Siempre he disfrutado con la guerra, pero la batalla dispara espontáneamente mi pasión.
El rugido del oso me aturdía, su cálido aliento penetraba en mis narices, avivando mi sed de sangre. A mis espaldas, oía la agitada respiración del chico. El desesperado jadeo hizo que clavara las garras en la tierra y volví a lanzarle un gruñido al gran predador, desafiándolo a atacarme.¿que diablos estoy haciendo?
Le lancé un vistazo al chico y mi pulso se aceleró. Se apretaba las heridas del muslo con la mano derecha y la sangre brotaba entre sus dedos manchándole los jeans: la sangre parecia pintura negra. La camisa, desgarrada, apenas cubría los arañazos rojos del pecho. Un rugido brotó de mi garganta.
Me agazapé con los músculos en tensión, dispuesta a atacar. El oso pardo se irguió sobre las patas traseras, pero no retrocedí.
¡Cala!
El grito de Bryn resonó en mi cabeza. Una loba ágil de color pardo surgió de entre los árboles y se lanzó sobre el flanco del oso, que se giró y aterrizó sobre las cuatro patas, babeando y buscando al invisible atacante, pero Bryn, rápida como un rayo, lo esquivó. Cada vez que el oso le lanzaba un zarpazo con sus patas gruesas como un tronco de árbol, Bryn lo eludía: sus movimientos eran más veloces que los del oso. Aprovechó para pegarle un mordisco. Cuando el oso se puso de espaldas, me abalancé contra él y le arranque un trozo de la pata. El oso se volvió y su mirada desorbitada expresaba dolor.
Bryn y yo nos arrastramos alrededor del enorme animal. La sangre del oso me ardía en las fauces. Tensé el cuerpo y ambas seguimos rodeándolo mientra el oso nos seguía con la mirada. Percibía su duda, su temor cada vez mayor. Solté un breve y ronco aullido y enseñe los colmillos. El oso pardo gruño y desapareció entre los árboles del bosque.Alcé el hocico y solté un aullido triunfal. Un gemido me hizo volver a la realidad. El excursionista nos miraba fijamente, despertando mi curiosidad. Había traicionado a mis amos, quebrantando sus leyes. Sólo por él.
¿Por qué?
Baje la cabeza y olfateé. El excursionista chorreaba sangre y esta se derramaba en el suelo; el olor penetrante me intoxicaba y luché contra la tentación de probarla.
¿Cala? La voz de Bryn hizo que apartara la vista del chico tumbado en el suelo.
Vete de aquí. Le mostré los colmillos a esa loba, más pequeña que yo, que se agachó y se arrastró hacia mi. Después alzó el hocico y me lamió la mandíbula.
¿Qué vas a hacer?, me interrogó su mirada azul. Bryn parecía aterrada. Me pregunté si creía que mataría al chico, por mi propio placer, sentí culpa y vergüenza.
No debes estar aquí, Bryn, vete. Ahora.
La loba soltó un aullido pero se alejó entre los pinos.
Me acerqué al chico, agitando las orejas. Respiraba con dificultad y su rostro expresaba miedo y dolor. Los zarpazos del oso le habían desgarrado el pecho y el muslo, y la sangre manaba de las heridas. Sabía que seguiría manando y lancé un gruñido, frustrada ante la fragilidad del cuerpo humano.
Parecía tener mi edad: diecisiete años, quizás dieciocho. Los cabellos castaños de reflejos doradosle cubrían el rostro, y el sudor los había pegado sobre la frente y las mejillas. Ers delgado y fuerte, alguien capaz de arreglárselas en la montaña boscosa: esta zona solo era accesible a través de un sendero escarpado y poco acogedor.
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Sombra Nocturna (Nightshade)
RandomCala Tor es la hembra alfa de la manada de hombres lobo NightShade, y siempre ha sabido cuál será su destino: tras graduarse de la escuela secundaria, será la compañera de Ren Laroche -de la manada Bane-, el atractivo lobo alfa a cuyo lado luchará...