El canto de unas cuantas aves, más el sonido del mar y la brisa que soplaba levemente las cortinas de las ventanas entreabiertas, daban la sensación más relajante que en ese momento necesitaba.
Tenía ya bastante rato que se había despertado, pero no podía levantarse de la cama. No por qué no lo intentara o quisiera. Si no por qué los posesivos y fuertes brazos de Aomine lo tenían firmemente aferrado a su cuerpo, sin dejar que pudiera salir.
Había tratado de liberarse pataleando, moviendo sus brazos de lado a lado y hasta arañando los brazos de Aomine. Pero este simplemente apretaba más los brazos al rededor de su cuerpo. Estaba acostado encima de él y el moreno solo seguía durmiendo plácidamente como si no pesara absolutamente nada.
Aunque siendo sinceros, siempre dormían de esa manera. El encima de Daiki, aunque antes podía liberarse de sus brazos. Pero ahora con esa fuerza mínima que tenía, era prácticamente prisionera de su novio.
Resopló sus largos cabellos y acomodando las manos encima del pecho moreno, puso su barbilla encima de estas, dedicándose a mirar cada detalle de ese rostro tan atractivo.
Siempre se le hacía algo impresionante que las pestañas de Aomine fueran tan largas y bonitas. Movió despacio una de sus manos, levantándola hasta posarla en la nariz del moreno, moviéndola de lado a lado provocando que este frunciera el ceño e hiciera un puchero bastante adorable haciéndola reír.
Sus pies se balanceaban levemente de arriba a abajo, mientras su mano seguía explorando todo el rostro de su moreno. Se miraba tan pacifico y adorable mientras dormía. Nada que ver a cuando estaba despierto.
Con algo de brusquedad hizo que la nariz se fuera arriba, más de lo normalmente posible con su dedo, haciendo que este abriera los ojos de manera lenta y frunciera el ceño al instante.
-¡Buenos días Daiki!-Dijo ella con una sonrisa gigante sin dejar de tocar la nariz del otro, ni de mover sus pies.
-Deja de molestarme y de estarme viendo tanto.-Kagami se sonrojó hasta las orejas. Su novio siempre hacía eso. Parecía que dormía, pero sabía que su pelirrojo lo observaba por eso fingía hacerlo.-Déjame dormir un poco más.
El moreno solo aferro más su agarre a la cintura de la chica y esta gimió en protesta.
-¡Ahomine suéltame! Necesito ir al baño.-Confesó algo avergonzada.
-Si me das un beso de buenos días tal vez te suelte.-Dijo él con una sonrisa arrogante mientras rozaba su nariz con la respingona de Taiga.
-Ugh... Solo lo haré por qué de verdad necesito ir.-Aomine sonrío aún más y cerró los ojos esperando que la chica se acercara a él.
Taiga bajo los pies hasta apoyarlos a los costados de su novio, para darse impulso y acercarse al rostro contrario, juntando sus labios en un dulce y tierno beso.
El moreno sonrió complacido, apretando la cintura y el cuello de su adoración le dio vuelta en la cama para dejarla debajo de su cuerpo y besarla con más pasión. Taiga gimió un poco fuerte y se retorció debajo del cuerpo de Aomine.
-Daiki basta...-La pelirroja río y se movió más bruscamente debajo de los brazos de su novio, riendo divertida por las cosquillas que los besos de él causaban en su cuello.-¡Me voy a hacer pis! ¡Suéltame!
Aomine rió con fuerza y se giró para caer de espalda cuando las manos de su chica se estamparon en su rostro tratando de alejarlo.
-Tranquila tigresa, ve al baño.-Kagami se removió entre las sábanas y casi se cae al suelo tratando de salir demasiado rápido, provocando que la risa ronca de Aomine aumentará.-Lindo trasero...
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I need my man.
FanfictionAomine y Kagami están aprendiendo día a día como sobrellevar su tan especial relación. Cada día es un reto para ellos, ya que al ser tan semejantes las peleas no paran jamás. Todo parece normal, sus últimas vacaciones de verano como estudiantes han...