nueve.

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Aunque él era feliz, yo no. No podía serlo con nadie, no lo quería intentar con nadie más.

Después de semanas, terminó esa relación, y yo no sabía si me sentía bien, o mal, o feliz, tal vez triste, no lo sé. En parte si era algo "grato", pues sabía que ya no podía seguir tratándolo como amigo, pero era muy triste, porque a él lo notaba mal, yo sabía que estaba mal, triste.

El chico del salón de enfrente. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora