La Vida Es Corta [+18]

Elevadores

Las palabras de Aiden me causan temblor y lo veo salir, me ha robado más allá del aliento. El tacto de sus largos dedos sobre mi piel me desarma y al cerrar la puerta sé que esto está mal. Corro a la ducha y decido que debo verme impresionante, si voy a ver al cabron ahí quiero que vea lo que dejo ir, porque sé que debo separarme de él. Después de una ducha exprés me pongo mí más reciente vestido color cereza y mis tacones altos. Lleve mi maquillaje al mínimo y me mire gustosa en el espejo. Vi mi reflejo y extrañe a la mujer que estaba ahí. ¿Había ido a alguna parte? ¿Dónde la deje? Tal vez me reprimí bajo este matrimonio. Escuche la puerta y sabía que era el todo mi cuerpo lo sabía, ajuste mi vestido y me sonreí a mí misma. No sería ella nunca más.

Abro la puerta y Aiden está parado frente a mí con un hermoso traje de tres piezas, está más sexy que nunca, mis labios se quedan secos y lucho por no reprimir un gemido.

-Estas impresiónate Emma- susurra

Muerdo mi labio y sonrió ligeramente

-Gracias señor Black usted también esta impresiónate.

Caminamos juntos por el pasillo y diablos siento eso que Neally siempre decía... la maldita tensión sexual está aquí y no planea irse.

-Aun puedes irte Emma. – susurra Aiden entrando al elevador.

-Estaré bien prometo no causarle ningún problema señor Black.

El elevador pito indicando para salir y antes de salir Aiden toma mis muñecas con fuerza y me tira hacia el.

-Esto no se trata del trabajo Emma, se trata del daño que puede causarte al verlo- su voz suena frustrada

Aiden aprieta fuerte mis muñecas y siento su respiración cada vez más cerca. Me falla la respiración y deseo que bese maldita se.

-¿Por qué te importaría a ti el daño? – logro susurrar

-No quiero que nadie te lastime Emma quiero...

No puede terminar me abalanzo a sus labios deseosa de probarlos, Aiden abre su boca y gimo del placer. Todo es tan rápido y me doy cuenta que tengo a Aiden sobre mí, rápidamente me eleva recargándome en la pared abriéndome de piernas, enredo mis piernas a su alrededor el sabor de sus labios es el puro néctar. Y quiero más maldita sea deseo que este hombre entre dentro de mí y dudosamente lo dejaría salir. El elevador comienza a pitar... la maldita alarma se ha encendido se abre rápido y acomodo mi vestido, Aiden abre los ojos asombrado y después me mira a mí. Ahí está, Caleb besando a su maldita secretaria.