Capitulo 3

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Descubrí que Ruby tenía dos tías, Lucy y Samantha. La primera, tan delgada y bella como Ruby pero en versión morocha, era la madre de Sebastian, el que se encontraba internado. La segunda estaba casada con Nelson, un hombre de unos 40 años y de enorme espalda y brazos. Tenía un hijo de 2 años, Sammy creo que era el nombre. De lo único que estoy segura es de que le gusta mucho golpear a la gente, tanto que intentó patéame cuando le dije que la cena estaba lista. Los nombres de Alexander y Camille, sus padres, fueron lo único fácil de recordar porque ya los conocía. Y después estaba Wade, cuyo nombre aparecía y desaparecía de mi cabeza dependiendo la ocasión.

La cena fue bastante rápida y aburrida, hasta que Camille fue por el postre. Regresó con una gran fuente de gelatina y un pote de helado. Ruby no paro de besarle la cara y abrazarla en toda la noche. Cuando terminó de apoyar ambas cosas sobre la mesa pareció recordar algo.

-¡No saben!- grita como si fuera una niña y acabara de enterarse de la noticia del año. -Nuestra vecina Zoey... - se toma un tiempo para generar intriga -echó a su marido... ¡Porque la hizo cornuda! ¡Resulta que Matthew tenia otra familia! ¡Otra esposa y otra hija! ¿Alguien puede creerlo?- Va elevando el volumen hasta casi dejarnos sordos.

-Era obvio, mamá- Comenta Ruby antes de devorarse un gran cucharon de helado de Frutilla. -No venía nunca y jamás tena ganas de estar con ella.

-Es un estúpido- agrega su tía Lucy, con un tono de voz demasiado ofendido- ¡Infeliz! Tal vez deberíamos mandarle a Wade para que lo golpee.- Suelta una carcajada malvada.

Todos la miran perplejos y nadie puede creerlo. No puedo entender que dijo de malo, pero Wade luce muy molesto y el resto de los invitados se mueven incómodos en sus sillas, sin saber que hacer o que decir. Con un enorme ruido, el hermano de Ruby arrastra la silla y abandona la habitación. Nadie dice más nada ni tampoco nadie se atreve a seguirlo.

-Denle su tiempo- aconseja su padre, inexpresivo. Luego continúan comiendo como si nada hubiera pasado. Una vez que el momento de tensión pasa, me relajo y me dan ganas de ir al baño. Que oportuna.

-Permiso, voy al baño- Anuncio, todos me miran pero no hablan. Subo las escaleras hasta el baño principal. Después de un año de visitar esta casa ya tengo esa confianza. Estoy a punto de entrar en él cuando escucho un ruido estrepitoso que proviene de la habitación continua; me asomo un poco ya que no puedo ignorar mi intriga. Es la habitación de Wade, toda pintada de blanco, negro y azul. La puerta está entreabierta por la cual lo vi. Está furioso, descargando su furia en una bolsa de boxeo colgada al fondo del cuarto. Tiene el cabello negro transpirado por la desesperación de desquitarse y su remera está empezando a mojarse. A su derecha está su cama junto con un mueble oscuro lleno de botellas de alcohol, todas eran de Vodka, Wishky, Tequila, cerveza, etc. A su izquierda había un escritorio. Todo el dormitorio estaba rodeado de valijas desempacadas o casi vacías. La ropa se encontraba en el suelo de madera o en el placard que se hallaba junto a la puerta que daba al pasillo, toda desordenada.

De repente, él me ve.

-Si queres pasa.- Dice corriéndose el pelo de la cara.

Me sobresalto pero me quedo parada en el umbral de la puerta.

-¿Sería muy metido de mi parte si te pregunto que pasó abajo?

Él alza las cejas y suspira, restregándose las manos por el rostro.

-La verdad es que si.- Me dice secamente.-Pero...- Se me queda mirando, analizando cada parte de mi rostro.

-Bueno, yo en realidad venía al baño.- Digo retrocediendo. -Perdón.- Me doy vuelta y siento que me agarran del brazo. Lo miro a los ojos.

-Perdóname vos a mí, no te respondí bien.- Me dice y sonríe, aún con los ojos medios tristes. -Preferiría que por ahora no lo supieses.- Resaltando las palabras "Por ahora", lo que hizo que tuviera que retener una sonrisa "bien", pensé, "Porque soy muy curiosa".

-Me gusta ese "Por ahora"- Admito en vez de eso. Él ríe y otra vez se me queda mirando. Me pongo nerviosa, por lo que desvio la vista hasta su colección de botellas alcohólicas.

-¿Y eso?

-Son de antes de que me fuera.- Explica y ambos nos acercamos para observarlas de cerca. -Alcohol más que nada, aunque tengo esta "Liberty" para disimular mi adicción.- Señala una cerveza con etiqueta celeste que anunciaba "Sin alcohol" en grande. - Es mi gran colección, tengo cervezas Quilmes, Brahma, Schneider, Estrella Galicia, Otro Mundo, BitBurger, Barba Roja- en ese momento deje de escucharlo- Pero mi favorita es Kunstmann- me la extiende para que la agarre. Suelto una exclamación al notar lo pesada que está, hasta que me doy cuenta de porqué.
-¡Esta llena! ¡Estas demente!- grito abriendo mucho los ojos.
-Son mi reserva- me guiña un ojo
-Pero si tanto te gustan, ¿cómo has podido mantenerlas llenas tanto tiempo?
Se encoge de hombros y vuelve a sonreír, esta vez cuando me observa ya no me siento tan incómoda, pero aún así retrocedo.
-Debería bajar- murmuro.
-Yo también- suspira él, sacando la botella de entre mis manos y colocándola en su lugar.
-¿Aún quieres hacerlo después de todo lo que acaba de pasar?
-No- admite- Pero te acompaño.
Sin más que decir bajamos las escaleras. Luego de unos minutos, vuelvo a subirlas porque había olvidado ir al baño. Creo que Ruby sospecha que estoy descompuesta.

[...]

Después de la cena Ruby se puso una de las remeras de su hermano, la cual le quedaba enorme, y a mi me dio una musculosa blanca a lunares con un culotte verde. Ella se excusa diciendo que le queda linda pero se nota en su sonrisa que la usa porque lo extrañaba mucho. Quizás por eso fue a su habitación tres veces en menos de diez minutos con razones ridículas como "no encuentro mi almohada, tal vez Wade la tenga" o "creo que deje mi celular en la otra habitación". Después de varias vueltas, se acuesta en su cama y me tira un colchón junto a ella. Apago la luz, pero sigue hablando.
-Estoy feliz de que Wade haya vuelto, aunque sea por una razón tan triste como que nuestro primo Sebas esté internado- parlotea Ruby mientras yo me acomodo entre las sábanas.
-Se nota que son muy unidos- comento, sin saber que decir.
-Lo éramos cuando se fue. Peleabamos todo el tiempo pero sin duda nos queríamos mucho. Siempre nos contábamos todo hasta...- calló, pensativa- En fin, buenas noches Jade.- escucho como su cuerpo se voltea para darme la espalda.
-Feliz cumple, Ruby- la saludo antes de cerrar los ojos.

[...]

Una avalancha de espuma me despierta, seguida del agudo grito de Ruby. Desconcertada me restriego los ojos con ambas manos.
-¿Qué está sucediendo?- pregunto, aunque noto que nadie me escucha, todos miran a Ruby sonrientes.
-¡Feliz cumpleaños, hermanita!- canturrea su hermano echándole más espuma en el rostro. Lleva puesto un jean claro y una remera manga corta blanca, un collar largo brillaba al rededor de su cuello, con un dije que no pude distinguir. Detrás de él, hay dos chicos más.
Uno de ellos se apoya en la esquina de la cama de Ruby, casi tocándole los pies. Es castaño oscuro y tiene ojos marrones, lleva puesto un jean con un remera verde estampada y una camisa gris cuadrillé. Su rostro está iluminado por una sonrisa, al igual que el de mi amiga.
-¿Johan?- pregunta Ruby, mirándolo. Abre mucho los ojos y emocionada salta de la cama para abrazarlo. Él la rodea con sus largos brazos, atajándola en el aire. Después de unos segundos se separan.- ¡No puedo creerlo!
Luego se gira hacia el otro muchacho. Éste es rubio y de ojos azules, tiene una remera gris y un jean muy sencillo.
-¿Aaron?- dice mi amiga y se acerca él para saludarlo.
-¡Estás enorme enana!- exclama Johan, revolviendo su cabello. Ella se mueve algo molesta.
-¿Cuántos años tienes ya?- pregunta Aaron, acariciando su brazo.
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-Por eso, y por ser la mejor hermana del mundo, te mereces esto.- Wade abandona la habitación para luego regresar con una enorme caja violeta- Abrela, princesa.

"Y Ese Beso Lo Cambió Todo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora