Capitulo 11 "La caja"

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Terminando la clase de Historia me dirigí hacía el auditorio, Diego había quedado de pasar por mi a las 7 y no me había dejado abrir la caja azul, la curiosidad me mataba pero le prometí que la abriría hasta estar en mi casa.

Llegando al auditorio vi a muy pocas personas, en realidad sólo éramos 6 contando a la señorita Robinsón.

- Hola Abril que bueno que estas aquí, estábamos a punto de comenzar, sientate por favor

Vi a todos los 5 alumnos que había ahí 3 chicas y 2 chicos, uno de ellos era Paul, el muchacho que me había avisado de la reunión así que me senté junto a él

- Hola Abril - me dijo con una sonrisa, que dejaba ver sus dientes blancos y bien alineados

- Hola Paul, ¿tú estas en el comité?

- Uhm sí, mis amigos dicen que es para niñas eso de organizar fiestas pero en lo personal a mi me gusta que todo quede bien, y ya sabes, sí quieres que algo salga bien hazlo tú - me dijo guiñandome el ojo, parecía simpático pero al mismo tiempo un chico perfeccionista

- Muy bien muchachos, ya que estamos todos aquí, vamos a comenzar, ahora, ¿propuestas? - la señorita Robinsón era una de las maestras más lindas del colegio, no sólo del físico sino de la actitud, me caía muy bien y tenía el don de contagiarte el entusiasmo

La junta se alargo más de lo normal, ya eran 3:30 y apenas había terminado, fue bastante divertida, me pude entender con todos menos con una chica llamada Amanda, cada que yo proponía algo decía algo para contrariarlo o simplemente revoleaba los ojos, vaya niña pesada yo no le había hecho nada, la acaba de conocer hoy y no entendía porque su odio hacía mí, pero tampoco era algo que me importara mucho, Paul era un chico increíble, era gracioso, inteligente y sabía como organizar las cosas, nos la pasamos riendo toda la junta, a pesar de que era de segundo año nos entendimos bien, me había caído bien. Salimos del colegio y yo debía llegar a mi casa ya sí quería estar lista para cuando Diego pasara por mí, en auto de la escuela a mi casa eran 20 minutos, pero caminando me hacía 40, estaba muy apurada que al salir ni siquiera note a Diego parado en la entrada

- Abril, ¿te llevo? - me dijo levantando un poco la voz porque yo ya iba caminando por la banqueta, me di vuelta y lo vi

- ¿Te quedaste para esperar a que saliera y me llevaras a mi casa Diego White? - le dije mientras ponía mis manos en mis caderas sosteniendo la caja azul en el hueco de mi brazo

- Emm, pues, mmm, yo, yo sólo quería asegurarme de que aún no hubieras abierto la caja - pero que mal mentiroso

- Sí claro, mejor vámonos - soltó un suspiro aliviado de que ya no le hiciera más preguntas, pero era obvio que había estado ahí desde la 1:30 que salimos de clases esperándome, y eso me hacía tomarle cariño

Me dejo en mi casa en punto de las 4 recordándome que me vería a las 7, me sentía muy nerviosa, hace mucho que no tenía una cita como tal, sí, salía con Ryan pero nunca le llamamos "cita" a lo que hacíamos, eran simples salidas y me di cuenta de que nuestra relación había sido sólo eso, una simple relación.

- ¿Abril? - ¡Mamá y Papá habían regresado! Fui hacía la cocina y ahí estaban los dos, mamá preparando la comida mientras papá leía el periódico, los abrace muy fuerte a ambos, platicamos un rato sobre su viaje y lo bien que se la habían pasado, me sentía muy feliz de saber que a pesar de los años que llevaban juntos mis papás siguieran amándose, y a pesar de todo lo que ya había platicado siguieran haciéndolo como sí no se hubieran visto en meses.

- Bueno, voy a subir debo arreglarme

- ¿Arreglarte? ¿Para qué cariño? - me dijo mi mamá mientras aún seguía haciendo la comida

- Uhmm bueno, ¿recuerdas a Diego? Hemos quedado de salir y pasara por mí a las 7

- ¿Quién es Diego? - Mi papá nunca fue celoso por eso me extraño que reaccionara así aunque también me dio risa - ¿Qué paso con Ryan - Rayos, a ellos no les había contado lo que había pasado con Ryan, y la verdad era que no quería hacerlo, sí, él había sido un desgraciado pero tampoco quería que mis papás lo odiaran

- Terminamos - no hice ninguna expresión, no quería que mis papás notaran la punzada en el corazón que estaba sintiendo en ese momento, mi papá dejo de ver el periódico para verme a mí, no pude evitar que mis ojos se pusieran rojos y se llenaran de agua

- Divierte te princesa - me dijo entendiendo que no era el momento para hablar de eso. Mis papás siempre fueron muy comprensivos conmigo, y me sentía agradecida por eso

Subí a mi cuarto con la caja azul, le quite el moño y la envoltura, al abrirla saque lo que tenía dentro, era un hermoso vestido azul marino de manga larga con la espalda un poco descubierta, era pegado hasta la cadera y caía en circulo, estaba hermoso y me sentía ansiosa por ponérmelo. Me metí a bañar, me vestí, peine mi largo cabello castaño ondulado y lo sujete con un moño del mismo color que el vestido, me maquille un poco y me puse unos zapatos que combinaban con el vestido, estaba lista.

El timbre sonó y escuche como abrían la puerta, tome un bolso pequeño metiéndole mi celular, cartera y llaves en él, baje las escaleras y vi a mi papá parado en la puerta platicando con Diego, y me sorprendí que estuvieran hablando bien, jamás había pasado eso con Ryan, y no porque mi papá no quisiera sino porque Ryan nunca quiso hablar con él.

Diego traía una camisa blanca, doblada hasta sus codos, y tenía los primeros dos botones desabrochados, unos jeans azul marino que combinaban a la perfección con mi vestido y unos converse blancos, traía el cabello peidado hacia arriba, y sus ojos resaltaban más. Diego estaba platicando con mi papá pero se distrajo cuando aparecí al pie de las escaleras, una sonrisa se dibujo en su rostro y los ojos le brillaron más de lo normal

- Estas preciosa - me dijo haciendo que las mejillas se me ruborizaran

Mi papá volteo a verme y con una sonrisa me guiño el ojo - me cae bien - me susurro al oído mientras pasaba al lado de él para salir, una risita se escapo de mi labios

- La quiero temprano - le dijo mi papá a Diego con tono autoritario pero una pizca de humor

- Sí señor, no se preocupe - le contesto Diego mientras salíamos de la casa

- Bueno, y ¿a donde vamos? - le pregunte mientras subíamos al auto

Me regalo una sonrisa - es una sorpresa - y arranco el motor del auto.

Deja De LucharDonde viven las historias. Descúbrelo ahora