CAPITULO 1

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Hoy era unos de esos día que no me quería levantar y menos salir a buscar comida, quería estar en la conformidad de mi cama, pero mi estómago puede más que mi pereza. Así que con mucho esfuerzo me levanté, me cambié y fui a buscar mis bebés, mi espada y un arco sí esa son mis belleza, desde pequeña las tengo, donde mis padres adoptivos me ensañaron a utilizarla para defenderme o simplemente a la caza de animales para alimentarme.

Salí de la chocita pequeña que tenia y me adentre al bosque. Mi casa está cerca la ciudad Brasov que se encuentra rodeada por las montañas Cárpatos en Transilvania (Rumania). Mis padres eran naturalista le gustaba estar rodeado de la naturaleza y no le gustaba el lujo que ofrecía la gran ciudad, así que yo también aprendí sus enseñanza. Empiezo a caminar merodeando los árboles pensando en mis padres como los extraños, todavía no entiendo cómo se fueron así como nada, sólo me dejaron una nota:

Hija lo siento mucho pero nos tenemos que ir, por favor cuídate, aliméntate bien y no olvides los baños preparado diarios, sabrá noticias de nosotros en cualquier momento"

P.D. No te involucre en problemas porque te conocemos. Besos te quieres tu mamá y tu papá.

Esos sin son buenos recuerdo de cuando me metías en peleas cuando asistía a la escuela, salí de mis pensamiento cuando mi estómago rugió proclamando comida.

Veamos ayer comí venado, creó que hoy comeré pescado, así que me dirigí al lago que está cerca de mí casa, cuando ya me voy acercando veo la silueta de otra persona, me pongo en guardia, porque es raro que alguien este por estos lugares, a medida a que me voy acercando escuchó unos llanto, que parece como si fuera el de un niño.

-¿Quien esta hay?, salga de una vez -el llanto se silenció de repente y me dirigí al lugar donde provenía eso ruidos, cuando estoy ahí me encuentro a una niña arrodillada abrazada a ella misma, echa en una bolita oculta detrás de unos arbustos, suelto un suspiro y guardo mi espada.

-Pequeña ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras? -le habló en voz baja y me arrodilló para estar a la altura de ella, la niña asoma su cabeza y me ve con mucho miedo y se pone otra vez a llorar.

-No pequeña no llores, no te voy a lastima, mírame ¡Ves no tengo nada! sólo quiero hablar contigo y saber porque esta así -suelto mi arco y mi espada tirándolo lejos de donde estoy, y extiendo mis manos en el aire para la veas; la niña vuelve a subir su carita toda llenas de lágrimas; me preguntó ¿Qué le habrá pasado?.

-Unos hombres me quieren hacer daño y tengo mucho miedo ­-todavía siento que me tiene miedo ¿Qué podré hacer?, me paso la manos por la cara y suelto otro suspiro.

-Sshh tranquila pequeña, yo te voy a proteger, no voy a dejar que nadie te hagan daño, ven dame la mano, ¿Confía en mi? -le muestro una sonrisa y ella me ve dudosa pero poco a poco me extiende la mano hacia mí, cuando ya la tiene junta a la mía la agarró y la atraigo hasta mi cuerpo y la envuelvo en un abrazo de oso, así como mi madre me daba cuando estaba pequeña y tenía algo de miedo, la pequeña se está tranquilizando y su respiración se vuelve normal y no agitada como estaba antes.

-Dime pequeña ¿Cómo te llamas?, ven levantémonos quiero ver una sonrisa en tu rostro y no más lágrimas -desenvuelvo mi abrazo y ella se va levantando poco a poco.

-Me llamó Victoria y tu cómo te llamas -por fin le puedo ver el rostro, pero quede impactada, esta niña si es hermosa parece una muñequita de porcelana con piel blanca, pelo rubio ondulado, cara redonda y unos ojos verde tan penetrante.

-Me llamó Layla y ahora quiero que me regale una sonrisa -alzó la mano para alborotarle algo del cabello, y ella me apremia con una risa, de pronto mi estomago ruge de hambre y ella suelta una carcajada que me contagia.

Las Locuras de Layla Brooks Deseando a un VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora