-Capítulo 4. El café.

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 Katia llegó del colegio, cansada como siempre, fue directo a la cocina, se sirvió unas tostadas y un vaso de leche como merienda, encendió la televisión  para romper el ambiente silencioso, puesto que su celular se había quedado sin batería y no tenía dónde reproducir música. El televisor estaba en el canal de noticias, el titular decía "Hallazgo de un adolescente muerto en un edificio abandonado". Una gran sonrisa se pintó en la cara de  Katia, quien aumentaba el volúmen a la vez que la reportera narraba:

 "El día de ayer, un cartonero que trabajaba por el deshabitado barrio 131, percibió un desagradable olor, como si algo estuviera en proceso de descomposición. Al principio pensó que era un animal, pero a medida que se acercaba al edificio era más fuerte, y le pareció raro que allí tirasen a un animal, decidió adentrarse en el edificio, siguió el olor y se encontro con una desagradable escena por lo que reportó el caso a la policía; cuando ésta fue a investigar, encontró a Lucas Freck, un chico de quince años, al final de una escalera, roeado de grandes manchas de sangr que a simple vista parecía llevar mucho tiempo ahí; en sus manos sostenía una cuchilla con la que aparentemente se realizó múltiples cortes en sus brazos y muñecas; también se encontraban restos de una votella de vodka. Finalmente, se encontró una nota que rezaba: Siempre voy a amarte, a pesar dela muerte. Lo que hizo que la polciía comience a investigar si se trataba de un suicidio, que es lo más probable. Recordemos que el año anterior, una chica, Amy Jhonson, se suicidió y dejó una nota con el mismo texto, la policia investigará si pudo haber cierta relación entre las dos muertes. Ésta mañana se le realizó una autopsia, la cual reveló que tenía múltiples fracturas, debido a que se supone, el adolescente se tiró  de las escaleras; sin embardo la causa de su muerte fue un derrame ocasionado por el corte en su pecho, el cual formaba la letra "A", justamente la inicial de la fallecida anteriormente mencionada, lo que refuerza la posibilidad de un suicidio. El adolescente tiene aproximadamente dos días de fallecido. La familia de la víctima se encontraba de vacaciones, por lo que no se denunció su desaparición, se les notificó de su pérdida, por lo que están volviendo al país; de momento no obtuvimos declaraciones de ningún integrante. Seguiremos informando antes cualquier novedad."

 Katia nunca había prestado tanta atención al televisor, y mucho menos a un canal de noticias, ya que pensaba que lo que se decía era todo mentira, pero debía admitir que ésta vez se habían esforzado en hacer un buen trabajo y transmitieron la verdad, por otro lado se sacó la preocupación de que la descubrieran, la policía no investigará mucho y la dejará como suicidio; nunca la atraparían.

 Desde que mató no había vuelto a cortarse, se conformaba con pensar en torturar a demás gente. Pensar en la sangre, cómo brotaba de la piel de Lucas, el olor a ella; cómo él pedía que parara, que lo dejara ir; el torturar a la gente que de alguna forma provocó su dolor, era mucho más satisfactorio que dañarse a ella misma. Tan sólo tenía que esperar unos meses y seguiría con su tortura. Se puso los auriculares y se fue a dormir, feliz.

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  Pasaron ya tres meses desde que cerraron el caso, lo dejaron como suicidio, Katia estaba satisfecha con su trabajo, pero había algo que le molestaba: ya no pasaba casi nada de tiempo con su padre. La mayoría de veces decía que tenía muchos papeles en el trabajo y haría horas extras para ordenarse. A veces, ni siquiera explicaba su ausencia, simplemente se iba. Los fines de semana decía que tenía reuniones, que iba a jugar tenis con los amigos, y no volvía hasta la madrugada o al mediodía.

 Katia ya sospechaba pero siempre que le contaba a su madre de sus sospechas, ésta sólo la mandaba a su cuarto y la regañaba. La adolescente no entendía por qué su madre era ta ingenua y se negaba a dudar, por lo que decidió investigar por su cuenta. Sólo que necesitaba planearlo para que su madre no sospeche, no iba a arriesgarse a un castigo.

 Estaban pintando su habitación, por lo que no podría estar tranquila, Decidió salir a caminar, aunque nunca hacía eso, no había otra alternativa. Le avisó a su madre y salió. Iba muy tranquila por la calle, llevaba los auriculares en sus orejas, sonando la lista de temas de No te va gustar, definitivamente Katia escuchaba demasiado esa banda, era su favorita. Mientras, observaba con cuidado su alrededor. Se encontró frente a un café, que siempre le llamó la atención por su aspecto tan rústico, algo que le encantaba a Katia. Aprovechó que tenía tiempo y se acercó a contemplarlo. La gente conversando, todos con sonrisas en sus caras, los mozos entregando el café, el olor a las facturas, medialunas, masitas, el calor que había dentro, era muy hogareño. Casi que la hacía sentir feliz, hasta que en una mesa le pareció ver a un hombre conocido, estaba con una mujer que parecía de la misma edad, morochas; intentó identificar al hombre, cosa que le era difícil ya que estaba de espaldas. Estaba tan distrída que no se había dado cuenta de que había comenzado a llover. Metió su mano en el bolsillo de su buzo, donde tenía su monedero. Tenía dinero suficiente, así que decidió entrar. Tenía en mente pedir un jugo de naranja y unas medialunas, una de esas ricas medialunas que de tan solo olerlas se le abría el apetito; pasó por la mesa en la que estaba el hombre con la morocha. Katia miró por el rabillo del ojo, cuando logró verle la cara al hombre, lo reconoció al instante; ella siempre pensaba lo que hacía, nunca accionaba por impulso, pero la mezcla de rabia, enojo, tristeza, decepción, la invadió, bloqueó su mente y sin pensarlo llevó sus manos con rabia a la desalineada, desprolija y sucia cabellera de la morocha, a quien tiró al suelo.

 -¡Katia! - le regañaba - ¿Qué te pasa? ¡Compórtate! Por favor. - Regañaba el hombre al tiempo que tomaba a la adolescente del brazo, reteniéndola.

 -No me pidas que me comporte, sos un mujeriego, me das asco, estas con ésta ramera. -Dijo al tiempo que escupía la cara de la mujer.

 -Un poco de respeto por favor, déjame que te explique - tartamudeaba.

 -¿Y encima sos capaz de pedirme respeto? ¿y el respeto hacia mi madre, hacia mí, hacia tu familia? No quieras pedirme respeto ni por tí, ni por ésta - dijo mientras señalaba a la mujer - no te mereces nada, acabas de destruir mi familia ¡mira! - dijo al tiempo que le alzaba la mano - ni siquiera tienes tu anillo de casado, ¿cuándo te divorciaste? - dijo con una risa irónica.

 Katia salió a paso rápido del café, comenzó a correr hasta su casa, yendo por otro camino y tomando desvíos, la lluvia golpeaba con fuerzas su cara, y ésta escondía las lágrimas que recorrían con fuerza su cara.

 Media hora después, luego de correr y correr, estaba más calmada, por lo que decidió volver a casa, apenas cruzó el pasillo de la entrada escuchó a su padre gritar.

 -Katia, compórtate, no puedes armar tremendos líos por nada y echarte a correr a estas horas, estas más que castigada.

 -No sos nadie para castigarme, no me digas qué hacer, ni me dirijas la palabra, me das asco. Ah, y por cierto, a tí no te parece nada, pero mi madre no estará nada contenta cuando se lo cuentes, ve y dile que pasó, vamos - le gritaba al tiempo que subía las escaleras y daba un portazo. Por suerte ya se habían ido los pintores, tendría tranquilidad. Prendió su celular, seleccionó la lista de reproducción de No te va gustar una vez más y reprodució "Sólo", se colocó los auriculares, puso el volúmen al máximo y se sumergió en sus pensamientos, mientras lograba escuchar gritos que provenían del piso de abajo.

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⏰ Last updated: Sep 19, 2013 ⏰

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El precio de lastimar.Where stories live. Discover now