"Laia ha vuelto".
Este es el comentario que llevo escuchando desde primera hora. Ninguno de mis excompañeros se ha acercado a preguntarme por mi supuesto secuestro; no siquiera mis antiguas amigas, que tan solo me han mirado de reojo. Ahora es cuando más echo de menos a los chicos, con ellos podía pasar días y días y jamás me dejaban sola. Éramos un equipo que jamás pude formar aquí.
Toca la que era mi asignatura favorita según el horario que me han dado. Tecnología se imparte en el taller número C de la planta 2. Antes de llegar, puedes encontrar el baño D, al que tengo la urgencia de ir. No porque tenga necesidades, sino porque creo que comienza a desvanecerse el maquillaje de mi brazo. Reviso que no hay nadie, y saco los polvos para poder colorear la zona. En efecto, estaba comenzando a verse el tatuaje. Me aseguro de tapar toda la tinta negra y cierro la cajita.
Estoy dispuesta a salir del baño, pero un golpe interrumpe mi paso. Una pareja entra besuqueándose apasionadamente. Vamos, que casi parece que lo van a hacer en mis narices. Intento zafarme por el hueco que han dejado en el pasillo, pero me es imposible. El chico gira la cabeza y se queda mirándome, fijo. Cuando reparo en él, la sangre se congela en mi interior.
-Laia...-suspira sin hacer caso a su ligue que le tira de la camiseta.
-Hola, Hugo.-digo sin más.
Hugo Gonzáles, mi exnovio. El mismo que hasta hace dos minutos parecía que se iba a comer a una cría de cuántos, ¿quince años?
-Vamos, bebé-la chica le sigue besando el cuello, pero él la aleja con brusquedad.
-Así que es verdad que has vuelto...
Su voz se va apagando conforme avanza la frase. Ya no hay sentimientos por mi parte, y por lo que veo por la de él tampoco. Sin embargo, no puede quitar la mirada de mí.
***
Tras el encuentro con Hugo, decido bajar a la cafetería para comer algo. No creo que pueda enfrentarme a otra hora más aunque sea de esa clase.
***
Qué hipócrita es la gente y qué verdaderas son algunas personas. Esa puede ser la frase resumen de mi día.
¿Hipócritas? Mis antiguas amigas. Se han acercado con todo el morro a la hora de comer para mostrar su inmensa alegría por mi vuelto. Todo mentira claro. Conozco desde los trece años a Elena, Gala y Maica, y os puedo asegurar que estaban mintiendo. Para ellas fue un alivio que me fuera. Era su competencia con los tíos, en los estudios, incluso cuando íbamos de compras yo tenía menos talla que ellas. Siempre estuvieron a mi sombra hasta que me fui, entonces vieron vía libre para ocupar mi puesto. Inocentes, creen que me trago algunas de sus palabras. Por culpa de una de ellas me fui, y por lo mismo estoy de vuelta.
Justo después de sonreírlas falsamente y de que se fueran, aparecieron Marta y María. Las dobles M, como se hacen llamar. Un par de amigas que pueden hacerse pasar por gemelas. Son nuevas este año, así que ni me conocían; no han hecho preguntas, solo se han acercado y han hablado conmigo. Quizás haya hecho nuevas amigas, tal vez. Me han acompañado hasta casa con una amable sonrisa. Y digamos que serán mis nuevas compañeras de aventuras.
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Aquí tenéis el segundo capítulo de la novela. Podéis dejarme vuestros votos y vuestros comentarios.
¡Nos vemos en la próxima mayúscula!
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Yo, desaparecida
Teen FictionTras pasar un año fuera de casa, Laila vuelve a casa sin saber muy bien el porqué. ¿Seguirá siendo todo como antes? ¿La estarán esperando? Y lo más importante, ¿por qué se fue? Una novela juvenil que combina amor con misterio de una forma sorprende...