Parte 5. El Reencuentro

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Mi vida había seguido normal.... Y eso es difícil de decir, después de ese día, el día en que Perséfone se fue de mi vida, los días comenzaron a apilarse simplemente, a dejarse caer uno sobre otro... claro, comencé a valorar sobremanera las cosas pequeñas y sencillas de la vida, me di cuenta que me gustaban las mujeres, no todas pero si algunas.

Había pasado casi un año, tenía un empleo estable, vivía en Texas... no había vuelto a México, y a veces pensaba en ella, no siempre ni todos los días... pero había momentos en los que su recuerdo me robaba el aliento, en los que deseaba verla, saber si estaba bien... simplemente saber que había pasado con ella.

Recuerdo muy bien ese día, parecía como cualquiera, hacia mucho frio, es lo que recuerdo mas claramente, me desperté sin ganas de despertar, había una fuerza extraña que me ataba a la cama, lo atribuí a la flojera y me forcé a despertar y a ducharme... me vestí rápido, no me gustaba que la casa estuviera tan fría, pero bueno, solo decidí apurarme, salí y trate de encender el coche, pero no funcionaba, simplemente no encendía, me enfurruñe porque la idea de caminar en el frio me desagradaba bastante, no hubo mas que hacer, no había recorrido ni una cuadra cuando una camioneta negra paso por donde caminaba para estacionarse unos 50 metros mas adelante, al verla, recordé todos los coches que usaba Perséfone, siempre me pareció muy divertido que siempre fueran camionetas negras... y a manera de burla siempre pensaba que si un día cometia un crimen tenía que llevar un vw sedan blanco... nadie lo esperaría jamás....

Dentro de la camioneta había un chico, se bajo despacio mientras me acercaba al coche, hablaba por teléfono, pero la verdad, no se veía sospechoso y yo, hacia mucho que había dejado de tener la sensación de que "algo" me podría pasar en cualquier momento... el chico se giro hacia mi...

-Señorita, que hora tiene?- me pregunto de lo mas normal, mientras trataba de encender un cigarro.

-Son las 8:17 – me limite a responder mientras caminaba a su lado.

-Discúlpeme – se limito a decir mientras, mientras me jalaba del brazo, hacia la camioneta, dentro había una chica de no mas de 20 años , me inyecto algo... y no supe de mi.

Abrí los ojos en una habitación completamente blanca.... Pisos, techos y paredes... llena de muebles negros... el ambiente olía a ella, la busque con la vista pero no había nadie... despacio fui haciendo mas y mas conciencia de mi entorno, de la sensaciones, me pare de esa cama negra, descalza, con una camiseta que no era la que me había puesto ese día, pero era mía... de hace tiempo atrás, todo parecía haber regresado extrañamente en el tiempo, solo faltaba ella....

No estaba en el infierno, eso me era clarísimo, la habitación aunque semejante no era ni remotamente de las mismas dimensiones, era un lugar infinitamente mas pequeño, que al no tener ventanas resultaba mucho mas claustrofóbico.... me acerque a la puerta pero como era de esperarse estaba cerrada... me senté en la cama, con una sensación extraña en la boca del estomago... deseaba que fuera ella, así al menos sabría que estaba bien.

Pasaron 10 o 15 minutos, quizás mas... cuando escuche que la puerta se abrió despacio....

Perséfone estaba ahí, parada en el marco de la puerta, con un traje negro de lino, extrañamente vestida muy parecida al primer día que la vi ahí, en el aeropuerto.

-hola- me limite a decir.

Ella sonrió sin emitir sonido alguno se acerco a mi, me tomo de las muñecas y me jalo para que me pusiera de pie.

-jamás se te va a quitar la maña de jalarme?- dije tratando de romper un silencio que me parecía eterno.

-shhhhh – se limito a responder poniéndole fin a mis preguntas y a mis quejas.

Las Noches de PerséfoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora