POV Lauren
Ese día luego de las clases pasamos un buen tiempo con Cece y Lex, un cita doble como tanto quería mi mejor amiga, no me quejo de nada, para empezar porque Lex y Camila decidieron todo, donde comer, que película ver, incluso hasta que bebidas pedir en el cine, me sentí libre, completamente libre de usar mi cabeza para tomar alguna decisión esa tarde, no miento, la elección de las chicas en el cine fue terrible, creí ver a Cece estar a segundos de quedarse dormida y no pude evitar reírme mas fuerte de lo que debía.
-¡Lauren! -se quejó Camz- no te voy mirando la pantalla -reclamó sin despegar la vista de la patética cinta.
-¿Acaso alguien está mirando? -pregunté irónica y recibí un codazo a cambio.
-Presta atención -dijo seria
-Está bien -me rendí y miré la pantalla, pero en segundos desvié la atención a ella.
-Te ves linda cuando estás concentrada en esas bobadas -dije pasando la punta de mi nariz por su cuello.
-¿Quieres comportarte? -preguntó en un susurro para no llamar la atención de las chicas.
-Estoy comportándome -me defendí- aún ni te beso -dije sin apartarme de su cuello- ese perfume -inhalé su olor- ¿lo usas por qué sabes que encanta? -pregunté
-Lo uso porque me gusta -dijo seria, pero ya veía ese brillo en los ojos, estaba por ceder antes mis encantos.
-¿no tienes frío? -pregunté mientras quitaba la bebida y levantaba el portavasos que nos separaba.
-No. -dijo sin mirarme, estúpida película.
-Yo si Camzi -me quejé- ¿qué tal un abrazo? -pregunté con tono de niña pequeña.
-¿Qué tal si te doy mi chaqueta? -preguntó, me estaba desesperando.
-me rindo -dije acomodándome en mi asiento, la vi mirarme, pero no le regresé el contacto era mi turno de hacerla sufrir.
-Quiero ver como termina -susurró en mi oído erizando mi cuerpo, tomó mi mano y le dio unos pequeños besos, luego la dejo junto a la suya sobre sus piernas, "algo es algo" pensé ya complacida.
La fatídica película acabó, así como mis deseos de volver al cine con Lex y Camila, salí de ahí queriendo sacar mis ojos de mi rostro, hacerle un lavado a mi cerebro, regresar el tiempo y recuperar dos horas de mi vida que se fueron ahí, pero ya estaba hecho.
-¿Quién quiere un helado? -preguntó Lex seguida por Camila en dirección a la heladería.
-¿no se cansan? -preguntó Cece
-Recuérdame no venir a ver ninguna película que elija tu novia nunca más -pedí a la rubia mientras seguíamos a los enérgicas mujeres frente a nosotras- son inagotables, mi cerebro está muerto después de ver eso -me quejé.
-Claro mi novia -dijo negando con la cabeza- hago todo esto y cuando creo que estoy avanzando solo obtengo un "fue una linda cita, un beso en la mejilla y una puerta en mi cara" -contó- parece que estaré por siempre intentando que vuelva conmigo.
-Haz progresado -la animé- dale tiempo, además las cosas que valen la pena nunca son sencillas.
-¿Cuánto? -preguntó- no me estoy volviendo más joven -dijo dramática- realmente la extraño en... -hizo una pausa- ya sabes en todos, TODOS lo sentidos -enfatizó
-Creo que para que eso suceda necesitaras ver otras tantas películas malas -dije riéndome.
-Admiró tu voto de castidad -comentó en burla- yo no podría tener ese trasero enorme todos los días al frente y no... -la interrumpí
-¿Quieres morir hoy? -Pregunté seria- ¿hablas del cuerpo de Camila sin ningún respeto en mi cara? -cuestioné
-¡Hey! Cálmate -dijo subiendo las manos en señal de que quería paz- pero, ¿ya se lo viste? -preguntó.
-Cada día -dije riendo ahora- pero realmente ella me gusta Cece -expliqué- y no sé... Tal vez más de lo que puedo explicar -agregué- sé que cuando suceda será mágico.
-¡ya para, voy a llorar! -dijo irónica- necesitas sexo o terminaras en un convento lésbico -jugó, vamos por los helados, tal vez algo frío me baje todo este... -busco una palabra- "calor" -dijo riendo.
Después de unos cuantos helados, mil vueltas por el mall, un par de tiendas y la inagotable energía de Camila y Lex terminamos por salir del lugar, en dirección a nuestras casas, dándole gracias a cualquier fuerza divina que hubiese intervenido para que ellas quisieran ir a casa.
Los siguientes días iban siempre mejorando, fuimos al tonto cumpleaños de Siope, pasamos un buen tiempo con sus amigos y aunque me cueste reconocerlo me divertí mucho, ellos suelen ser más calmados y hasta un poco infantiles en cuanto al tema de "las fiestas", pero de vez en cuando es necesario un poco de diversión sana, como esta. Logré ganarme a sus amigas, les enseñe un poco de mi talento en el bowling y hasta les dí un par de clases, al final de la noche las tenia a todas escuchando mis historias sobre la infancia de Chris, haciéndolo quedar mal, solo para pasar un buen rato, al menos yo lo estaba pasando, Camila parecía maravillada con mi actitud frente a sus amigos, después de todo yo se lo debía, ella siempre fue muy amable con los míos, demasiado, si consideramos a Drew, pero ese no era el tema, ella salió del lugar llenándome de besos por mi buen comportamiento, era algo tarde, habíamos acordado regresar a casa antes de las doce o por lo menos eso ella había acordado con sus padres, pero algo en mí sabia que no era el momento de terminar esa noche aun.
-Camz... -me miró- ¿Qué responderías si hoy te pido que nos escapemos del mundo? -pregunté ansiosa
-¿Tú conduces? -preguntó de vuelta sonriente.
-lo tomaré como un si -respondí sujetando su mano, no planeaba soltarla jamás.
Estuve conduciendo por casi una hora, Camila iba en completo silencio por el camino, con su cuerpo apoyado en el lateral del mío, no hubo necesidad esta vez de ninguna conversación extraña, el silencio que se plantó en nuestro improvisado viaje fue confortable, no solté su mano durante ningún instante, era un camino generalmente en línea recta así que no tuve mucho problema en manejar solo con una mano. Me tomó tiempo y algo de trabajo recordar el camino exacto, había venido aquí durante toda mi infancia, pero siempre conducía mi papá y cuando comencé a crecer dejé de venir, así que no recordaba con precisión por donde debía ir, pero lo logré, en unos minutos más llegué.
-Espero que te guste el lugar -abrí la puerta- aún luce como lo recuerdo -hablé pasando detrás de ella.
-¿Es de tu familia? -preguntó mirando todo con atención- es realmente linda esta casa.
-Lo es -contesté a su pregunta-pero no lo será por mucho más, mi mamá dice que "es inútil una casa de playa, si ya vivimos en un lugar playero" -imité su voz- tiene sentido, supongo.
-Lo tiene -dijo reflexionando conmigo- pero el lugar es realmente lindo -lo miró todo antes de volver a mi mirarme a mi.
-Se mantiene muy bien -conté- porque hace un mes que ha estado mostrándose -dije cerrando la puerta- pero aún mi papá no ha conseguido un "posible dueño" que le agrade -explique sonriendo- él tampoco quiere deshacerse de este lugar.
-¿Por qué vinimos aquí? -preguntó acercándose a mi cuerpo- de quién huimos?
-De mi -respondí en un tono suave, casi un susurro estábamos tan cerca que gritar era un desperdicio de voz- de todo -agregué- del mundo -volví a hablar abrazándola a mi cuerpo- de lo que quieras -terminé besando su frente seguido de un leve beso en sus labios.
-¿Este lugar es especial? -preguntó Camila
-Lo será después de hoy -dije segura de mis encantos.
Me costó un poco de trabajo convencerla de que me esperara unos minutos mientras iba a la tienda, había una bastante cerca de la casa, necesitaba un par de cosas para hacer que la noche realmente valiera la pena, además si quería conquistarla hoy tendría que empezar con una cena perfecta. Tenía en mente un buen plan, si conseguía todo y las cosas marchaban bien no habría motivos para no recordar esta noche por el resto de nuestras vidas.
-La mayoría de las personas ordenan pizza -comentó burlándose un poco de mi interés en lo que preparaba.
-La mayoría de las personas no cocinan, pero ese no es mi caso -aseguré sin desviar mi atención de la cocina.
-¿Qué tanto preparas ahí? -preguntó curiosa
-¡Siéntate! -grité antes de que se acercara- solo siéntate en la mesa y espera -pedí más calmada.
-Bueno esta bien, no grites Lauren -dijo irritada- ¿Qué compraste? -preguntó curiosa espiando en las bolsas.
-No mires aún -volví a gritarle- Camz espera -dije moderando el tono antes de que ella me mate- solo quiero que sea sorpresa -expliqué dulcemente, su mirada me estaba quemando.
-¿Siempre eres así de insoportable? -preguntó levantando la ceja- recuérdame no vivir contigo nunca -dijo en un tono que me resultó chistoso.
-Lo harás y te va a gustar -afirmé- hago las compras, cocino, soy muy ordenada, mira la cocina, esta impecable y estoy usándola -alardeé- soy una excelente compañera, vivir juntas seria lo mejor que te sucedería.
-¡pero que modesta! -dijo riendo- aunque si cocinas y limpias... -lo pensó- estás contratada.
-Esto puede ser un ensayo, podemos practicar nuestra vida juntas -sugerí- si funciona hoy, no veo porque no pueda funcionar luego.
-Pues considerando que nos van a botar de nuestras casas por "huir" sin dejar rastros -dijo pensativa- creo que tenemos que considerar irnos a vivir juntas debajo de un puente -argumentó riendo.
-¿Crees que tendrás muchos problemas por quedarte aquí conmigo? -pregunté con miedo de que ella esté arrepentida- Porque si es así podemos cenar y regresar... -hablé vencida.
-Tendré problemas -dijo seria- y tú también -aseguró- pero quiero pasar la noche contigo -su mirada estaba atravesándome- es decir aquí -se corrigió, una traición de subconsciente supongo.
-Entonces... No se habla más del asunto -dije determinada.
-¿No necesitas ayuda ahí? -señaló lo que estaba preparando
-No princesa -dije dulcemente- hoy yo me encargo de todo, tranquila -le guiñe, la vi sonrojarse al escucharme.
Estuvimos hablando por un rato mientras todo estaba listo, encontramos una botella de vino en la cocina, le ofrecí a Camila un poco pensando que tal vez seria romántico, sofisticado o no lo sé, pero fue solo una idea cliché que tuve que abandonar cuando descubrí que realmente no me gusta el vino y a ella tampoco, terminamos riendo de nuestro intento fallido y tomando algunas cosas que traje de la tienda, jugo la mayoría del tiempo, el alcohol no era un invitado esta noche, aunque a veces ayude a desinhibir a las personas, hoy quiero estar en todos mis sentidos y, desde luego, que Camila también lo esté.
-¿lista para el postre? -pregunté en un tono algo perverso, había tanto doble sentido en esa frase.
-No puedo ni respirar, no puedo comer más Lauren -afirmó, ella no comprendió mi punto.
POV Camila
-¿Podemos salir a la terraza? -pregunté levantándome despacio de la mesa, Lauren realmente quería matarme con tanta comida.
-Por favor -dijo señalando el camino- solo dame unos minutos para arreglar esto -señalo la cocina- relájate afuera, te alcanzo en breve -prometió
Cuando salí a la parte trasera de su casa realmente comprendí porque les duele tanto la idea de venderla, podría empezar por la piscina, que era simplemente perfecta, grande, muy bien conservada, las lindas mesas, las flores, todo lucia como nuevo, pero sin duda era esa vista de la playa, en su máximo esplendor lo que deleitaba a cualquiera, tomé una de las sillas y la llevé hasta la orilla del mar, me senté allí a esperar a Lauren, realmente llegué a relajar mi mente demasiado mientras aguardaba por ella, la noche brillaba, el silencio que solo se interrumpía con el sonido de las olas al acariciar la arena era simplemente perfecto, la noche estaba fresca, maravillosa en realidad, Lauren tardaba, pero no me incomodaba esperarla en un lugar así.
Unos labios algo fríos y con sabor a jugo de naranja me sacaron de mi trance.
-¡Hey! -dije devolviendo el beso con delicadeza- creí que no vendrías aquí -la abracé, creo que la llegué a extrañar en estos minutos.
-Creí que estarías en la piscina -aseguró mirando alrededor de la playa- es un lindo lugar, ¿cierto? -preguntó acercándose al agua pero sin mojarse.
-Ven aquí -la llamé sentándome en la larga silla- ¿Qué tal un abrazo para quitarme el frío? -no es que tuviera frío, solo quería un abrazo de ella.
-No tienes que pedirlo -aseguró- pero estamos en una playa, ¿Qué es eso de usar sillas aquí? -preguntó dejándome algo confundida- espera... -tomó una pequeña rama que había cerca y dibujó un gran corazón en la arena- ahora si, ven aquí -sujetó mi mano llevándome hasta el centro de su gran dibujo- es aquí donde perteneces -dijo sujetándome junto a ella.
-Adoro que seas tan dulce siempre y también adoro el olor de tu perfume -hablé en su oído su reacción me resultó graciosa- podría quedarme así por siempre -dije segura de mis palabras.
-Hagamos eso -respondió sonriendo- tu y yo, nadie más, por siempre. -dijo lentamente y en un tono suave mientras besaba mis manos.
-Suena perfecto -respondí besando sus labios.
Estuve rozando con uno de mis dedos sus brazos mientras mirábamos la noche, Lauren se sentó quedando ahora frente a mi y besó mi frente con más ternura que nunca, ella podía ser tan dulce que asustaba, me miró de esa forma tan única, como si quisiera aprenderse cada centímetro de mi rostro, ese brillo de sus ojos podría iluminar con perfecta claridad todo el lugar, de hecho, toda la ciudad, siempre me dejaba a la expectativa cuando me miraba por esos largos instantes, nunca decía nada en concreto, solo repasaba con sus ojos mi cara, me intimidaba por momentos, pero esa sonrisa que se dibujaba mientras me observaba me hacía sentir cómoda luego "Eres preciosa" susurró sin parar de verme y con esa voz que me enloquecía tanto, rozó con su dedo el contorno de mis labios haciéndome erizar por el contacto y en unos minutos tuve sus labios en los míos, ese juego entre nuestras lenguas no se hizo esperar, la calidez de sus labios me hacía sentir plena, yo no podría vivir sin esos labios un día, con dificultad puedo vivir un par de horas sin ellos.
Un tiempo después se puso de pie dijo algo como "te veo en 5min adentro" y volvió a dejarme sola, no me molesté, ni tampoco le hice preguntas, parecía ansiosa así que la deje ir adentro.
POV Lauren
Tenía todo listo para cuando Camila entrara a la casa, frente a la chimenea dejé unas cuantas sábanas, cojines, todo parecía un pequeño escenario árabe, solo faltaba el fuego que planeaba encender más tarde, busqué un par de rosas que había sacado del jardín y le quite los pétalos dejándolos caer sobre el lugar, la caja de chocolates que traje de la tienda la puse cerca, un fondo musical no muy ruidoso, solo algo que espantara el silencio, subí al segundo piso y revisé la habitación a la máxima velocidad que pude hacerlo y corrí nuevamente abajo para intentar en medio de mi torpeza encender la chimenea de la casa, lo consideré tierno, además ella tenía frío hace un momento y me aferré a esa idea. Pero después de varios intentos fallidos realmente consideré la idea de no encender nada, me estaba costando más de lo que debería, y justo cuando lo intentaba Camila entró a la casa.
-¿Jauregui tratas de seducirme? - preguntó apoyada en el marco de la puerta trasera observando lo que había hecho.
-¿eso parece? -pregunté de vuelta mientras me paraba y caminaba hasta ella- Creí que después de todo este tiempo juntas no era necesario.
-No soy un chica fácil -dijo en un tono chistoso subiendo la ceja- Crees que me convencerás solo porque hemos salido -se detuvo cerca de mis labios- un par de veces -susurro enloqueciéndome con el leve contacto.
-¿Un par de veces? -pregunté aún perdida en el roce de su boca- un par de meses -corregí
-¿Ya tanto? -cuestionó ahora pasando su mano por mi mejilla
-No ha sido suficiente -respondí sellando sus labios finalmente.
-Necesitas ayuda para encender eso? -preguntó mirando hacía lo que segundos antes estaba intentando prender
-Amor no creo que tú puedas... -intenté negarme, pero ella en menos de tres segundos hizo aparecer fuego en donde por unos largos minutos yo no pude- o... tal vez si puedes... -me corregí sonriendo.
-Creo que me necesitabas -dijo orgullosa de sus habilidades.
-Te necesito -respondí sujetando su cintura- realmente estoy convencida de que tú eres para mi -hablé con toda la honestidad que había en mi.
Para lo siguiente no hubo necesidad de palabras, yo creía fielmente en todo lo que dije, ella era para mi, no podría imaginarme en ningún escenario de mi vida sin ella, mi futuro era Camila, mi única realidad, la besé, esta vez con más necesidad que ternura, sus brazos envolvieron mi espalda y los míos estaban fijos a su cintura, cada beso competía con el primero, cada vez que tenía ese rostro frente al mío sentía que podía enloquecer, la necesitaba y ella parecía necesitarme también, separarme de esos labios era toda una osadía, pero lo logré solo para estacionarme en su cuello, perdida en su perfume deje millones de besos ahí mientras ella me apretaba más a su cuerpo.
-Yo puedo parar ahora si eso quieres -dije en un tono suave sin despegar completamente nuestros cuerpos y con algo de temor de su respuesta.
-Quiero esto tanto o más que tu Laur -respondió haciéndome sonreír como nunca antes en mi vida.