Cuando una niña aprendía a volar, pero... se estrelló

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No pierde el que ama, sino el que no amó con todo el corazón. El que no buscó razones para quedarse cuando una sola cosa falló. El que no se armó de valor y valentía y venció al orgullo. El que ama a medias, a mitades, el que no sabe amar con el alma.

Nunca le he buscado un comienzo a las cosas, un porque a los motivos tristes, a las sonrisas fugaces y a los "te quiero" sinceros. Eso se lo dejo a las personas mayores que crecieron y dejaron a su niño interno olvidado en un rincón de su corazón, se olvidaron de como sonreír sin motivo y que controlan el tiempo atándose relojes a las muñecas. A los que quieren que las cosas salgan como las planearon porque su vida no es espontánea y se les olvidó vivir con el pulso acelerado por saber que pasará al segundo siguiente.

Se los dejo a mis profesores de secundaria que siempre creyeron que con una reverenda reñida todo asunto quedaba arreglado, se me despejaba la cabeza de ideas estúpidas y me hacían una mujer mejor. Unas palabras que hagan entrar en razón a la niña, decían ellos - que a mí me herían y no debieron herirme, me mataban un poquito por dentro – Una mirada altanera, despreciativa y bajón de autoestima, cambiaría mi manera de ver el mundo, dejaría de andar por las nubes. Que tontos, que error. Intentar cambiar mi alma como si fuera de un color aberrante.

COMO SI ESCRIBIR, TENER ALMA DE POETISA. DE RETRATAR A LAS PERSONAS, DE CONVERTIRLAS EN PALABRAS FUERA MALO. Y CASI, POR POCO LES CREÍ...

Las personas somos colores, somos instantes; como una vez dijo mi fantástico Chico de las Estrellas. Somos las cosas que nos apasiona. Somos fechas, no edades; somos fotografías de segundos, no muecas fingidas para el retrato familiar; somos sonrisas en un día en que el cielo se tiñe de negro; somos cabellos despeinados y ropa alborotada; somos sueños, esperanzas e ideales. Somos vida.

SOMOS LO QUE QUEREMOS SER, NO LO QUE LOS DEMÁS NOS DICEN QUE SEAMOS

También se los dejo a mis papás. Son las personas que mas empeño le ponen a mantener vivos a sus niños internos, y a veces se les olvida como encender la llama cálida de la comprensión. Se les olvida como ser personas, como ser padres y como ser amigos. Se les olvida que ellos son ellos y yo soy yo.

SE LES OLVIDA QUE DEBEN SER ABRAZOS Y OÍDOS, NO REGAÑOS Y MIRADAS DECEPCIONADAS. SE LES OLVIDA SER HUMANOS.

Que soy de un planeta en el cual los arcoíris no eran de colores, sino de suspiros. Que un mundo nuevo se abría cada vez que leía el título de un libro. Que los cielos se teñían de acuerdo al estado de ánimo. Que las personas no tenían nombres, sino instantes grabados en los ojos. Que la apariencia física no importaba mucho, sino el latir del corazón.

QUE CON UN PALABRA MÁGICA, LA VIDA SE RESOLVÍA Y CON UNA SONRISA TENIAS EL MUNDO A TUS PIES.

Se les olvida, o quizá no, quizá solo la mente se les nubla por un segundo, y no saben de donde provienen y a donde van. Porque si yo soy de un planeta tan distinto a este, fue porque ellos me dieron la nave con la cual volar a mi planeta natal. Me dieron su confianza, su esperanza y sus palabras de pomada que tanta falta me hacían en los momentos adecuados... y cuando no lo hicieron, hubo otras personas maravillosas que sí.

ME DIERON LA LLAVE DE LA PUERTA DE LA IMAGINACIÓN, Y DE ALLÍ, NUNCA VOLVÍ.

Me dieron un sueño, una pluma y papeles para empapelar mi cuarto del color de mi alma. De letras, de palabras, de ideas que eran mías. De nombres que me susurraban verdades a medias. De personajes ficticios que me acompañaron, me cogieron de la mano y me enseñaron un mundo vibrante. De fotografías que plasmaban los sucesos de mi vida. Me dieron el poder de soñar, de creer. Y porque no, de ser yo - ni tanto - pero aprender a ser más yo. A ser la Cuenta Cuentos.

LA QUE SE EQUIVOCA MILES DE VECES, LA QUE COMETE SUS PROPIOS ERRORES PARA NO VIVIR DE EXPERIENCIAS AJENAS. LA QUE TENIA QUE SER TAN TERCA QUE TUVO QUE CAERSE, RASMILLARSE LAS RODILLAS PARA ENTENDER EL MENSAJE DE LOS LIBROS QUE MAMÁ LE LEÍA DE PEQUEÑA.

La que tuvo que amar tanto que dolió, la que se enamoró perdidamente del lobo, del villano, del chico malo para entender que en la vida, en la real, en la que si las niñas, las caperucitas salen de noche y se pierden en el bosque no habrá ningún cazador que venga a rescatarlas. Porque aquí o sobrevives un día mas o te tiras al suelo y dejas que los demás te pisoteen. La que se tragó su orgullo y un poco más por no perder el amor. La que se entregó por completo. La tonta. La boba enamorada.

LA QUE SE FUE, Y CUANDO VOLVIÓ, NO ERA LA MISMA

Porque cuando esta chica. La Cuenta Cuentos, La Hija de Garfio se enamoró... lo echó todo por la borda. Tiró metas, ideales, creencias de años de formación, advertencias, insinuaciones de mamá que ese chico era malo, peleas con la Chica de Sonrisa Fácil porque no le agradaba, miradas desdeñosas de la Chica de Cabello Infinito porque aquel no era el chico que se imaginaba para ella.

Rompió sus reglas por el Chico de los Ojos más Bonitos del Mundo, porque tenía el mundo más bonito en los ojos.

Se volvió loca, hizo cosas impensables y se lanzó al abismo que es el amor, sin paracaídas, sin importarle si se quebraba todos los huesos si tocaba el suelo. Ella ya se había lanzado en caída libre. Porque el amor para esta chica no llegó y tocó la puerta... vino como un huracán de ojos negros, andar sereno y sonrisa de pillin. Demolió paredes con ropa ancha y un estilo urbano, marginal. Arrasó con las flores recién puestas con el olor de tentación, de prohibido y con unas palabras bien puestas. Porque si ella era la Cuenta Cuentos, él era el Chico de la Calle, el Chico de las Rimas y Ritmos Improvisados. El que le enseñaría a vivir viviendo, el que bailaba bailando, el que soñaba soñando, el que protestaba rapeando, el que amaba amando, el que enamoraba enamorándose.

El Chico de las Miles de Historias.

El Chico Guapo que atraía miradas pero a él le importaba menos, el que disparaba palabras como argumentos y combinaba frases con terminaciones, el que imponía su ley, su pensamiento ante todos, el que no tenía hermanos pero miles de "amigos" que son como serpientes. El que no confiaba en nadie y hablaba con sus otros yo. El que para saber que es el amor, primero debió conocer la soledad y el odio.

El niño que nunca fue niño, pero allí, con la Cuenta Cuentos. Aprendió a volar sin alas, a visitar mundos sin moverse, a apreciar el poder de las palabras, de un buen beso y de una mirada que lo cambia todo. A besar el alma, hacer el amor riendo y a expresar su amor con besos en la frente, abrazos inesperados y chistes privados. A que amor no es sexo, es comprensión, risa y un beso torpe bajo la lluvia.

Aprendió a vivir soñando.

Y la Cuenta Cuentos aprendió que era enamorarse por primera vez, que era besar, que era amar, que era encontrar algo cuando ni sabias que estaba perdido. Aprendió que la vida es más fácil de lo que te la pintan, que hay más mundos fuera de las palabras. Que los instantes se convierten en recuerdos, que los sitios cutres se vuelven perfectos y que un viaje en teleférico de un país donde los jugos son deliciosos se hizo memorable. Que un autobús repleto de chicos ruidosos puede ser el lugar perfecto para una propuesta y que una lagrima, un beso en la comisura de los labios y un "quédate para siempre conmigo" vale más que un regalo de cumpleaños.

Vale la vida.

Ahí, ahí es donde verdaderamente empieza, con él, pero ese no es el principio.

Es en un mes que no cantaba su nombre, un día en que el trinar de los pájaros moría y una niña se hallaba sola bajo la lluvia, sin dónde ir.

Un día en el que el cielo lloró... No, mentira, se cayó a trozos, se rompió y gotas gruesas le recorrieron la piel, le besaron las cicatrices de sus muñecas, le formaron un puchero en la boca y se mezclaron con sus lagrimas saladas. Le bañaron y purificaron... para cuando acabó la lluvia, la niña ya no era mas una niña, era otra, una niña distorsionada, tan confundida que las lagrimas le sabían a debilidad y la sonrisa le escocia como si estuviera mal, a veneno disfrazado de ternura.

Empieza ese día...

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Había una vez una niña...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora