecho absolutamente nada, pero por otro lado, la idea de ver de nuevo a sus colegas de toda la vida le producía una satisfacción que no sabría decir de donde le venia. Podría presumir con ellos de todas las chicas que se había ligado y todas las chicas con las que había intimado,porque si, Alex era el típico malote de instituto, con el que todas las chicas quieren salir y con el que todos los chicos quieren pasar su tiempo, a pesar de eso Alex no era mal estudiante, simplemente se aburría de escuchar cosas que ya sabía.
A mitad del trayecto mientras estaba sumergido en sus pensamientos, un chico de más o menos su edad se atrevió a sentarse a su lado, no sin antes quedárselo mirando de arriba a abajo, como examinándolo exhaustivamente. No le quiso dar la atención que parecía que el chico le estaba reclamando, se limitó a mirar el reflejo del chico a través del cristal para no darle el gusto de mirarle que parecía que estaba buscando. Era un chico bastante alto, tal vez un poco más bajito que él, pero eran unos centímetros inapreciables, vestía con unos pantalones pitillos negros rajados por las rodillas, una camiseta granate y una chaqueta tejana que se ajustaba a su esculpido cuerpo, por último, pudo ver un colgante cilíndrico hexagonal acabado en punta de color violeta que colgaba de su cuello unido por una cadena que parecía ser de oro. No pudo ver su rostro a través del cristal empañado que se había quedado tras la corta lluvia que había azotado la ciudad, pero si que pudo distinguir su pelo castaño recogido en un perfecto tupé que recogía cada uno de sus pelos a excepción de un mechón rebelde colgando en medio de su frente, sus ojos no se diferenciaban del color de su pelo, eran unos ojos marrones cómo el chocolate por lo que pudo ver a través del cristal.
Llegó el final del trayecto y se bajó tras el chico que le había acompañado. Al llegar a la puerta del instituto vio a sus amigos que le vinieron a saludar nada más verle y alrededor grupos de niñas que estaban esperando a que abrieran las puertas mientras hablaban por lo bajo y se reían mirando y señalando a Alex.
Tras estar hablando un rato, sus amigos se dieron cuenta de la presencia de un niño plantado frente a la gigante puerta y que la miraba como si se le fuera a caer encima.
Roberto, un amigo suyo, se percató antes que nadie.
- Alex mira -dijo señalando al niño- vaya pringado, mírale, parece que se le vaya a comer el bicho gigante escondido tras la puerta -alegó riendo exageradamente-. Ese es un marica -dijo despectivamente intentado quedar bien con su amigo-.
- Oye Alex, te reto a que enamores al chico, verás que rápido caerá ese marica a tus pies- respondió uno de los muchos chicos que le rodeaba observándole con admiración-.
Alex aceptó el reto solo para quedar bien con sus amigos y conservar esa reputación de chico malo que había adquirido a lo largo de los años.Sonó el timbre y se dispuso a sentarse en su pupitre cuando vio a su presa, el chico del autobús, se sentó y se dispuso a poner en marcha su plan. Se presentó e intentó que el chico le tomara confianza, y efectivamente, como todos, cayó a sus pies, después del instituto hicieron juntos el trayecto y tuvo que soportarlo hasta que se separaron para dirigirse a sus respectivas casas, y cuando ya estaba apunto a entrar, se dio cuenta de que desgraciadamente, el chico vivía enfrente suyo.
Se tumbó en la cama con el torso musculoso al descubierto y vistiendo unos simples pantalones de pijama de una tela muy fina. Tomo su móvil y estuvo hablando con sus amigos, sobre el plan que iban a realizar, hubo
diversas propuestas: dejarle a oscuras una noche solo en el instituto, pero era poca cosa para ellos; otro chico propuso llevarlo al medio de un lago y tirarlo allí mismo, pero dedujeron que el chico sabría nadar; finalmente un amigo de Alex propuso un beso, que se le acercara como si fuera a besarle y antes de que ocurriera le lanzarían leche, huevos, excremento de vaca y harina y hacerle ir andando hasta su casa; esa fue la idea que finalmente convenció a Alex.
Se quedó la noche pensando en el pobre destino que le esperaba al chico, pero se lo merecía, por pringado, y porque a alguien le tendría que tocar para que su reputación se mantuviera en el tiempo.
Nunca había sido así, de bien pequeño había tenido que llevar gafas y aparatos, y todos los niños se metían con él, solo tuvo un amigo y ese amigo le acabó abandonando de la manera más traumática posible. Un día, al igual que siempre, mientras paseaban por los pasillos del colegio, iba riendo con su amigo y hablando sobre el último cómic de sus superhéroes favoritos, en el colegio no estaba bien visto esa faceta de friki de Alex, y el niño que siempre le pegaba para que le diera la comida para el almuerzo, lo paró en su camino a su clase, él al verle al lado de su amigo les encasillo con el termino de maricones, cosa que provocó la risa de todos los que estaban allí presentes, su amigo, Eduardo, al verse acorralado y acosado de esa manera, en vez de permanecer al lado de Alex y afrontar la situación juntos, decidió insultar a Alex de la manera más cruel posible. Le dijo que no se le volviera a acercar, que le había dicho una y otra vez que no quería nada con él y le amenazó diciendo que si se le volvía a acercar le destrozaría la cara. Esas palabras impactaron en Alex cual bomba atómica, Eduardo había sido el único amigo que había tenido tras sus múltiples amigos invisibles que tanto había preocupado a sus profesoras. En ese momento, llegó llorando a casa, pero nadie estaba allí para consolarle, ningún hombro en el que llorar, así que se limitó a sentarse en su cama y desplomarse sintiendo que su mundo se había caído a sus pies, y entre sollozo y sollozo descontrolado llegó a una conclusión: o pisas o eres pisado. Desde entonces decidió cambiar toda su vida, tiró todos los cómics que tenia, rompió sus gafas contra la pared y decidió empezar a usar lentillas y se cuidó los dientes hasta que le quitaron los aparatos, finalizó ese curso con muy buenas notas, y el curso siguiente empezó las clases en otro instituto en el que no le conocía nadie, se rompió las mangas del chaleco antes de entrar, se engominó un tupé y empezó en esa nueva escuela haciendo miles de amigos donde todo el mundo quería estar a su lado y pasar tiempo junto a él. Así que aprendió a defenderse y atacar, si alguien se metía con el se le quitaban las ganas de hacerlo, se volvía agresivo y les dejaba con heridas profundas. Se inscribió en un gimnasio y convirtió su cuerpo débil en un cuerpo esculpido que muchos envidiaban.
Su vida amorosa había sido complicada, había salido con miles de chicas de las cuales no podía recordar el nombre. Nunca había estado con una chica más de tres meses, simplemente quería pasar el tiempo con ellas, besarse con ellas hasta quedarse sin aliento y hacerlas gritar de placer, simplemente por eso, por placer, sin ningún sentimiento de por medio.
Las chicas se ilusionaban y se encaprichaban de sus ojazos azules, pero él no sentía nada por ellas, el solo las veía como pasatiempos, como una manera de descargarse. En conclusión, Alex era un completo idiota, pero todo eso lo hacía por una cosa, porqué nadie más se metería con él, no dejaría que lo que le pasó en la infancia le volviera a pasar de nuevo. Enamoraría al chico hasta que no pudiera vivir un segundo sin él y cuando no pudiera estar más enamorado, le destruiría, lo rompería en mil pedazos y le haría experimentar el dolor que él sintió, la traición y la maldad de las personas, y todo el mundo lo vería y no se les ocurriría meterse con él de nuevo, no dejaría que nadie más le volviese a hacer daño, y si para eso tenia que herir a alguien, no lo pensaría dos veces............................................................
Holaaa, bueno os quiero agradecer que leáis esta historia (los pocos que lo hacéis), si queréis dejar un comentario o pregunta estaré encantado de contestarla.
Este capítulo a sido más corto, me disculpó, pero apenas he tenido tiempo, me quiero disculpar también por no haber subido nada en tanto tiempo, pero como he dicho antes, apenas he tenido tiempo porqué estoy de exámenes.
Intentaré subir más a menudo aunque lo veo poco probable debido a que tengo todos los exámenes finales a la vuelta de la esquina.
Tengo muchas ideas preparadas para esta historia que espero que os gusten.
Discúlpenme si hay alguna falta de ortografía y deseo que les haya gustado.
Mil gracias 😊😘
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Como un dios
FantasíaLa humanidad no nació de la nada. Los científicos lo atribuyen al "Big Bang" , simplemente algo explotó y surgió vida. En realidad algo mucho más grande nació ese día, algo que va más allá de lo que todos conocemos y de lo que todos podamos llegar...