Ingenuidad.

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¡Bendito sábado!
Amo los sábados. ¿Por qué? Pues, digamos que amo no hacer nada. Bueno, tengo que terminar unas cosas que no terminé ayer pero, fuera de eso, mis sábados son mi tercer amor.
Acaricio mi mentón con mi dedo corazón y de pronto  se me ocurre que podría salir... No lo se, tal vez... Explorar la ciudad o ver alguna mascota, estoy necesitando una.
Me incorporo en la cama y me estiro emitiendo un sonido que parece un ronroneo. Iug. Odio los gatos. Salgo como puedo de las sábanas y corro por el pequeño pasillo hacia el baño. Pero para mi desgracia, éste esta ocupado por Maylen, mi hermana.
-May, tienes para rato?- le pregunto dando golpecitos en el piso con mi pie derecho.
-Si- responde cortante, tan típico...
-Pues.. Podrías darte prisa? Me urge entrar- le digo con un tono suave, no quiero alterarla. Un silencio que me resulta sofocante invade el pasillo, en realidad la casa en sí.
Pasados unos dos minutos, Maylen sale del baño sonriente, con los ojos decaídos, la mirada perdida, piel pálida, y se tambalea un poco al caminar. Aun así, me empuja torpemente mientras murmura cosas que no logro entender. Antes de entrar al baño me quedo observándola hasta que entra a su habitación. Ella esta mal. Muy mal.
Niego con mi cabeza para intentar sacar todo pensamiento malo en mí. Me adentro en el baño y tomo una hermosa ducha.
Al entrar a mi habitación observo detenidamente mi ropero. No se que ponerme. Es un lindo día, así que opto por un pantalón capri azul y una remera blanca suelta que me cae por el hombro izquierdo y deja al descubierto una leve parte de mi abdomen. Me coloco unas Vans y observo la casa; no hay nadie.
Son las 12:38, así que comienzo a prepararme algo de comer antes de salir. Un sándwich de fiambres y lechuga, simple, pero delicioso.
Hago un poco de tiempo entre comer lento y ver la televisión hasta que el relog marca que son las 14:00. Ya es una hora apropiada para pasear.
Salgo de casa con cautela y me coloco mis gafas de sol. Realmente es un día hermoso.
Tengo planeado hacer un picnic, un picnic muy pobretón porque no llevo ni canasta, ni comida, ni nada. Así que me las arreglaría con lo que haya en el parque.
Una punzada de dolor en mi pierna me saca de mis pensamientos, tan distraída iba que no me fijé al cruzar la calle.
Estoy tirada en el suelo al igual que el chico que me atropelló. Éste ultimo se para mi observa su moto, se quita el casco y quedo fascinada. Hasta me acomodo en el suelo para tener una mejor vista, el accidente no fue "fatal", así que no estoy adolorida. Pero, por el amor de Dios; ¡este chico esta bien bueno!
De repente comienzo a percibir un poco las el dolor en mi pierna, llegando a mis caderas. Me acaricio suavemente mientras me pongo de pie.
El chico no parece tener intención alguna de disculparse, así que decido hacerlo yo, tal vez eso es lo que el espera.
-Oye- llamo su atención, el voltea a verme, me mira de pies a cabeza y alza una ceja- Yo...- Dios, si me mira así no podre decir ni mu- lo siento... No me fije al cruzar- enseguida agacho  mi cabeza debido a aquella mirada que podría matar.
Siento como se acerca a paso calmado hacia mi. En ese momento me pongo a recordar cada película que vi, y cada libro que leí, en que los protagonistas se conocen por un accidente y terminan enamorados, una sonrisa asoma por mis labios y siento una chispa de emoción.
Cuando por fin llega a mi lado lo que me dice me deja completamente desconsertada, preocupada y horrorizada.
-Disculpa?- lo reto llevando mis manos a la cintura.
-No fui claro? Te pregunté cuanto cobras- repite.
-Señor..- comienzo a decir pero el me interrumpe.
-No me llames "Señor", hace unos treinta segundos estabas babeando, además tienes pinta de puta- acaricia mi mejilla y yo alejo su mano con un brusco movimiento. Veo que las cosas están feas. Así que no digo mas y me dispongo a alejarme. ¿Que pensaba? ¿Que realmente me sucedería como en una película?
-Hey! No te vallas!- exclama el desgraciado. Apresuro mi paso. Soy una estúpida.
-Oye, no tienes porque huir, no es lo que una puta como tu hace- soy la persona mas desastrosa que conocí en mi vida.
A continuación oigo el rugido de un motor, me giro un poco para ver y me encuentro al estúpido montado en su moto. Viene hacia mi. Empiezo a correr y a derramar una que otra lágrima, tengo miedo, a pesar de que es pleno día, las calles están desérticas, al menos por esta zona. La moto disminuye la velocidad al estar pegada a mi, el chico me susurra un "eres una puta" y seguido de esto aprieta mi trasero con fuerza. Mucha fuerza, de hecho llega a dolerme. Satisfecho. Escupe una carcajada y se va a toda velocidad.

Encuentro una pequeña casa abandonada y me adentro en ella. Me siento en el suelo y dejo salir toda mi impotencia.
Realmente soy la persona más estúpida que conocí en mi vida.

Buena Chica, Malas Pasiones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora