- Nosotros hemos oído bastante sobre usted- apostilló cruzándose de brazos El líder de una de las sectas más extrañs y peligrosas que la ciudad casi no conocía o pasaba desarpercibida.
¿Sí? no me digan ¿y cuánto de ustedes saben o me conocen un poco de mí? ¿eh ? ¿eh?, cóntestenme algunos de ustedes tres- corroboró lo primero con un tono de voz de desafiante y a su vez de maquiavélicamente mientras que Ella se movía sin cesár atada fornidaemnte desde los brazos hasta en los pies contra una silla de madera.
Jajajajaja ¡¡¡¡Ay nenita!!! ¡¡¡nenita!!! se ve que de tantos protocolos a seguir y de tantos lujos que vos habrás tenido en aquella vida de princesa que vos tenías antes, no sabrás de los negocios y asuntos que nosotros manejamos por todo el país-
¿Negocios? ¿qué negocios? ¿Qué clases de negocios y de asuntos hacen ustedes?-
Veo que nos vamos entiendo y hablando en el mismo idioma ¿no?
Ni se le ocurra tocarme alguna parte del cuerpo o algua parte de mi pelo p..... p..... p.... porque sino tanto usted como el resto de us amigos se las van atener que ver conmigo-
¡¡¡¡¡¡tranquila!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡tranquila!!!!!! tranqui.... tranqui... así, sisisi muy bien, ¡¡¡¡así!!! bien quietita y calladita ¡¡¡¡que obediente!!! jajajajajaja- Dijo con un tono de voz casi de falsa serenidad mientras se arrimaba cada vez hacia la jóven ex princesa para rozarle y para varios besos en su cuerpo.
¡¡¡¡Nooo!!!!! ¡¡¡No me toques!!!! ¡¡¡¡¡¡No me toques!!!!! n.... n... n... no no no no no no no, no me toques te lo dije- Profirió la jóven y ex dama real mientras observaba como las partes íntimas de aquel jóven muchacho estaba justamente en el ángulo para darle su merecido
¡¡Tomá esto pervertido y baboso!!- Clamó la joven señorita mientras elevaba su pie derecho largo casi al cielo hacia las partes más dolorosas de aquel hombre que no dejaba de roziarle sus intensos ósculos sobre aquel cuello frágil y a su vez casi de bailarina que tenía la jóven dama.
Repentinamente, En Esos Precisos Minutos cuando la jóven ex dama imperial le pegó en las partes más lacerantes hacia aquel jóven hombre, Los ojos de aquel secuestrador encharcados de lágrimas de dolor, De Inmediato Él empieza a caerse hacia el suelo mientras El jóven señor apodado "El Chilviox" suplicaba en todos los idiomas de que aquella paliza se le pasara pronto.