-SABES que lisa se enfadara cuando se entere de que has marchado de su casa - Isabella dejó la maleta mediana de Scarlets en el centro de la pequeña habitación y se giró con las cejas arqueadas hacia su prima-. Y a mí me habría encantado...
-Ya lo sé. Y... gracias, pero me habría sentido como una intrusa.
Era la mañana siguiente, temprano. Máx las había llevado allí, las había ayudado a descargar el equipaje de Scarlett y después se había marchado.
La historia de amor entre su prima Isabella y el príncipe era como un cuento de hadas. Scarlett contuvo una sonrisa y se preguntó cómo podía estar tan contenta sabiendo que la esperaba otro día en el restaurante con Lorenzo a su alrededor, haciéndole sentirse incómoda y atraída por él al mismo tiempo.
No era culpa de Lorenzo, para ser justo. Pero estar en contacto con él era más difícil de lo que Scarlett había pensado.
-No es mi madre quién debe decidir dónde me quedo mientras trabajo en Rosa - de todos modos, Lisa no estaba en Monta Correnti en esos momentos-. Aunque le agradezco que me haya invitado a quedarme en su casa, prefiero quedarme aquí -añadió, mirando a su alrededor.
Era una habitación sencilla, con sofá cama y una pequeña mesa con dos sillas, una cocina americana y un baño en el que había una lavadora.
Su apartamento de Melbourne había sido mucho más espacioso, y la casa de su madre, mucho más. Aquél se encontraba en la casa de una mujer viuda, estaba limpio y era cómodo. Suficiente mientras estaba en Italia. Y, cuando terminase de trabajar, tendría algo de privacidad. Scarlett quería retomar el contacto con su familia, pero también necesitaba estar sola.
-A veces, necesito tener mi propio espacio, Izzie. Y de todos modos, cuando mi madre vuelva ya iré por la mitad de mi estancia aquí.
Ojos que no ven...
-¿Corazón que no siente? -Isabella sacudió la cabeza -.
¿Ya se te ha olvidado lo que significa formar parte de una gran familia, con todas las tensiones que eso conlleva? Sé que tienes a tu padre y a sus familiares en Aunstralia, pero
¿te has olvidado de cómo puede ser tu madre cuando se disgusta? No tardará en enterarse de esto.
-Lo sé, y no lo he olvidado. Mi madre no ha hablado con padre, ni siquiera por teléfono, desde que cumplí dieciocho años, pero recuerdo algunas llamadas de antes. Ella no hacía más que gritar y mi padre siempre parecía desesperado después de hablar con ella.
Cuando, con doce años, había decidido que quería ir a Australia con su padre, éste se había esforzado por darle un buen hogar. Scarlett había tardado un tiempo en querer a Brad Gibson, y lo había pasado mal, pero habían conseguido acercarse y su padre era un buen hombre.
-Este apartamento es perfecto, Izzie - continuó, haciendo un gesto que abarcaba la estancia-. Está a menos cinco minutos andando de Rosa se acercó a la ventana-. Incluso se puede ver desde aquí. Ahí,
¿nos vamos?
Tengo que trabajar. Ya deshare la maleta esta noche.
Scarlett tomó su ordenador y su bolso. Se puso las gafas de sol y, con los ojos cubiertos, se sintió algo mejor.
-Tengo que hacer un recado antes de ir al restaurante - le dijo su prima-. Es una foto mía, enmarcada.
-¿para dársela a tu príncipe cuando lo veas luego? - bromeó Scarlett, sonriendo al ver que su prima se ruborizaba.
-Hablando de fotos, Jackie ha hecho un montón de su hijas, deberías...
-Ahora no tengo tiempo de ver fotografías - respondió ella sin pensarlo.
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Cinco Años Después
De TodoScarlett había vuelto a Italia para levantar Rosa, el restaurante de su tío, y se quedó sorprendida al ver que iba a ser jefe del hombre al que una vez había amado y perdido. Nada más oír el familiar repiqueteo de unos tacones en el suelo de piedra...