Capitulo 3

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Faltando casi unos 10 minutos para llegar a casa, recordé que hace una semana cuando iba corriendo hacia la parada del autobús vi llegar un camión de mudanzas, debieron comprar la casa de al lado, qué bueno que los Sanders encontraran un comprador para la casa aunque es una pena que tengan que irse.

Los Sanders habían vivido al lado desde que tengo memoria, eran como unos tíos para mi ya que fueron los amigos de mis padres "vecinos desde la secundaria y hermanos de por vida" su típica frace de amistad. Tuvieron una bebé llamada Adryn, para entonces yo tenía 12 años así que me convertí en la mejor opción de niñera por ser TAN cercanos , hago especial énfasis  en esto, literalmente viviamos a cinco metros de tocar la puerta. 

La pequeña Adryn ya tenía cinco años, recuerdo que cuando se fueron ella me abrazó y preguntó si me podía meter en la maleta de viaje porque no quería perder a su amiga de juegos; es tan dulce. Pero bueno, ¿Quiénes serían los nuevos vecinos? Tal vez sea el payaso de Mitch, descubrí que se mudarían, sería un tormento pero traería algo bueno, que por desgracia era el hermano de Maia, mi mejor amiga. Tenerla de vecina suena genial, pero lo descarté de inmediato porque si fuera ella sería raro ya que ni siquiera había visto a los nuevos vecinos desde su llegada empezaba a sospechar que eran ocultistas o algo así; aunque mis padres ya habían ido a cenar con ellos, me invitaron pero no quise ir ese día estaba cansada y lo único que hice fue tomar una ducha y dormir.

Mis padres decían que los Hammerson eran muy divertidos y amables, y que debería ir a darles la bienvenida pero no había tenido la oportunidad; tal vez debería ir ahora... pero después de una zuculenta y sensual malteada de ¡Chuculate!

Cuando llegué a mi habitación arrojé la mochila al escritorio, ésta se abrió y mis cosas cayeron por todo el suelo, solté un largo suspiro y me acerqué a recogerlas algo llamó mi atención, mi libro cayó al suelo, y advertí un mensaje escrito en ésa página, tan solo tres palabras que al verlas hicieron que cada célula de mi cuerpo estallara de ira:"Jason, 957635440 llámame nena", maldito idiota ¿Es que acaso se le acabó de quemar la última neurona que poseía?Por mera inercia marqué el número, en el segundo timbre me contestó con un tono serio que jamás pensé que tuviera, un leve escalofrío y miedo me recorrió  intensamente la espalda pero no lo podía dejar que se saliera con la suya, nuevamente el fuego de la ira se volvió a encender dentro de mí, no me pude contener y le grité:

-¡Tú, idiota!¿Qué le hiciste a mi libro?-las palabras brotaron incontenibles.

-Te a tomado mucho tiempo llegar a mi,¿no lo crees?- mi indignación crece a cada segundo que paso hablando con él.

-¿Cómo pudiste hacer eso?Era una primera edición lo que rayaste- necesitaba algo de cafeína esto me estaba estresando demasiado, tomé un gorro cerré de un portazo la habitación, me dirigí hasta la entrada y abrí la pesada puerta queriendo sentir el viento gélido sobre mi piel. No podía parar de gritarle, era tan egocéntrico.

-Oye, déja de gritarme como una loca y no...-una pausa inesperada empezó a asustarme- ...creo que te estoy viendo.


Así que eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora