Capítulo 3: Cambios De Vida

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¡¡¡¡Uy!!! maldigo todas tontas y estúpidas coronas, vestidos, peinados,etc. ¿pero sabés qué mamá? sisis a vos te estoy mirando en ese retrato de cuando vos eras jóven. ya no voy a estar más ni en tú poder ni en este palacio- Manifestó la ex princesa mientras se estiraba de a puntas de pie para agarrar a aquel retrato de su madre y tirarlo al suelo de una vez por todas.

Se.... Señorita Blanca ¿se encuentra bien? ¿Señorita Blanca me puede escuchar?- Interpeló una de las otras sirvientas de la familia real mientras avanzaba cada paso con un rostro un poco asustado y a su vez con su corzón que no dejaba de latir más rápido de lo normal.

En Ese Preciso Momento, cuando una de las nuevas mucamas que trabajaba hace menos de un año y medio en la familia real, apoyaba su mano derecha contra uno de los brazos de la jóven y ex alteza. De Pronto, cuando Blanca sintió que una mano se había apoyado contra uno de sus brazos, De Repente Ella agarra una de las primeras y tantas copas deportivas de su padre que estaban apoyadas contra uno de los estantes de las paredes recientemnte pintadas de un color verde oscuro y empieza a pegarle varias veces con el cáliz al cráneo de su ex sirvienta que alcanzaba a balbucear sus últimas palabras de aliento "Mi blanquita, mi tan dulce Blanquita antes vos no eras sí" antes de que la oscuridad se apoderara de sus ojos para hacerla dormir por un largo tiempo.

Lo lamento Emilia, pero no podía dejarte ir de nuevo para que vos le contarás a mi ex madre sobre lo que yo le hice a su retrato. pero ahora mirá el lado positivo; ahora vos estás descansando para siempre, así que... felíz descanso eterno Emilia Jurvivirt jajajajajaja- Arguió todo con un tono de voz de maliciosa y a su vez casi de chiflada mientras intentaba agacharse con cuidado para retirar aquella copa grande de oro que había ganado su padre en uno de los juegos de su club cuando era adolescente y quien Ella había Asesinado sin piedad a una de las mejores sirvientas y algo más de su familia.

No Hay Novias Sin CoronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora