(Basado en hechos reales y en experiencias personales)
¿Nunca te ha ocurrido que te despiertas con rasguños en la piel? Como si te hubiese aruñado un gato o algo parecido, ¿no te parece extraño eso?
Cuando dormimos no medimos la cantidad de fuerza con la que nos rascamos, pero ese no es el caso; es solo un dato para que vayas recopilando información acerca de los casos. Resulta ser que ha habido gente que se queja de extraños rasguños en la piel; algunos que van desde la zona alta de la espalda hasta el coxis, siguiendo la linea de la columna vertebral. Personas que dicen tener dichas marcas desde el muslo hasta el tobillo o incluso desde el hombro hasta la mano. Todo esto parece muy extraño, ¿no? Esos rasguños no seríamos capaces de hacérnoslos nosotros mismos mientras dormimos, pero entonces: ¿Por qué los tenemos?
"La realidad supera la ficción" es una frase del youtuber DrossRotzank, que tiene un video sobre esto y que me ayudó a generar la idea de esta historia, en fin. Podemos aplicar dicha frase en este tema; por más hórrida que sea la ficción, ver que estos asuntos ocurran en la realidad hace que se te hiele la sangre. Y tú, querido lector: ¿Has tenido una experiencia así? ¿En qué crees que consiste?
Muchos han ido a médicos y todos a pesar de sus esfuerzos llegan a la misma conclusión: Los rasguños no se deben a ninguna enfermedad en la piel, o bien ellos mismos o alguien más se los hace.
Estas son anécdotas reales . Busque información en foros de internet de esta temática y tú también puedes hacerlo para que compruebes.
Sin más que hablar, empecemos con la historia.
Y dice así:
Había una vez una chica que sufría de ese mal; se despertaba con rasguños en el cuerpo. Aquellas finas marcas recorrían sus piernas, su espalda e incluso despertaba con ellas en su cara y abdomen. Estaba desesperada; no sabía que hacer ya. Había ido a varios médicos de la especialidad y descartaron todo tipo de enfermedades incluyendo el cáncer de piel como posible enfermedad.
¿Y cómo aparecen estos rasguños entonces? Había preguntado ella en diversas ocasiones y todos contestaban lo mismo: "O alguien o tú misma te los haces"
Eso a ella le parecía imposible, porque vivía sola en su departamento y no tenía mascota. Pero, ¿hay algo más aparte de esto? Pensó ella.
Pues sí, no tardó mucho en encontrar la conexión; cada vez que se despertaba con los rasguños tenía aquella noche una pesadilla. Siempre eran distintas pero el desenlace de aquellas era el mismo: Caía a un oscuro vacío.
A veces soñaba que corría por un bosque, no sabía la razón del por qué lo hacía; solo sabía que debía seguir corriendo. Otras veces era que estaba buceando y no había superficie, mientras más trataba de subir a ella más en vano era su intento. Era así hasta que se ahogaba e iba a las profundidades del agua.
Y la que ella consideraba la peor: Estaba encerrada en una habitación oscura donde la torturaban. Soñaba que un hombre le cortaba los dedos dolorosamente uno por uno y luego de esa misma forma le arrancaba los dientes. A pesar de que era solo un sueño el dolor se sentía real; como si se lo hicieran en carne propia. Luego sentía que el hombre le arrancaba los ojos y se despertaba de su horrible pesadilla con múltiples rasguños en su cuerpo.
Empezó a tomar medidas drásticas: Se amarró guantes con cinta plástica en las manos y calcetines en los pies.
Todo pareció haber estado saliendo bien; no le había ocurrido nada hasta que sucedió...
Sintió como si le estuviesen clavando una navaja en el cuerpo y se deslizaba lentamente. La chica estaría desangrándose rápidamente pero cuando reaccionó , comenzó a gritar del dolor y se destapó el cuerpo de las sábanas solo para ver un profundo rasguño que recorría su estómago.
Ya ella, presa del pánico, no sabía que hacer. Pensaba todo tipo de teorías absurdas; creyó que se trataba de un insecto, por lo que fumigó donde vivía... Sin mucho éxito.
Todo seguía y hacía que la salud física y mental de la chica decayera gravemente. Cada rasguño resultaba ser una tortura; sentía como si le abrieran la piel, pero a los quince minutos de aquello resultaba que no tenía ningún rasguño. ¿Por qué?
Decidió hablar con su amiga. Ella se quedaría a dormir con ella para poder observar que era lo que le ocurría a su amiga mientras dormía.
Eran las once y ya la chica estaba preparada para dormir mientras su amiga la observaba desde la otra cama en al otro extremo de la habitación, lista para presenciar.
Fin de la primera parte.
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Mis Historias: Terror Psicológico
HorrorAquí escribiré todo lo que he escrito en papel estos últimos cuatro años en lo relacionado, al terror psicológico y suspenso. ¡Espero y lo disfruten tanto como yo disfruto hacer esto!