Madrugada

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Sobre la mesa estaban todas las fotografías que Lexa tenía de Cat. En la mayoría de las mismas también salía Costia. Todos podían ver en el rostro de la detective el dolor que todo esto le estaba provocando.

Clarke continuaba con su interrogatorio. Hacia horas que había entrado en modo fiscal.

-Entonces sólo tenias el número de teléfono móvil que nos has dado ¿cierto? – Lexa por enésima vez asentía- pero algo más me tienes que poder decir – Clarke paseaba nerviosa por la habitación. Hacia horas que habían llamado al número que la detective tenía pero al otro lado había salto una maquinita para decir que dicho número no existía.

-Cariño, te os he facilitado el teléfono, la dirección, el lugar de trabajo, el nombre y apellido ¿qué más se supone que te tengo que decir?

-Joder, pues lo que nos has dado no ha servido para mucho. El teléfono no existe, dejó de vivir en esa dirección hace un año, y ya no trabaja en el mismo sitio- Lexa se acercó hasta su chica y le tomó de las manos.

-La encontraremos. Mañana seguro que tenemos su nueva dirección – Clarke la miró, su mirada era una súplica- incluso diría que en unas pocas horas tendremos noticias de Nyko.

Nyko recorría la ciudad en busca de algún dato nuevo. Lo único que quería era poder llevarle a Clarke una dirección. Y quería hacerlo no por lo que todo el mundo pensaba, quería entregarle una dirección porque con ello podría marcharse. Hace años que se siente en la obligación de devolver un favor y ahora siente que puede rozarlo con los dedos. Un nombre, un teléfono, una dirección y podrá volver a ser el sociópata que siempre fue. Podrá alejarse de la gente, podrá volver a estar encerrado en su propia existencia, sin tener que intentar encajar en un grupo de gente.

Tras asegurarse que Clarke estaba profundamente dormida, Lexa salió de la casa. Necesitaba caminar, necesitaba poner en orden todos sus sentimientos. Sabía de la imperiosa necesidad que su chica tenía por encontrar a su hermana. Pero ese encuentro podía significar su recaída a los infiernos. Necesitaba prepararse porque estaba segura que el encuentro con Cat no sería amistoso, y presentía que no sólo sería duro para ella. Clarke necesitaba tener frente a ella a su hermana, pero tal vez Cat sintiese rechazo hacia la fiscal. A fin de cuentas, sólo ella sabía lo que le habrían contado sus padres adoptivos.

El sonido de su móvil la sacó de sus pensamientos. Terminaba de llegarle un mensaje. Se extrañó al ver el remitente. Nyko la citaba en un bar. Lo raro es que la citaba a ella. Aquello le sonaba muy raro. Y le hacía plantearse que lo descubierto por él no les iba a terminar de gustar.

Amanecía cuando Lexa abría la puerta de su casa. Soltaba las llaves y el bolso y se dejaba caer sobre el sofá. Escondía la cara entre las manos al tiempo que comenzaba a dejar salir todo lo que desde hacia unas horas le estaba consumiendo.

-Al fin en casa, ¿se puede saber dónde te has metido? – Lexa intentó que su respiración volviese a ser normal- Te he llamado durante horas. Me desperté y no estabas, salí de la cama y te busqué por toda la casa, pero no estabas en ningún lado. Llamé a tu móvil, y durante horas me ha estado saltando el buzón de voz. ¿Te imaginas lo que se me ha estado pasando por la cabeza? He llamado a los chicos, nadie sabía nada de ti. He llamado a la comisaría, a los hospitales... Y cuando al fin regresas a casa, en lugar de entrar a ver si continuaba dormida decides quedarte en el salón- Sintió como Clarke le retiraba las manos y luego su cabeza se giró debido a la bofetada que la rubia le había dado- ¿Se puede saber qué te pasa? –Lexa se puso en pie. Recogió el bolso y se acercó hasta la puerta principal- Ni se te ocurra salir- La detective abrió la puerta – Lexa, por favor... - El sonido de la puerta cerrándose hizo que la fiscal rompiese a llorar. Había pasado horas pensando en las cosas que le podrían haber pasado a su novia. No había sabido explicarse, había sonado demasiado dura y ahora volvía a quedarse sola. Al menos sabía que no le había sucedido nada.

Nyko estaba sentado en las escaleras del almacén abandonado al que él llamaba casa. Reconoció el sonido del motor. Sacó un cigarrillo y lo encendió - ¿Traes cervezas? – Preguntó cuando la moto quedó en silencio- Pues será un amanecer de vodka, entonces. No sabes qué hacer – La persona dejó el casco sobre el sillín de la moto y se acercó hasta él- Siéntate, en estos escalones hay sitio para los dos.

-¿Estás seguro?- Nyko sacó el paquete de tabaco y le ofreció a su acompañante.

-Te lo repetiré por enésima vez. Sí estoy seguro. No, no me he equivocado. Sí lo he visto con mis propios ojos. No, no sé cuál es la mejor manera de decírselo – Le tendía la botella.

-Gracias – Daba un gran trago haciendo que la tos rompiese el alba -¡Dios!

-Recién traído de Rusia- Reía al comprobar cómo su acompañante no podía dejar de toser- Es fácil de explicar. Sólo debes decirle que su hermana fue robada por uno de los mayores mafiosos de la ciudad para tener contenta a la esposa de su brazo ejecutor. Brazo ejecutor que con el tiempo fue el mismo que mató a tu esposa. Porque tú osaste meter en la cárcel a su jefe que resultó ser el mismo que años antes había roto a la familia Griffin. Es gracioso, como vuestras vidas estaban unidas desde el principio.

-Estás loco. No puedo presentarme en casa y decirle todo eso – Nyko volvía a beber.

-Cierto, debes decirle también, que su hermana cree que su madre y su hermana están muertas y que su padre no la quería y por eso no la fue a buscar.

-Estás loco. Es tu amiga ¿no sientes el dolor que le vamos a provocar? – Nyko se encogió de hombros.

-Piensa mejor en que le vamos a traer a su hermana de vuelta y viva. Eso debería de ser suficiente para mitigar el dolor. De todas formas, el dolor deberías ser capaz de hacérselo olvidar tú, a fin de cuentas es tu novia. Lexa- Ella se giró al escucharle – ambas compartís fantasmas. Deberéis aprender a luchar contra ellos juntas.

The BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora