Aún si no me puedes ver.

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Sinopsis: A ella ya nadie le ve, pero aun así... siempre vuelve aunque el alma se rompe en pedazos.

Ooc de parte de algunos personajes.

Aún si no me puedes ver

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Era una tarde lluviosa, saltaba por diferentes edificios. No estaba a cargo de Karakura pero aun así ella volvía siempre. ¿Por qué volvía? ¿Por qué tenía la necesidad de venir cada día?

"No lo sabe"

Siempre buscaba en diferentes parte, en diferentes rincones y en distintas casas, pero siempre evitaba una casa, la de ella. Siempre tenía el temor de verle allí. Esa tarde quería saber, tenía que saber si ya había continuado.

"Tonta"

Era obvio que tenía que continuar, ya habían pasado dos años, y ella no había vuelto. Además jamás le dijo un "te esperare" eso nunca existió. Se acercó a la ventana del departamento de la muchacha, de su compañera de batallas, de su amiga y rival. Estaba sirviendo te en una pequeña mesa de centro, sus mejillas estaban sonrojadas y tenía una gran sonrisa. Su sonrisa era su lamento.

"Quería llorar"

Su amiga giro hacia la ventana, ella se asustó pero recordó que no podían verle, sintió una puerta abrirse, era la del baño. Cerró sus ojos fuertemente, no quería ver. Escucho la voz de un hombre pero no pudo identificarlo ya que junto con su voz se escuchó un trueno. Abrió lentamente sus ojos y su corazón se detuvo. Era el muchacho de cabellos anaranjados. Apoyo su mano en el vidrio y una lagrima cayo amargamente pero fue enjuagada por las gotas de agua. Él miro el vidrio y abrió sus ojos fuertemente. Se acercó corriendo.

"Lamento el haber venido. Que tengas una prospera y feliz vida."

Vio esas palabras escritas, Inoue se le acerco y apoyo su mano en su hombro. Él se asustó y volteo a verle. Ella estaba ahí. No le importo, tomo su chaqueta y salió corriendo. Debía estar en algún lugar, la chica que había esperado hasta el día de hoy tenía que estar ahí... Rukia tenía que estar ahí.

Ella corría por las calles no quería saltar los edificios, resbalo y cayó al suelo, se quedó allí un momento; sentía que le faltaba el aire y creía que su corazón estaba en el suelo. Él había continuado, él había avanzado hacia el futuro, había dado vuelta la página. Ella era la tonta que seguía en la misma página, con temor de voltearla. No quería voltear la página.

"No quería perder la esperanza"

"Esperanza" era a lo que se aferraba, pero ya no más. Se levantó y se encontró al frente de la casa de él. Vio el poste donde dio sus poderes de shinigami, donde había hecho ese lazo con él. Ese lazo que estaba desapareciendo.

"Que ya no existía"

Sonrió melancólica y amargamente, no sabía que hacia ahí, se sintió más tonta de lo que era. Esperaba algo que nunca llegaría, quería oír palabras que jamás serian dichas. Quería un abrazo que no estaba y quería un amor que jamás existió. Cerró los ojos y fue a la habitación de él. Miro cada detalle. Todo estaba igual, su cama, su escritorio, el aroma... ese aroma que había extrañado. Abrió el closet y vio los futones como ella los había dejado la última vez. Apoyo sus codos y comenzó a llorar. La puerta se abrió de golpe y ella se paró, seco sus lágrimas y se quedó quieta. Él ya no la veía.

"Ella no existía en su vida"

Nuevas lagrimas salieron de sus ojos cuando lo vio, estaba todo empapado al igual que ella. Ichigo vio su ventana abierta y fue directamente a asomarse, suspiro y volteo. Se quedó viendo donde estaba ella. Su corazón se aceleró, aunque no la veía su mirada estaba justo allí, en ella, en sus ojos como si supiera donde estaban. Nuevamente suspiro. Ella volvió a llorar.

"Ya no había nada"

Se acercó a él sin miedo y lo acaricio, como una brisa veraniega. Suspiro como la suave brisa de primavera. Y susurro en su oído como el viento susurra. Comenzó a alejarse de él y vio las lágrimas en sus ojos.

"Daño"

Estaba siendo egoísta ¿Por qué seguía viniendo? Ella no era de su mundo, ella nunca había pertenecido ahí, pero aun así estaba ahí. Por él. Para él. Comenzaron a llorar silenciosamente los dos. Ella más fuerte cada vez y él se secaba las lágrimas. Ella no podía más, el dolor era grande y el amor insoportable. Quería besarle, quería que le besara. Quería que le abrazara y que le dijera que la amaba. Que estaba en casa de Inoue por la escuela... pero eso jamás llegaría. Llevo sus manos a su rostro y siguió llorando. Unos brazos la rodearon, giro y vio a Matsumoto a su lado. Ella en un intento trato de besarle, pero no podía porque su amiga se lo impedía, la jalaba para irse. Ella le decía "por favor... déjame" pero era un ruego sordo. Comenzó a decir su nombre, con casa célula de su ser, con cada fuerza de su corazón. Quería llegar a él, pero sentía que estaba demasiado lejos. Estaba ahí, sentado frente a ella, comenzó a gritar su nombre pero él no escuchaba. Se desesperó, comenzó a gritar cada vez más fuerte, con lágrimas más gruesas. Su garganta comenzaba a arder, Matsumoto la soltó al ver su desesperación.

"Mírame por favor"

Se arrodillo y se apoyó en sus piernas, seguía llorando. "Te amo, Idiota" decía una y otra vez. "Realmente te amo ¿Por qué no me ves?" Dijo apartando su rostro de sus brazos mojados."¡Ichigo!" grito y vio que él abrió sus ojos, miro a diferentes lados buscando algo que no veía. Ella se paró y se puso frente él. "¡Ichigo!" gritaba y él, como susurro escuchaba su nombre, lejano y casi sordo, pero escuchaba.

"Era su voz"

Ella cayó de rodillas cansada de gritar, seguía llorando. Matsumoto salió de la habitación esperándole afuera. No podía gritar más.

"No más"

Levanto su rostro y sonrió, "quiero volar...contigo" dijo bajando nuevamente la cabeza, Ichigo miro hacia donde estaba ella, escucho su voz más fuerte. Poco a poco algo era visible en su habitación, algo negro y blanco, que se movía levemente.

"No quiero vivir más años sin ti"

"Ichigo..." dijo en susurro, le dolía la cabeza de tanto llorar, y la vio. Por fin la volvió a ver, "¿será una ilusión?" pensó. Se agacho y se puso frente ella. No quería decir su nombre, tantas noches diciendo y gritando su nombre que se había cansado. Estaba cansado de ser engañado por su corazón. "¿podrá ser?" estiro sus brazos, pidiendo, rogando que no fuera caer al suelo. Ella sintió unos brazos rodearla, sintió un pecho cálido y un corazón latiendo fuertemente. Se aferró a él y lloro más fuerte. Él la abrazaba fuertemente, sintiendo que si la soltaba ella se iría nuevamente. Matsumoto veía la escena, cerró silenciosamente la ventana y se fue a la Sociedad de Almas dejando a aquellos afortunados que podían volver a verse.

Formas de amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora