Maratón 3/5<3
Él entró a su habitación, yo hice lo mismo… era temprano, como las 10 de la noche… bajé y busqué un vaso de leche tibia a la cocina, lo tomé y volví a subir. Ahí me cambié, me puse mi pijama y fui una vez más a la ventana, vi que la luz de la habitación de Justin se apagó… “Lo que daría por estar ahí, con él, abrazarlo, más aún ahora que sé que ya no es lo mismo con su novia, en el fondo de mi corazón me hace imaginar que tengo una pequeña oportunidad con él, pero después mi cabeza me recuerda que sólo soy su amiga y que esta última conversación lo dejó más que confirmado”… de nuevo me invadió la tristeza… Cerré la ventana, encendí el aire acondicionado y me acosté en la cama. No dormí, no tenía sueño… saqué del primer cajón de mi mesita de luz un libro de Pablo Neruda, “Cien poemas de amor y una canción desesperada”, sí que tengo que estar melancólica para leerlo…
Una hora después me ganó el sueño y me quedé dormida… Al día siguiente me desperté, miré a mi alrededor… me extrañó que no haya sonado mi despertador y que no haya escuchado el ensordecedor sonido del de Justin.
Me levanté y fui al baño. Al volver vi en el reloj que ya eran las ¡¡10.30!! ¡Por Dios! Sí que dormí… pero este largo sueño me había ayudado a dejar de pensar en ciertas cosas… cosas que nunca debí pensar…
Abrí la ventana, el cielo estaba nublado, horriblemente gris, no soy meteoróloga pero no faltaba mucho para una tormenta… miré hacia la habitación de mi amigo Justin… no estaba, era obvio, de seguro salió a correr…
Me cambié y bajé a “desayunar”, ya era algo tarde pero algo tenía que comer…
Mamá estaba trabajando y Brooke… no sé quizás con Christian…
Busqué el yogurt de frutilla que me gusta en la heladera y al abrir la alacena me di cuenta de que ya no había mi cereal favorito de chocolate, y era eso lo que se me antojaba…
Pensé un instante, “Voy al súper y lo compro”. Eso hice, tomé mi cartera y salí… tenía que ir rápido si no quería mojarme ya que estaba a punto de llover…
Llegando al supermercado, que por cierto quedaba a unas 2 cuadras de casa, escuché que los truenos empezaban a sonar, tenía que apurarme, tenía que entrar e ir directo al cereal, pagarlo y volver enseguida… sería algo así como una misión , me sentí Angelina Jolie en “Tomb Raider”…
En 5 minutos ya tenía lo que buscaba, pero… se había largado a llover, si era una llovizna, bueno… podía arriesgarme, ¡pero era un diluvio! Me quedé en la puerta del súper unos minutos, al menos hasta que la tormenta calme…
La tormenta no calmó, no me quedó otra que volver a pesar del agua, la casa estaba sola y era muy peligroso, salí del supermercado, el agua estaba fría… caminaba rápido, era más bien casi un trote…
A media cuadra de haber salido del súper siento que ya no llueve… no entendí, miré hacia arriba y tenía un paraguas sobre mí, seguí la mano, el brazo y vi quien era…
Tu: Gracias Justin…
Justin: Creo que llegué un poquito tarde, ya estás toda mojada…
Tu: No te preocupes…
Ambos sonreímos, estábamos tan cerca el uno del otro por el uso compartido del paraguas que tenía miedo de que pudiera escuchar el acelerado latido de mi corazón… eso me delataría… él estaba con su ropa de gimnasia, por lo visto había ido a correr.
En un momento me abrazó, colocó su brazo derecho sobre mi hombro y en su otra mano el paraguas… su intención no era tener contacto conmigo, sólo hizo eso para que podamos entrar los dos bajo el paraguas… pero aunque ese no fue un abrazo real, me puso nerviosa…
Llegamos a casa y esos nervios se intensificaron…
Justin: Bueno, ya llegaste… por lo menos no te mojaste tanto…
Tu: (Risa nerviosa) – Sí, gracias Justin…
Justin: ¿Te puedo dar algo?
Tu: Sí, claro ¿Qué?
Zac: Esto…
Se acercó a mí, dejó caer el paraguas y me dio un abrazo, no le importó que yo esté toda mojada para abrazarme… tener su cuerpo caliente y seco junto al mío me hizo sentir un montón de cosas, no quería soltarlo, me sentía segura y feliz entre sus brazos, y aunque la lluvia seguía cayendo sobre nosotros, era lo que menos me importaba. Ese abrazo duró unos segundos, que parecían eternos, unos eternos y hermosos segundos.
