CAPÍTULO 5

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A la mañana siguiente de la fiesta, me despierte sola en la habitación, era las nueve y media de la mañana y todavía Claris no había aparecido por la habitación, su cama estaba tal cual como la dejo ayer, así que aquí no ha dormido, seguro que se habrá quedado a dormir con aquel chico que seguramente sea su novio.

El día transcurrió con normalidad, pase todo el día encerrada en mi habitación, solo salí para comprar comida y volver a la habitación para prepararme para el primer día de clase. Claris tampoco apareció por la habitación.

El despertador suena a las 6:30 de la mañana. Siempre, el primer día de clase, me levanto muy temprano para estar lista y llegar la primera a clase, es como si fuera una tradición. Me levanto con el pie derecho para que hoy todo sea perfecto ya que hasta ahora la Universidad no ha sido como yo esperaba. Me doy una ducha para estar bien despierta por la mañana y me pongo lo primero que cojo del armario. Hay un montón de chicas que se pasan casi una hora para elegir el modelito que se van a poner para ir a clase, pero a mí me da igual lo que piense la gente sobre mí look, yo voy muy cómoda con mis pantalones tejanos y mi blusa. En el armario no tengo mucha ropa, solo un par de tejanos, algún vestido para ocasiones especiales y sobre todo muchas blusas, casi todas iguales pero en diferentes colores.

Reviso que tenga todo preparado para las clases y que no me olvide nada, me pongo mis Converse favoritas las típicas blancas que tiene todo el mundo, cojo mi bolso y a las 7:45 ya estoy saliendo por la puerta.

Tardo solo 15 minutos en llegar a la facultad, pensaba que estaría más lejos o que me costaría más en encontrar un sitio donde aparcar el coche. A penas hay unos cuantos coches aparcados. Todavía falta una hora para el inicio de las clases, así que decido ir a la cafetería de la facultad, espero que a esta hora este abierta. Y sí, está abierta, pido un café con leche, vainilla y canela. Desde que iba a la escuela, siempre mi madre me preparaba el mejor café que he probado en mi vida, lo hacía con tanto amor que casi era adicta a ese café, y la verdad, es que desde que no está, echo de menos el café con leche, vainilla y canela que me preparaba cada mañana.

La cafetería está desierta, así que me asiento en una mesa al lado de la ventana con mi café y observo el exterior. Son las 7:15 y todavía no hay nadie, solo faltan 45 minutos para que empiecen las clases y todavía no hay nadie.

Empiezo a echar de menos a la gente de Coldwater, aquí me siento bastante sola aunque haya bastante gente a mí alrededor. Aun que en Coldwater también estaba sola, era otro tipo de soledad, por lo menos allí tenía el recuerdo de mi madre, aquí no tengo nada, bueno si, una compañera de habitación que no aparece por la habitación, espero que este bien y que no le haya ocurrido nada malo.

En el momento que me alejo de mis pensamientos, veo a una masa de gente buscando una plaza para estacionar el coche. En solo unos minutos, la cafetería se ha llenado de gente, parece que todos se hayan puesto de acuerdo para venir a la misma hora. Decido coger el mapa de la facultad y salir de la cafetería. Tengo que ir a la sala B-38 y según el mapa tengo que subir hasta la tercera planta, girar hacia la derecha, todo el pasillo recto y otra vez a la derecha y ahí estará mi clase. Espero encontrar la clase rápido, no perderme y poder llegar a tiempo a clase para coger el mejor sitio. Me abro paso entre la gente que va hacia todas direcciones. Algunos parecen perdidos como yo, otros que se nota que llevan algún tiempo en la facultad y otros que solo van a la facultad por las fiestas nocturnas. Me ubico bastante bien y no me cuesta mucho encontrar la clase. Soy la primera en llegar a clase. ¡Objetivo cumplido! Ahora toca elegir el sitio donde sentarme. No tengo mucho tiempo para pensar porque enseguida entran cinco compañeros más, así que me siento en la mesa del medio de la segunda fila. Las mesas son de 3 personas así que me siento en el extremo izquierdo de la mesa.

Saco el móvil para hacer ver que estoy ocupada con algo, nunca se me han dado bien los primeros días de clase, y siempre soy bastante tímida al principio. Por suerte de momento no se ha sentado nadie a mi lado. Quedan 2 minutos para empezar las clases, levanto la cabeza y miro hacia la puerta: es él... Connor...no puede ser que este aquí. Lo reconozco nada más entrar por la puerta, chico alto 1'80, ojos oscuros y profundos, cabello castaño, bronceado, camiseta negra de manga corta donde deja ver los tatuajes que tiene en los brazos, tejanos oscuros y unas Converse. No puedo apartar la vista sobre él. De pronto nuestras miradas de cruzan, creo que me ha pillado, enseguida aparto la mirada y veo que hay una chica sentada a mi lado. ¿Cuándo se ha sentado ahí? Para no ser un poco borde le digo:

-Hola, me llamo Alex –le digo mostrando una de mis mejores sonrisas.

-¿Qué tal? Soy Amanda, encantada, ¿también eres nueva aquí? –me responde muy simpática.

-Si, llegue el sábado por la tarde, me hospedo en el edificio "B" y tú?

Antes de que Amanda me pueda contestar, alguien le interrumpe.

-Ehhh... tu, estas en mi sitio morena. –las dos miramos hacia el chico borde que está hablando. Me doy cuenta de que le habla a Amanda y ella enseguida se levanta y se sienta en otro sitio. Como no... es Connor. Miro a Amanda y con la mirada me intento disculpar con ella mientras Connor se sienta justamente a mi lado. Intento no mirarlo y empiezo a jugar con mis dedos nerviosa sin saber muy bien qué hacer. Menos mal que en ese momento entra el profesor por la puerta. La primera clase que tenemos es una materia optativa que he cogido para hacer este año; Español.

La clase transcurre con normalidad, creo que esta asignatura no se me va a dar muy bien, ha sido la primera clase, y no me he enterado de nada.

Connor ha estado molestándome toda la hora, menos mal que con suerte. Cuando salgo de la clase, justo él estaba parado, apoyado en la pared con una pose muy chulo.

-Así que eres la nueva chica... la compañera de Claris, ¿verdad? – me dice cuando paso cerda de él sin pararme.

- Sí...- respondo con la mirada fija en el suelo acelerando el paso.

-Y la chica de la fiesta, la de la habitación. – se pone delante de mi cortándome el paso. Cuando levanto la mirada veo que tiene una sonrisa muy seductora, nunca había visto una mirada como la suya, y relucen sus dientes perfectamente blancos. Cuando se da cuenta que le estoy observando muy detenidamente me sonrojo. Se acerca lentamente a mí, me aparta los mechones que tengo delante de la oreja y me susurra:

-Tienes unas tetas muy sexy. – me dice muy lentamente muy cerca de mí oído y cuello. De repente se me pone la piel de gallina, puedo notar su aliento caliente y con una mezcla de sabor a hierba buena y tabaco. Mi cuerpo tiene una reacción diferente a él que ha otros chicos, me quedo paralizada, sin creer lo que me haya dicho. Sin darme cuenta se me caen los libros que tenía en la mano al suelo.

-Nos vemos muy pronto, Alexandra. – me da un beso en la mejilla muy dulce y roza suavemente nuestras manos al marcharse. Necesito unos minutos para saber que ha pasado. ¿Qué coño acaba de pasar?, ¿A que ha venido todo esto? No sé a que ésta jugando Connor, pero quiero averiguarlo.

Y hasta aquí el capítulo de hoy. No dudéis en seguirme, si os ha gustado darle a la estrellita y dejar vuestra opinión abajo!

¡GRACIAS! :)

Un Viaje para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora