Les amis

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Cam POV:

Al dia siguiente, mis padres estarían en casa, lo que suponía que no iba a poder salir en todo el dia, o eso pensaba. Estaba leyendo, cuando empecé a escuchar un ruidito. No le di importancia y continué mi libro. El sonido iba aumentando mas y mas y no me permitía concentrarme.
-¡Merde!- grité y me asome a la ventana para gritarle alguna groseria al que estaba haciendo ese molesto sonido. Al verlo, alcé una ceja sonriendo.
-Mademoiselle, venimos a rescatarla de su oscura cueva de desolación- dijo Courfeyrac gracioso.
-De hecho, te hemos incluso traído ropa nueva- continuó Grantaire.
-Ya le deje claro al rubito de ayer que esos temas no me interesan.
- Pero estos no son los trajes que acostumbras a llevar- dijo Grantaire pícaro.
Al ver el contenido de la bolsa sonreí. Comencé a cambiarme y me miré en el espejo de mi habitacion. Una blusa blanca con las mangas algo dobladas, unos pantalones marrones claros sujetos por tirantes y una gorra algo vieja. Al estar preparada, cojí dinero para la comida de Gavroche y baje por la ventana.
-Guau, estas espléndida, mas de lo habitual incluso- dijo Courf.
-Es lo mas cómodo que he llevado en mi vida- dije alegremente para acompañarles hacia la ciudad. Justo al llegar les pedí que me acompañasen a la pastelería para comprar algo para mi pequeño Gavroche. Se quedaron algo sorprendidos cuando les conté lo que hacía con mi poco dinero, pero Grantaire sonrió mas y Courf me abrazo. Para él , Gavroche era como un hermano y me estaba muy agradecido por gastar mis escasos francos en comida para él.
Continuamos caminando hata llegar al Musain, donde pasamos horas hablando. En muy poco tiempo (2 días concretamente) me habia llevado muy bien con ellos dos. A Grantaire no le daban mucha importancia porque siempre estaba bebiendo, pero conmigo ha sido amable y divertido, y cogimos confianza enseguida. De Courfeyrac me habian dicho que era un mujeriego y no se tomaba nada enserio, pero yo en cambio vi a un gran amigo en él. Marius estaba muy metido en el club ese que tenía monsieur "ricitos de oro", asi que siempre salia con estos dos.Desde el dia que los conocí, hemos salido todos los días, lo que me ha permitido conocerlos mucho mas y ver que se encontraban en una situación muy parecida a la mía.
Esa mañana, había ayudado a Courf a ligar con una chica, y mientras se la llevaba a caminar, y yo me fui al Musain a hablar con Grantaire. Para mi sorpresa, este estaba bebiendo café,¡CAFÉ!
Me sente junto a él y comenzamos a charlar animadamente. Me habia explicado que siempre bebía para olvidar: olvidar que su padre le pegaba a él y a su madre, olvidar que el pais estaba sumido en la pobreza, y lo mas importante, olvidar que estaba enamorado.
La chica por la que mi gran amigo había perdido la cabeza era una joven de clase media, que trabajaba en una pequeña pasteleria, y que estaba enamorada de otra persona, lo que le suponía una enorme decepción a Grantaire. En mitad de la charla, Marius entro con otros de sus amigos. Antes de que pudiese subir, le agarré de la chaqueta:
-Marius, hace días que no te veo.
-He estado ocupado con unos asuntos de Enjolras y no he podido...-le corté.
-No me digas que tu también estas obsesionado con ese estúpido club- protesté.
-Es muy complicado de explicar, yo..
-No me interesan tus explicaciones Pontmercy- dije saliendo del local.
Me senté en el bordillo de la fuente enfadada, y vi a Grantaire dirigirse hacia mí. Se sentó a mi lado y se quedó observandome fijamente.
-¿Que tiene de especial ese estúpido club para que ni se haya molestado en saludarme ni un solo dia desde que os conocí?¡Se supone que es mi mejor amigo!- solté.
-No es solo un club. Te lo explicaré, pero no aqui. Vanos adentro, los chicos ya habrán subido- dijo adivinando que no quería ver otra vez a Marius.

-Es un club... especial...-comenzó a decir- Verás, ellos piensan lo mismo que tu y que yo sobre la monarquía. Ellos también quieren una revolución, pero no se han quedado ahí. Ellos ya la están planeando.
Sin que le diese tiempo a detenerme, me levanté de mi asiento y me dirigí apresuradamente al piso superior. Al llegar a la habitación busqué impacientemente a Marius con la mirada. Iba a entrar cuando apareció Enjolras.
-Aqui no pueden entrar mujeres.
-Callaté ricitos de oro, no me importan tus opiniones a cerca de las mujeres.- dije dejándole un poco asombrado-Marius, sabes como han sido siempre mis creencias sobre el estado de la gente que vive aquí, y de los abusos de la monarquía ¡y no se te ocurre contarme esto!- le grité.-Sabías que llevaba esperando una revolución desde años ¿¡y no me dices que estas en un club que lucha para llevarla a cabo?!
-No admitimos mujeres en el grupo de Les amis de ľABC-replicó el rubio.
-TE HE DICHO QUE NO ME INTERESA TU OPINIÓN ENJOLRAS- dije alzando la voz- Y estoy 100% segura de que podría hacer lo que haceis vosotros igual o incluso mejor.
-No es cierto. Mujeres como tu solo distraeis a los hombres. Y con dos componentes como Grantaire y Courfeyrac en el grupo, tenemos de sobra-dijo impasible. Me puse roja de la ira.
-¡¿Cómo te atreves a decir eso?!- grité.
-Tengo razón- añadió.
-¡No, no la tienes!¡¿Cómo eres tan estúpido?!¡¿A caso sabes porque Courf flirtea tanto?!¡¿ O si quiera porque Grantaire bebe todos los días?! Yo creo que no. ¿Pero sabes una cosa? Yo si se porque lo hacen, y si les conocieras mejor, verías lo increible e inteligentes que son. Pero no, "Yo soy ricitos de oro, yo mando aquí y no me importa nada más"- dije imitando su voz, para salir apresuradamente del café.

Les Misérables- Revolutionary MindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora