Capitulo III

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Baje de la colina y me introduje al bosque.
Empecé a caminar a través de este, no sabia en donde estaba; empezaba a oscurecer y era difícil ver donde pisaba, varias veces me tropecé y una vez caí me raspe un poco la rodilla pero podía seguir caminado. Salí por fin a la carretera, seguía caminado y empezaba a bajar la temperatura me cerré la sudadera y me puse mi capucha...
Empezó a sonar mi móvil, era un numero desconocido así que no respondí, seguí caminando y esta vez apresurando el paso. Sentía que alguien me seguía y eso me daba miedo, así que en cierto punto empecé a correr y ni cuenta me había dado ya estaba completamente oscuro, mi móvil seguía sonando y hasta ese momento reaccione, desvíe la llamada y le marque a Simón, me lleve el móvil al oído y escuche dos timbres antes de que lo cogiera - señorita, en donde esta ya es tarde - bufé por la obviedad y respondí un poco molesta - no lo se; estoy perdida - escuche como salia de la casa y su respiración empezó a agitarse - bueno, describame el lugar donde esta - lo hice y le di como escusa que había salido de la fiesta y había caminado sin poner mucha atención, me dijo que no me moviera ni un ápice mas, pero el temor se estaba apoderando de mi, pasaron varios minutos, que para mi fueron horas, sentía frío, hambre y miedo. Iba caminando y mire unos faros aproximarse, así que me detuve, era Simón, detuvo el auto y al instante me subí, me quede en silencio, el encendió la calefacción, le rogué no le dijera nada a mi tío, ya que si se enteraba no me dejaría sola ni un sólo momento mas, había luchado mucho para que me quitara a los molestos guardaespaldas, esos gorilas me habían seguido el paso hasta hace un año, que me enfrente a mi tío.
Después de la suplica tan corta se hizo un silencio y así fue hasta que llegamos a casa...
Me baje y fui directo a la cocina, tome un poco de té y un pastelillo, al terminar deje los trastos en el lavavajillas y subí a mi habitación, me despoje de toda la ropa y me acosté sobre la cama, fije mi vista al techo y se vino a mi mente aquel chico, tan déspota, tan grosero, tan patán, como se atrevía a tratar así a una DuCraine - esto no se ve a quedar así, Bill - bufé y me acomode para dormir, solo esperaba no toparme mas con el.

¿Donde esta? - le apreté mas el agarre, el chico se movía desesperado y mientras mas lo hacia, mas lo aprisionaba, quería que me respondiera ¡ya!, así que lo eleve haciendo que sus pies colgaran y el se removiera mas - te he dicho que no lo se, lo vi unos días después de que tu llegaras - ¿que día?, ¡responde!, ¿cada cuanto viene, de que edad es? - empezaba a desesperarme, odiaba tratar con chavales así, y mas si se acojonaban al instante - no lo se, ya es viejo - lo apreté mas, quería ya romperle el pescuezo, estaba harto de buscar y no encontrar respuesta, - has puesto en sobre aviso a ese creado, ¿no? - soltó una media sonrisa y me miro fijo, hablando ya con el poco aliento que le quedaba - ¿Y dime, quien respeta a un traidor? - esa fue la gota que derramo el vaso, le sonreí de la misma manera y en un movimiento ágil le rompí el cuello, empecé a caminar, voltee a ver el cuerpo medio escondido, era prohibido dejar a alguien así, pero si ya había roto tantas reglas, ¿que mas daba una mas?, me preocupaba el honor de mi familia, la venganza me daba placer, pero al instante se disipaba, al pensar en el nombre de mi familia, del lugar al que pertenecía, me subí al auto y conduje, hasta donde era mi residencia hace ya unas semanas, entre sin hacer ruido, escuche atento, todo estaba en silencio así que me dirigí a la cocina, tome un poco de agua y baje hasta el sótano, donde solo una rata corrió hasta su escondite, no había mas que una silla, una cama y una cajonera, me recoste, mirando hacia la pared, bufé y cerré los ojos esperando el sueño sin sueños.

Antes de que empezaran las clases ya tenía pegada a Sonja, preguntándome qué había pasado, no me quedó de otra que decirle toda la verdad, se había puesto verde del coraje, me dijo que le enfrentaría, yo solo le dije que lo dejara así, pasaron las clases hasta que llegamos a literatura inglesa, me senté al final de la fila donde estaba Adeline y sus amigas ya que había una fila entera sin ocupar, entró el; murmurando una disculpa y se sentó en la fila vacía. - Creo que todavía no nos conocemos - le miro el profesor Kellier - no aún no, soy Bill Kaulitz y he llegado hace unos días - el maestro le miro y sonrió - bueno, sientese junto a DuCraine, no muerde - el solo se limitó a obedecer, yo no muerdo, pero ¿qué tal el a mi si?, empezó la clase sin ningún problema, hace varias semanas ya que estábamos leyendo la vida de Dorian Gray de Oscar Wilde, el profesor pidió que Bill, siguiera con la lectura y yo le acerque el libro, con precaución, lo suficiente para que alcanzará a leer, y comenzó, su voz era fuerte y clara, conforme leía se le empezó a notar el acento extranjero, era hermoso escucharlo, su voz tenía un tono tan envolvedor, que en una ocasión casi se me olvidaba voltear la página para que el continuará leyendo, nadie lo noto ya que todos estaban absortos en su lectura, después de un par de páginas más el maestro le pidió parara y siguió dando su clase. El solo tomo una postura cómoda, estiro sus largas piernas y cruzo sus brazos, prestando atención, un par de veces le pille mirándome, pareciera que me estaba mandando al infierno con su sola mirada, se escuchó el timbre de fin de clases, y el profesor hablo - bien, quedense un momento por favor - todos nos quedamos en nuestros asientos- como saben ya se acerca halloween, y gracias al padre de Adeline tenemos acceso al Teatro Riverdrive y bueno, ayer le he dado un vistazo y está muy sucio, lleno de pólvo, cosas inútiles, ya saben, así que al grupo de limpieza le toca hacer la tarea, así que nos vemos hoy a las tres, y necesitamos un voluntario, ya que Mike se ha roto la muñeca y según tengo entendido, alguien tuvo que ver en ese incidente. Así que señor Kaulitz ahí lo vemos - el maestro tomó su portafolio y salió, no le dio oportunidad de replicar, así que sólo hizo un ruido extraño con su boca y se levantó.

Pensé que no iría pero ahí estaba, apoyado en uno de los pilares del teatro, junto a su preciada moto era una Blade, el profesor llegó y se interpuso entre Rodnnie y el, ambos se miraban como si fueran a empezar una pelea, Rodnnie le traía ganas desde aquella golpiza que tuvo su mejor amigo con el y salio lastimado, Sonja y Bill, fueron los últimos en entrar, el profesor Kellier entró e iluminó el lugar con una diminuta lámpara y desapareció detrás del enorme telón rojo aterciopelado lleno de polvo; Marian estornudo al instante por tanto polvo, a los pocos minutos se encendió la araña que colgaba del techo, parecía que el Señor Kellier había encontrado el swicht y poco a poco se encendieron las pocas lámparas que servían del Teatro Riverdrive, hasta donde sabía el Teatro había sufrido un incendio terrible, haciendo que se cerrará su antiguo dueño lo había reconstruido pero no abrieron a tiempo y se cerró permanentemente, había cambiado de dueño en el transcurso de los años, y ahora le pertenecía al padre de Adeline, era una verdadera pena ver el Teatro en esas condiciones, el escenario era de un metro de altura y había una hermosa claraboya por donde entraban escasos rayos de sol, las butacas formaban un medio círculo y había pilares a los lados, el señor Kellier nos separó por grupos, nos empezó a dar instrucciones y sacos para la basura, empecé a levantar las cosas rotas e inservibles poniéndolas en la bodega, de vez en cuando miraba a Bill salir de detrás del telón con un montón de basura para meterlo al saco de Marian, de repente escuche un estruendo y me acerque, había una puerta abierta y de esta salía una gran nube de polvo, me introduje y mire a Bill, estaba agachado y maldiciendo en un idioma extraño, cuando se incorporó vi que llevaba un violín en la mano, estaba de espalda a mi, así que me acerqué y le toque suavemente el hombro - ¿estas bien? - se volteó a verme y tenía un ligero corte en la ceja, me acerqué mas a él para examinarle bien la herida, - estas sangrado - alce la mano para tocarlo y el me tomo de la muñeca -parece que no entendiste, no te quiero cerca de mi - me quedé paralizada y la furia empezó a crecer dentro de mi, como el dolor de mi muñeca entre su mano - no es necesario que lo digas imbécil - le di un empujón que no lo movió y me di la vuelta - ojala se te caiga encima está vez un estante - bufé saliendo, ya que si pretendía que le ayudará a levantar el desastre que había hecho, estaba equivocado. Lo mire salir y cruzar el escenario, fui por mi saco y cuando iba a agacharme por un trozo de madera escuche un crujido. Mire hacia arriba y vi que se me venían encima un montón de tablones, me quede paralizada, incapaz de reaccionar. Todo fue muy rápido, pero por un momento pude ver lo que pasaba a mi al rededor en un angulo de 360º, algunos miraban en mi dirección, Bill cruzaba con sigilo a un lado del escenario, de repente escuche una cuerda desbocada de una polea, una voz interna me dijo »corre« pero no supe hacerle caso, me quede viendo la oscura imagen que se venia sobre mi; en el ultimo segundo tiraron de mi y caí al suelo.
Un cuerpo encima de mi me cubría de los trozos de madera y pedazos de metal que caían al rededor de nosotros. Se oyó otro crujido y el dichoso chiflar de una cuerda, otro trozo de tramoya se abalanzó encima de nosotros. Esta vez grite, y lo hice fuerte y con apremio, por suerte rodamos por el suelo, por que cayo un andamio justo donde estábamos. Volví a gritar, nos caímos del escenario; debajo de mi estaba Bill Kaulitz, sus brazos me apretaba tan fuerte que apenas podía respirar, veía el horro de mi cara reflejado en sus cristalinos ojos, en ese momento me di cuenta de que sus ojos eran color gris, un gris inestable, casi color mercurio, me miro y el tiempo se paro sin mas, su mano recorrió mi espalda hasta el cuello y llevo mi cabeza junto a la suya.
¿¡Estan bien!? ¿¡Están heridos!? - empezó a gritar el señor Kellier, corriendo hacia nosotros, levante la cabeza y lo mire sus ojos eran café de nuevo, el tiempo no se molesto en seguir, me soltó y me ayudo a levantar, el se incorporo con su elegancia, mientras yo no podía dejar de pensar que me había salvado, parecía que me había leido el pensamiento ya que antes de articular "un gracias" el hablo - no te hagas ilusiones DuCraine - eso me dejo aun mas confundida - solo hice mi acción del día contigo - lo dijo en voz baja para que nadie lo alcanzara a escuchar - olvidate de esto lo antes posible - me regalo una última mirada y se perdió entre el montón que ya estaba a nuestro alrededor. Voltee a ver el escenario, lleno de tablas, cuerdas, restos de metal donde habíamos estado hace unos momentos. El señor Kellier, me empezó a preguntar si estaba bien y yo solo asentia, estaba aturdida y mi mente confundida. Es que al ver el cambio de color de sus ojos, me había dejado en un mar de preguntas; ¿es que había sido reflejo de algo? ¿Por que los tenía de nuevo de su color normal? Las dudas inundaron mi mente, me había salvado la vida y solo parecía darle igual.

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