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—¡Huya Princesa! Nosotros los detendremos
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—¡Más rápido, nos están alcanzando!
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—No te detengas ¡sigue corriendo!
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Yuni no sabía en qué momento la situación se retorció de tal manera para que se encontrara corriendo por su vida; si bien, era algo cotidiano desde su llegada a ese tiempo, no se acostumbraba por completo.
¿Y quién lo haría?
Hacía unos días se encontraba viviendo tranquilamente en Namimori con sus amigos y allegados cuando de pronto ¡BUM! Se encontró a sí misma en un futuro apocalíptico en el cual estaba muerta, su Famiglia era cazada como animales, los Arcobaleno estaban muertos y Vongola reinaba sobre la mafia con puño de hierro.
¿Loco, no?
Después de todo, no diario puedes desafiar las leyes del espacio-tiempo.
De alguna forma, muy a su pesar, sabía que las cosas terminarían así. Xanxus di Vongola era un hombre tosco, peligroso y con quien no se podía dialogar, el conflicto era inevitable y sucedería tarde o temprano, y la situación era la prueba de ello. Después de todo, acordar una reunión en territorio neutral era demasiado bueno para ser verdad. Yuni había pecado de inocente y soñadora al pensar que solo con palabras podrían llegar a un acuerdo, no obstante, Irie y Spanner no. La reunión resulto ser una emboscada para apoderarse de los anillos Mare y de paso destruirlos.
«Tomaremos la cabeza de su Jefa como pago por destruir la base de Japón, véanlo como una retribución» había declarado Lussuria con una sonrisa, como si matar personas fuera cosa de niños.
El caos comenzó después de aquello, y se puso peor cuando el segundo al mando de Vongola apareció. Minutos después se encontró a si misma aferrando fuertemente la mano del chico a la vez que huían del mismísimo Xanxus y toda la Varia. El poderoso y peligroso hombre les perseguía como un perro rabioso, disparando a diestra y siniestra. Decir que estaba enfadado era un eufemismo, estaba cabreado ¡peor! Encabronado.
—¡Extremadamente no mires atrás, sigue corriendo! —ordenó Ryohei en su hombro.
Yuni asintió, la preocupación desbordándose de su pecho. Había escuchado a Skull gritar y a Collonello maldecir a su espalda, para segundos después escuchar un explosión provocada por los rayos de Gamma. Los proyectiles y llamas volaban por sobre su cabeza cuando la risa de Belphegor hizo eco en sus oídos, demasiado cerca para su gusto.
—Shishishishi. No escapareis con el juguete del jefe —rió con cuchillos en mano.
Las navajas volaron hacía ella provocando algunas exclamaciones ahogadas, pero antes de siquiera tocarlos Ryohei las desvió con su Máximum Cannon, obligando a la tormenta a retroceder chistando. Yuni advirtió las vibraciones asesinas que desprendía el pequeño Hitman aun más violentas que hacia momentos atrás, cuando el niño a su lado (que Ryohei había llamado Sawada) le había pedido que lo ayudara.
—Onii-san —llamó él con notable preocupación, ocasionando que el bebe se tranquilizara.
Ryohei no se caracterizaba por ser una persona que escuchara razones o que cediera fácilmente cuando algo se le metía a la cabeza, sin embargo, ahí estaba, empujando sus deseos homicidas al lugar más oscuro de su mente por la suplica implícita en la voz del chico a su lado.
—¡BAAAASUUUURAAAAA! —rugió Xanxus acercándose peligrosamente. Las llamas de la ira bailando violentamente a su alrededor y las cicatrices en su rostro haciéndose cada vez más visibles.
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El Guardián del Cielo [Katekyo Hitman Reborn!]
FanfictionAquel que poseyera el pacificador del cielo, todos pensaban, debía ser extremadamente fuerte. Digno. Poderoso, pero por sobre todo, peligroso. Capaz de hacer temblar a los demás con su presencia e infundir miedo en los corazones de sus enemigos, no...