El poder de una traición [Suspendida De Momento]

IX - Un nuevo comienzo

El final de nuestra Instrucción Básica se acercaba cada vez más deprisa, apenas nos dimos cuenta de cómo el tiempo avanzaba inexorable durante los últimos meses de aquél primer año de nuestra estancia en el ejército; hasta la mañana del 6 de junio de 2019.

-¡Soldados! – La voz grave y fuerte del sargento Mudker provocó que reinase el más absoluto silencio en el barracón. – Empieza la última semana de vuestra Instrucción Básica, asique durante esta semana aparte del entrenamiento habitual os tendréis que ir apuntando a una de las distintas ramificaciones de nuestro Ejército. Tal vez sea como piloto de cazas, como soldado raso, o quien sabe igual os arriesgáis con los Navy Seals, aunque no os lo recomendaría, he oído cosas horribles. Podréis pensar en ello mientras corremos, ¡en marcha, no quiero vagos!

Después de aquella charlita Frank, Gilbert, Robb y el resto no paraban de hablar una y otra de vez de dónde se alistarían. Por otro lado, Ben y yo estábamos relativamente tranquilos, sabíamos dónde íbamos a ir, aunque no qué nos depararía en aquél escuadrón.

El último día llegó y Mudker nos reunió a todos.

-Chicos, antes de que os vayáis os quiero decir que ha sido un gran año de entrenamiento. Lo habéis dado todo en cada momento y estoy orgulloso de ello. Os deseo toda la suerte del mundo allí donde el viento os lleve. Adiós chicos, ha sido un placer. – El sargento se cuadró y saludó y todos nos cuadramos a la vez.

Al final nos dejaron la tarde libre por lo que aprovechamos a ir a nuestro pub favorito, el "Reinish". Nada más entrar nos fuimos a nuestra mesa, la que estaba más alejada de la puerta y del resto de clientes por lo que podíamos estar tranquilos y relajados sin interrupciones. Después de varias jarras de cerveza los chicos fueron comentando donde habían echado la solicitud.

-Yo voy a intentar ser piloto de cazas – Dijo Frank – Siempre me ha parecido muy guay poder volar así que habrá que intentarlo, ¿no? – Imitó el vuelo de un avión con los brazos mientras el resto no podíamos aguantar la risa.

-Por nosotros – Gilbert levantó la jarra de cerveza. – Por que estemos donde estemos seguiremos siendo los mejores compañeros de todo el ejército. ¡¡Hurra!!

-¡¡Hurra!! – Gritamos todos a la vez, chocando nuestras jarras en lo alto.

Mientras las jarras seguían cayendo observé a mis compañeros de mesa. Robb y Dumbo estaban bromeando tranquilamente, Ben estaba embobado mirando a un punto alejado de la realidad. Frank por su parte comía una ración de frutos secos. Marc estaba en su línea, hablando con la camarera con la que ya había quedado más de una vez, por último estaba Gilbert que rebuscaba insistentemente dinero para tomar más cervezas. El grupo había aumentado el número de integrantes pero seguía siendo la misma esencia que nos mantenía unidos y nos hacía grandes. "Ojalá no nos separemos nunca" pensé mientras daba un último trago a una jarra. Los miré durante un rato más sonriendo, era muy feliz de estar con aquellos chicos, les deseaba lo mejor.

Al día siguiente nos llamaron en un barracón alejado del resto que sería nuestro nuevo hogar, estaba igual de viejo que nuestro H6 sin embargo estaba mucho más vacío, a penas éramos seis personas contando con Ben y conmigo. Nos empezamos a impacientar porque nuestro superior no llegaba y ya llevábamos mucho tiempo allí esperando.

Unos pasos empezaron a resonar cerca de la puerta y todos nos pusimos firmes esperando a que entrase.

-No me jodas... -Susurré al subir la mirada por las botas que entraban por la puerta hasta su cara, cruzada por una gran cicatriz. Le reconocí enseguida; era el sargento Valley, el de mi prueba de acceso al ejército, no me dio muy buena espina en su momento.