Cataclismo

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Ese día en la mañana toda transcurrió con normalidad, Boris se levanto y se fue tan tranquilo a trabajar en un bar de carretera a tres kilómetros del departamento que compartía con dos de sus amigos, Nicolas y Walter. Su trabajo comenzaba a las seis de la mañana, por lo cual salia a las tres de su departamento para llegar allí a las cinco y organizar el bar para los primeros clientes de la mañana. El bar no era muy grande, tenia techo de madera, cráteres en las paredes y muy poca variedad de alcohol. Sinceramente ese lugar era una mierda, pero allí trabajaba Boris para llegar a fin de mes y poder pagar la parte que le correspondía de el alquiler del departamento.

Cuando Boris volvía de trabajar, a pie como de costumbre, se fijo que faltando un kilómetro para llegar a su departamento habían una docena de soldados, todos con ametralladora o escopeta en mano; requizando civiles,  y tres camiones militares donde los subían después de ser requisados. Allí fue reclutado Boris y ocurrió lo que ocurrió.

***

Boris despertó horas después de la colisión, golpeado y aturdido, apenas podía mover sus extremidades. A duras penas logro levantarse del suelo, miró a su alrededor, notando que todas las personas que iban con el en el camión habían muerto, la sangre chorreaba entre las grietas que se hallaban en el suelo, formando así grandes charcos en las esquinas de las aceras. Algunos de los cuerpos aun se movían, sus pechos se agitaban sutilmente con unos pequeños suspiros de agonía, una respiración seca, hasta que dejaban de hacerlo, posteriormente, muriendo.

Boris se acercaba a algunos de los cuerpos, desesperado, en un intento de salvarles la vida, pero era inútil. Boris estaba a la deriva, consciente de que estaba solo, pero manteniendo la calma. Desde allí lo único que se veía eran grandes edificios, con ramas y moho saliendo de ellos, un cielo oscuro de color rojo anaranjado, y una densa niebla que no le permitía ver mas allá de un par de calles. Buscó en los bolsillos de los cadáveres, procurando encontrar algo que le fuera de ayuda para sobrevivir allí en ese tétrico lugar, pues ya a simple vista algo le decía que estaría largo tiempo ahí. Lo que encontró no fue mucho: un encendedor, varios pares de cajas de cerillos, un reloj, un par de navajas suizas, ropa y dos escopetas que llevaban los militares que los vigilaban en el camión en el que iban. Las escopetas escaseaban de munición, apenas tendría suficiente para hacer poco mas de un par de disparos con cada una.   

Se empezaba a hacer tarde, cada vez era mas oscuro, haciendo que la densa niebla se apoderará de todo el lugar dejando a Boris sin visión alguna. En la guantera del camión, Boris encontró una linterna, que al parecer estaba casi nueva y una pequeña mochila, dentro de esta habían varios cartuchos de munición para las escopetas, y un par de cajas de cigarrillos.

***

A la mañana siguiente, Boris se despertó con un dolor insoportable en su espalda, y una gran mancha de sangre en la camiseta blanca que llevaba, que ya casi se veía negra debido a el mugre y el polvo que había pillado con el choque. Boris tenia una gran herida en la parte inferior de su espalda, de donde no cesaba de salir sangre. No había forma de parar la hemorragia, la única forma era cociéndola, y no había materiales ni forma de hacerlo.

Boris decidió abandonar los restos del camión militar donde había pasado la noche y salir a buscar un hospital y de paso algo de comida para sobrevivir el resto de días que estaría ahí.

Boris se amarro la mochila al hombro, se fue por la acera de la calle, doblando la esquina cada vez que lo veía conveniente. Aquella ciudad era triste, resaltaba el verde de las plantas y moho que se asomaba por las grietas del suelo y las paredes, habían cientos de escombros y rocas obstruyendo algunas calles de la ciudad, los edificios eran grandes, grises y agrietados, daban la sensación de que en cualquier momento se desplomara frente a sus narices. El silencio de este lugar era inmenso, se escuchaban vidrios romperse y rocas desmoronarse a lo lejos, provocando un gran eco en las calles de la ciudad, sumergiendo a Boris en una paranoia total y manteniendolo alerta a cada cosa que ocurría a su alrededor.
      
  — ¡AYUDA! — grito Boris, lo hacia de vez en cuando esperando que alguien le escuchara y fuera a ayudarle, pero lo único que recibía era su eco retumbar en los edificios, y unos sutiles sonidos que emergían de estos, aumentando así el miedo de que alguno se desplomara frente a el. Al doblar la esquina, a lo lejos se veía un hospital que estaba siendo tragado por la niebla, y a cada paso que se acercaba a este, se veía con mas claridad, despejando la niebla por completo y pudiendo coborrorar así que era un hospital.

  — ¿¡HOLA!? — gritó Boris mientras entraba a el hospital. Al entrar, lo primero que se lograba distinguir era un gran pasillo, que en el fondo se partía hacia ambos lados — ¿¡HOLA!? ... ¿¡Hay alguien aquí!? — Gritó, notando como de el techo se desprendía polvo de yeso, dejando ver lo antiguo que seria este hospital. Hubo un lúgubre silencio en todo el lugar, Boris dio dos pasos al frente y posteriormente escucho fuertes pisotones corriendo en alguna parte del hospital. Boris freno casi en seco y quedo anonadado mientras escuchaba el eco de los pasos retumbar en las paredes del lugar.

  — ¿Quien anda ahí? — preguntó Boris, hubo un leve silencio mientras se escuchaban murmullos de desde otro lado del hospital.
  — No eres de por acá ¿No es así? — Respondió una voz chillona con un acento particular.
 
  — No, sinceramente no soy de este lugar, me he extraviado... Y estoy buscando ayuda ¿Podrías ayudarme? — dijo Boris mientras caminaba lentamente por el pasillo del hospital.

Nuevamente se escucharon pasos, y al fondo del pasillo se vio una pequeña silueta de no mas de un metro sesenta.

Boris corrió hasta el final del pasillo para ver cara a cara a la persona que estaba ahí con el. El dolor de la herida era insoportable, y el dolor se multiplicaba mientras corría por el pasillo.

   — ¡NO PUEDO AYUDARTE! ¡ALÉJATE DE MI! — Gritó aquella voz, oyéndose cada vez mas cerca.

Al llegar al final del pasillo, la vio, era una pequeña niña que no aparentaba mas de doce años. Boris se acerco lentamente levantando sus palmas sobre el pecho a la altura de los hombros.

  — Ho-Hola... me llamo Boris... Bo-Boris Heim — dijo Boris, bajando las manos, mientras los nervios se apoderaban de el.

La pequeña niña empezó a gruñir, mientras que con su boca entre abierta dejaba ver unos filosos colmillos, como si fuese un vampiro.

  — No te haré daño — dijo Boris con elocuencia, levantando de nuevo sus manos a la altura de los hombros.
 
La chica se acerco lentamente a Boris, llevaba sus pies descalzos y extremadamente sucios, igual que sus manos y su cara, llevaba las uñas largas y dobladas, y su espalda era curva, inclinando cuello hacia delante, y su mentón sobrepasando la punta de sus pies. Mientras se acercaba, las manos de la niña temblaban y entrecerraba sus dedos como si tuviera un tic nervioso.

Cuando la chica estaba suficientemente cerca de Boris, empezó a susurrarle algo.

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Comentame que te gustaría ver en el siguiente capitulo :33 Hasta la próxima ^^


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