Capítulo 5: En medio de la nada

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No tenía a donde ir, pero tampoco podía regresar. Tal vez, si regresaba, mis padres me descubrirían. La verdad, era que no tenía un plan; no sabia que hacer, donde dormir, donde vivir. Estaba en medio de la carretera, igual, en medio de la nada.

Seguí caminando sin rumbo; me había quedado pensando que sería de mi. Ninguna idea venia a mi mente ¿Hice lo correcto al irme de casa? ¿Tenía otra opción? Para ser sincera, estaba asustada; una cosa es ir al cine con tus amigas o quedarte un mes entero a dormir en su casa... ¿Pero vivir sola?

De repente, a lo lejos alcancé a percibir una luz, eran dos luces, las luces de un carro. Me acerqué un poco más a la calle, lo suficiente como para que el conductor me viera. Empecé a gritar y le hice señas con las manos para que se detuviera; pero no lo hizo; así pasaron unos cuántos coches más, ninguno se detenía para ayudarme, solo seguían hasta su destino. Cuando todo parecía ser un fracaso de idea, un carro se orilló unos cuántos pasos más de donde yo estaba; él señor me ofreció llevarme a Los Angeles, ya que él se dirija para allá. Esperaba que dijera algún otro condado más cercano a Bakersfield; pero Los Ángeles no eran mala opción, era una gran ciudad llena de oportunidades, tomé mi decisión y subí al auto.

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El señor amable y generoso que había creído ver no existía,  una vez que subí y arrancó el vehículo percibí una vibra rara, como si algo estuviera por salir mal; era un señor muy extraño; y no lo digo por ser prejuiciosa; una vez que lo examiné más de cerca me dí cuenta de que tenía mapas con lugares círculados en rojo en el asiento de en frente (yo iba atrás), su cara siempre tenía el ceño fruncido y vestía de forma inusual; residuos de envolturas y botellas llenaban el resto del sucio automóvil.

Eran las 4:30 de la mañana, paramos en una estación por algo de comer y gasolina.

-"Vuelvo enseguida-"dijo él.

Ni siquiera se me ocurrió preguntarle su nombre, nadie dijo una palabra en todo el camino, ahora que lo pienso él tampoco me preguntó mi nombre, ¿Cómo es que alguien puede dejar que una niña desconocida se suba a su auto? Yo no lo habría hecho. Cuando volteé a ver en la dirección de la pequeña tienda de servicio, vi al señor en la caja registradora; pero había algo en su mano, se podría decir que era pesado. Cuando subió el objeto para pagarlo... me di cuenta de que era una botella de licor. Rapidamente asomé mi cabeza a la parte de en frente; evidentemente, las botellas vacías eran de licor.

Salí corriendo del carro asustada antes de que llegara. Me metí entre los árboles y arbustos de las orillas de la carretera para esconderme, pude ver como subió al carro y cerró la puerta de atrás. En pocos segundos la puerta se volvió a abrir y la azotó una vez que salió del carro; se veía furioso; como si le hubieran quitado su tesoro más preciado. Empezó a gritar

-"¡NIÑA! ¡NIÑA! ¿¡DÓNDE ESTÁS?! ¡NIÑA!"-

No podía dejar que me encontrara, así que me corrí y me oculté en el bosque lo más rapido que pude.

Continué corriendo sin rumbo; todo lo que había eran árboles, cada vez más y más. No tenía donde pasar la noche, o al menos lo que restaba de ella, debí haberme quedado en casa.

Una vez que estaba lo suficientemente lejos seguí caminando; las horas pasaron rápido, ya eran  las 6:00 de la mañana, se podía ver el amanecer desde aquí. Estaba demasiado cansada, y sobre todo asustada. A lo lejos se veía un pequeño pueblo, más pequeño que Bakersfield, así que decidí ir hacia allá. Tenía miedo de lo que me esperaba,solo había dos opciones ahora: conseguir un hogar  o dormir el resto de mis días en la calle.

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