Caos

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Enjorlas POV

Esta chica me estaba volviendo loco. Se pasaba todo el día gritandome a causa de mi opinión sobre las mujeres,¡pero que iba a hacer yo! Las mujeres son así, lo mires como lo mires. Cuando me quise dar cuenta, Grantaire había salido detrás de la chica y Courfeyrac me miraba desde la puerta impasible.
-¿De verdad piensas eso, Enjolras?-dijo.
-Yo- intente explicarme.
-Dejalo, da igual- me cortó para desaparecer por la puerta.
Giré sobre mis talones y me encontré a los demás chicos de Les Amis mirandome con no muy buena cara.
-Te has sobrepasado esta vez. No era necesario que dijeses eso de Grantaire y Courfeyrac, son personas geniales y nuestros amigos- dijo Jehan.
-Además no deberías haber tratado así a Camille, nos cae bien a todos y es muy inteligente- continuó Feuilly.
-Deberías cambiar tu impresión acerca de las mujeres, o por lo menos de Cam- continuó Combeferre.
-No voy a cambiar de idea sobre esa burguesita caprichosa.
-¡Pero si ni siquiera la conoces!- dijo Ferre.
-¿Y vosotros si? Además, ¿que tiene de especial para que os preocupeis todos tanto? Es una chica más- me defendí.
-Ella no es una más- habló Jehan.- Sus padres no la han dejado salir de casa para que no se junte con el pueblo, ni siquiera para estudiar. Pero aun así se escapa, y ha estudiado por su cuenta.
-Si ha estudiado sola no será demasiado erudita-dije.
-Latín-dijo Marius en un tono inaudible desde la otra parte de la habitación.
-¿Qué?
-Que sabe latín- continuó- y matemáticas,derecho, algo de medicina, y estudia física y química en sus ratos libres, a parte de luchar contra la opresión monarcal- dijo irónicamente.
Estaba intentando asimilar toda la información en mi mente mientras pensaba groserías a causa del enfado. ¿Es posible que la hubiese juzgado mal? No, Enjolras, olvida eso. Llevas años luchando y planeando esto por tu patria, y no se va a fastidiar todo esto por culpa de una chica. Pero ¿ y si los demás tenían razón?.
Su mente ahora era un caos, asi que decidió ir a dar una vuelta.
Estaba anocheciendo, asi que decidió ir a su casa. Al atravesar la casa vio a Grantaire muy preocupado.
-¿Que te ocurre? Si es por lo de antes quie...
-No es eso, es por Cam. No la encuentro- dijo- Ayúdame a buscarla, por favor.
Comenzamos a correr a través de las calles de París, sorteando a la poca gente que quedaba fuera de sus casas. Pasamos junto a un callejón cuando escuchamos unas voces.
-Callate chica, será divertido- dijo un hombre.
-¡Te he dicho que me sueltes!- dijo una voz femenina.
-Es ella- dijo Grantaire afligido- Tenemos que ayudarla.
-Espera un momento- dije.
Nos acercamos cautelosamente cuando de repente, la chica sacó una navaja y realizó un rápido y leve corte en la mejilla del hombre que la sujetaba, para después hacerle caer al suelo. Se giró hacia el otro y le propinó un puñetazo en la cara, dejándole inconsciente.
-¡Camille!- gritó Grantaire, quien corría para abrazarla.
-Sh, tranquilo, estoy bien- le tranquilizó ella sonriendo.
-¿Cómo has he...-me cortó.
-Te dije que no era como las demás burguesitas, ricitos de oro.
La miré con curiosidad, pero manteniendo mi semblante serio.
-Aprendí defensa personal de pequeña, y a manejar armas- abrí los ojos asombrado- Me resultaban demasiado aburridos los bailes, asi que un criado de mis padres me enseñaba durante las fiestas.
-Igual te juzgué mal...- susurré.
-¿Cómo?¿Monsieur Ricitos de oro se esta disculpando?-dijo.
-Yo no he dicho eso.
-No lo estropees Enjy-dijo Grantaire.
-¿Enjy?- rió Cam.
Noté que me estaba ruborizando un poco, cosa que nunca me había ocurrido, asi que me marché.

Camille POV

Volvía hacia mi casa acompañada de Grantaire mientras charlábamos. Se había quedado un poco asombrado por lo que había ocurrido en el callejón. Yo, en cambio, no podía dejar de sonreir por haber conseguido que el rubito cambiase de opinión. Courf me había contado que estaba obsesionado con la patria, que solo vivía para ella. También me había enterado de que atraía la atención de muchas chicas de la universidad, cosa que no me exraña ya que es bastante apuesto, pero que no hacía caso de ninguna mujer. O por lo menos no hasta ahora.
Me despedí de mi amigo y subí a mi habitación por la ventana. Al poco tiempo de llegar, mis padres entraron muy enfadados, gritándome toda clase de barbaridades por haber salido. Antes de poder darme cuenta, mi padre me había abofeteado.
Cuando salieron, llorando de la rabia Cam recogió sus cosas en una pequeña bolsa, y volvió a salir por la ventana. Corrió y corrió asta llegar al Musain. Subió a la sala donde se reunían Les Amis con la esperanza de encontrarse a Grantaire bebiendo o a Marius o Jehan. Pero allí solo estaba Enjolras, trabajando en algunas cosas de la revolución. Me miró fijamente.
-¿Qué te ha ocurrido?
-Nada-mentí.

-Si no te ha pasado nada, ¿por que estas aquí y no en tu casa?-dijo.
-Yo no..-empecé a decir, pero me puso una mano en la cara y me la giró, haciendo visible la marca que había quedado en mi mejilla a causa del golpe de mi padre.
-¿Cómo te has hecho eso?
-No es de tu incumbencia.
-No se haga la valiente, mademoiselle.
-¿Ahora me tratas de usted, monsieur?- dije sarcásticamente.- Ahora si me disculpas, debo irme.
Me separé de él y me dirigí a la salida, hasta que oí su voz:
-¿A dónde te vas a ir? Te has escapado de casa. Tienes la bolsa llena de tus pertenencias.- Bajé la mirada. Tenía razón, ¿a donde iba a ir?
-¿Dónde vive Grantaire?- pregunté.
-No vas ir con Grantaire. Ahora estará borracho o bebiendo, no te lo recomiendo. Ven a mi casa. Y no te niegues.
Dicho esto, salió en dirección a la salida seguido por mi.
Al llegar a un edificio, me abrió la puerta y me guió hasta el piso superior. Antes de subir, le agarré la manga de la chaqueta para que me prestara atención.
-Quiero unirme a Les amis.
No dijo nada. Se soltó de mi agarre y continuó. Entramos a una sala y me senté en una vieja silla que había en la habitación. Era bonita: una mesa, unas sillas y un pequeño sillón, y grandes estanterías forradas de libros cubrían las paredes. Acaricié las portadas de cuero con delicadeza, leyendo los títulos de cada uno, y sonriendo levemente al descubrir que la mayoría los había leído.
-¿Qué te has pasado?- preguntó.
-Déjame unirme a Les Amis- dije.
-¿Han sido tus padres?- le miré con asombro,¿cómo podía saberlo?- Gavroche me dijo que no les gustaba que vinieses a la ciudad y te juntases, bueno, con gente como nosotros-continuó.
-Se me había olvidado que mis padres iban a estar en casa. Cuando he llegado, les dije que había venido aquí y mi padre me golpeó.
Al instante, Courf salió de una habitación gritando.
-¡Enjolras, por fin has traído a una chica a- se calló al verme-¡Dios, Cam, que te ha pasado!Voy a llamar a Joly, es médico.
-No hace falta, se medicina. Solo traeme un botiquín.


Les Misérables- Revolutionary MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora