Cada vez que el clima se ponía de esta manera podía sentirme cada vez más cerca de casa. Por lo que recuerdo, así eran los largos pasillos que recorría cuando me aburría, sin importar a donde me dirigía, con tan sólo pensar a donde quería ir era dirigido, aun así, para todos era aún más divertido sólo seguir los pasillos, abrir puertas y cerrarlas, subir y bajar escaleras.
Quien lo iba a pensar. Cuando llegué aquí comprendí por qué todos tenían constantemente pesadillas, tenía que caminar largas distancias para llegar al lugar que quería, no podía abrir la puerta que quería, y si tenía que subir escalones era por necesidad. Aquí... aquí la gente te mira diferente por cómo eres, algo que en lo que ellos llaman "infierno" no se hace.
Recargado contra la húmeda madera del árbol recordé los vagos momentos en los que pensé que realmente por ser hijo del mayor tendría algún privilegio. Fue una total mentira hecha por mí mismo. Aquella noche aparecí en las frías calles de una ciudad desconocida, con gritos de una chica desesperada al fondo. Mi pensamiento lógico fue huir, pero de alguna manera quería sentirme bien de mí mismo. Aquella primera noche sólo fui capaz de matar a dos jóvenes por su dinero, y de dejar ir a una pobre chica que sufría.
Mi estancia en aquel lugar no ha sido para nada cómoda. Tener que adaptarme a las cosas humanas ha sido una tortura, dormir en una cama dura con una almohada que deja un cuello destrozado no es fácil, vivir en una habitación miniatura con apenas lo necesario para sobrevivir casi hace que me arranque el cabello de tan sólo verlo.
Tal vez por eso fue que tomé la costumbre de venir tanto a este parque, más que nada cuando está nublado con vientos fuertes, sin personas alrededor ni niños que me vean. La primera vez que vine no pude evitar ver de reojo a ciertos conocidos que huyeron de mí en cuanto me vieron. Pero al menos ellos ya tenían un hogar digno. Robando.
Sacudí la cabeza con resentimiento. No quiero recordar todas aquellas cosas que hice antes. O las que quería hacer. Pero por lo que sé, no hay salvación para mí, caí en la mala costumbre y ahora sobrevivo de ello, así que no puedo quejarme de lo que me ha tocado porque realmente he sido yo quien lo ha construido en este largo tiempo. Mi piel manda un escalofrío por todo mi sistema nervioso, el viento arrulla palabras tenebrosas a mis oídos, tan fuerte que no puedo escuchar mis palabras cuando grito al viento.
Era extraño como un demonio puede ver las cosas totalmente diferente a como un humano las ve. Alguien "normal" se encontraría en casa, resguardado, tal vez intentando llamar a sus amigos y familiares para preguntar si están bien. Pero para nosotros, los rechazados por ambos mundos, o hay más remedio que salir por las noches y por aquellas tardes sombrías que nos alegran los días. Me he encontrado varias veces con demonios lo suficientemente aterradores como para que incluso yo me vaya de allí, pero así era este mundo ahora.
Pero claramente hay errores en la perfección.
En cuanto abrí los ojos para posar mi mirada de nuevo en el árbol central del parque me di cuenta de que algo se enrollaba lentamente en mi pie derecho, es común que una bolsa se atasque en los árboles, pero esto se sentía como si en realidad quisiera apretarme. Por más que intentaba ignorarlo la molestia crecía, no pude hacer más que bufar y mirar mis pies para encontrarme con un simple listón enrollado.
Era blanco y media cerca de medio metro, estaba impecable, por lo que supuse habría sido arrebatado de la coleta de una niña hace poco tiempo. Exhalé con recelo y lo cogí entre mis dedos, jugueteando con él. Parecía ser de buena calidad, era muy suave y de cierta manera, me daban ganas de saber de dónde provenía. Aquel listón parecía muy caro, y en realidad pienso que a alguien le irá mal por haberlo perdido.
La atracción que en aquel momento me unía a un color tan puro me era inexplicable. El blanco, según escuché decir yo mismo no tenía el derecho de tocarlo, ni de mirarlo. Es tal vez por eso que siento como comento algún tipo de pecado.
La sensación de estar cerca de alguien invadió mi cuerpo, levanté pesadamente mis ojos, intentando observar quien osaba molestarme en este día perfecto, pero me encontré con una rubia de vestido café buscando algo entre las ramas.
Si había algo más puro que el color blanco definitivamente tendría que ser ella, o al menos, esa fue mi primera impresión. Se le veía preocupada y tenía los labios amoratados. Estaba a punto de congelarse. Sus manos buscaban sin sus guantes entre ramas y rocas, también buscando entre los juegos infantiles. Hasta que su mirada se encontró con la mía.
Sus peculiares ojos violetas los cuales me llenaban de intriga por el color penetraron mi defensa indiferente con cierta manía en ellos. Dejé de jugar con el listón instantáneamente y lo colgué con sumo cuidado en una de las ramas que se encontraba detrás de mí, incitándola a que fuera por él mientras yo me desvanecía.
Logré abrir los ojos agitado por el sueño que me atormentó aquella noche. Quisiera de una manera u otra adivinar el por qué había podido desaparecer aquella tarde, mis poderes habían sido suprimidos hasta que fuera consciente de lo que hago en el mundo, ¿acaso ya lo he cumplido?
Retiro las sábanas de mi cuerpo y me siento con cansancio en el bordillo de la cama. El calor de la noche se filtra por la ventana incrementándose con cada metro que se adentra. Mi nuca está empapada en sudor y no puedo más que iniciar mi vida productiva. No suelo preocuparme por lo que llevo encima realmente, lo único que tengo que hacer es ponerme cualquier cosa que encuentre encima, aunque mi vestimenta no cambia mucho debido a que los únicos colores de mi agrado no pasaban del negro, azul y rojo.
La perilla de la puerta se movió durante un par de segundos, no dudé en ponerme a la defensiva en cuanto puse mi capucha en lo alto de mi cabeza, oculté la daga que traía conmigo y decidí abrir la puerta.
—Señor —el calvo que me cobraba la renta ajustó sus lentes contra el puente de su nariz —, ¿cuándo me pagará este mes? Le recuerdo que su plazo es hasta...
—Dentro de dos días. No se preocupe, al amanecer los tendrá en la palma de la mano —pasé con agilidad entre la parte hueca que quedaba, a pesar de ser delgado y trotar por las calles desoladas aún sentí que el aire se iba un poco al hacer esfuerzo al pasar por allí —, ¿puede cerrar la puerta? Debo aclarar unos asuntos.
La respiración asustada del calvo al momento de que mi daga rozara su mano con sutileza me dio a entender que cerraría más que bien la puerta. No pude evitar sonreír ante aquel momento que casi nunca se presentaba. Podía amenazarlo en cualquier instante diciéndole que era un demonio y acabaría con él, ¡Claro que quiero! Sólo espero hasta que mis habilidades estén completamente desarrolladas para poder hacerlo sin fallar.
![](https://img.wattpad.com/cover/70808923-288-k204647.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Detrás Del Arcoíris
FantasíaNo somos los únicos habitantes de este planeta. O al menos no como lo pensábamos. Una especie superior camina entre nosotros, y por "especie" me refiero más que nada a diferentes tipos de híbridos que fueron rechazados y ahora intentan encontrar u...