Soy yo, yo soy el problema.

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Connor paso toda la tarde cocinando, era una especie de terapia para el desde muy joven. Un día ayudo a su madre a preparar panqueques, otro la ayudo a hornear una tarta, y continuo así hasta que el comenzó a hacer sus propios pasteles y demás, sabía cocinar toda clase de repostería.

Preparar aquellos postres le recordaba a su madre aunque no lo notará, eso era lo reconfortante de cocinar cuando se sentía mal.

El problema era cuando, al igual que ahora, perdía la noción del tiempo y de la cantidad de cosas que había preparado. Eran ya las 3:30 de la mañana y el recién había sacado el último bizcocho del horno.

- Se ve bien. - La voz de Damián desde el marco de entrada de la cocina lo hizo dar un brinco luego de dejar la preparación sobre la mesa.

- Anuncia tu llegada la siguiente vez que hagas eso, casi me das un infarto.

- Lo siento, estoy acostumbrado a que el señorito me escuche desde antes.

- Es cierto. - Suspiro algo decaído al darse cuenta de que hasta la hiperaudicion había perdido.

- Connor. Ya pasan de las tres de la mañana...- El pelirrojo entro a la cocina y ayudó a apagar el horno y demás cosas mientras regañaba un poco al contrario. - Debes ir a la cama, ahora.

- Realmente no tengo sueño, yo-... -El antes mencionado miraba al piso decaído cuando fue cargado como un costal de papas en el hombro de su compañía. - ¡O-Oye bájame!

- Shhh, despertaras a Giggles y Petunia. - Fue todo lo que dijo Damian antes de apagar la luz y subir a su "carga valiosa" a su cuarto, dejándolo sobre la cama y quitandole los zapatos antes de cerrar la puerta. - Prometí a las chicas que te cuidaría y eso hare, honrare mi palabra como el caballero que soy.

- Eres un tonto, eso eres. - El otro solo rio despacio, casi en silencio, antes de abrazar la almohada de siempre y observar como este se quitaba los zapatos y camisa, quedando en pantalones y una camiseta blanca nada más. - ¿Que haces...?

- Ya te lo dije, cuidarte. Ahora hazme un lado que voy a dormir aquí.

En un par de segundos el pelirrojo se había metido a la cama junto al de ojos carmesi, quien negaba con su cabeza antes de darle la espalda.

- Tranquilo, solo dormiremos, no te hagas ilusiones.

- ¡Yo no-...! Ejem. Yo no me estoy haciendo "ilusiones", solo no te quedes con todas mis mantas que apenas cabemos aquí y hace frio. - Era cierto, aquella noche era bastante helada y la cama no era para dos chicos de su tamaño.

- Entonces déjame solucionarlo. - Damian volteo al otro y lo abrazo contra su cuerpo. - Listo. Ahora no estamos colgando de la cama y ninguno pasará frío.

- Como nos vean así en la mañana te arrancaré la cabeza, ¿Lo sabes, no?

- Es un riesgo que prefiero correr por cuidar a mi asistente.

- ¡Que no s-...! Que no soy tu asistente.

- Como sea, buenas noches bella durmiente.

Let Me Be The Hero This TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora