Le tengo miedo al tiempo

fin.

Había pasado un año desde la partida de mi hija, a veces solía verla entre sueños, ella estaba feliz, siempre la veía sonriendo y jugando, podía escuchar su risa, pero tarde o temprano el sueño terminaba y la melancolía me sucumbía, a veces la veía sentada la veía sentada junto a mi, pero solo era un espejismo que luego se esfumada.

El doctor había decidió quedarse unos días en ese pueblo llamado navidad, pero los días se convirtieron en meses y los meses en años, ya ni siquiera solía ir a la Tardis, vivíamos en la torre del reloj, donde se había convertido en el alcalde, siempre solía tener una solución para cualquier problema que surgiera en el pueblo, desde que comenzamos a vivir aquí, las cartas habían desaparecido, pero el doctor se había distanciado y el no se había dado cuenta de eso, pasaba todo el tiempo encerrado en su oficina reparando juguetes, casi ni hablábamos, extrañaba sus besos, sus bromas, extrañaba verlo ajustar su corbata de moño y entrar en la Tardis.

A veces yo solía ir a visitar la TARDIS, el doctor la tenia abandonada, dentro de mi sabia que el doctor se culpaba de la muerte de nuestra hija, el doctor era la única familia que me quedaba pero ahora me hacia tanta falta. Comencé a pasar mis días deprimida, extrañando los viejos tiempos, me sentía melancólica, así que traje de la TARDIS mi álbum de recuerdos, me senté en el sofá y comencé a ver las fotografías, los recuerdos comenzaron a pasar por mi mente, y las lagrimas no tardaron en derramarse sobre las fotos, pasaba mis dedos dulcemente cambiando las paginas, anhelando que todo esto terminara algún día.

el doctor estaba devuelta en la alcaldía, había ido a destruir un viejo ángel llorón que estaba en la nieve, había dejado su sombrero en el perchero junto a su abrigo, lo mire sin decir palabra alguna y limpie mis lagrimas, el paso junto a mi sin decir nada, creí que me volvería a ignorar, pero estaba vez regreso y se sentó junto a mi.

-se que estas triste, así que dime ¿Qué ocurre?- el dijo seriamente viéndome.

-nada, estoy bien, no me pasa nada -dije viendo a otro lado.

-te conozco, se que algo anda mal, por favor dime -(tomando mi mano)

-has cambiado mucho, ya no te reconozco - bajando la mirada.

-que quieres decir ?- sorprendido

-Abandonaste a la Tardis, me abandonaste a mi.. abandonaste incluso el recuerdo de nuestra hija.. aun recuerdas a nuestros amigos?.. ves esto en mi dedo? es un anillo de bodas, ese día hiciste promesas que hoy abandonaste, incluso esta comenzando a olvidar quien eres -- derramando una lagrima.

-yo.. no se que responder a eso, este pueblo me necesita-- dijo caminando a mi.

-ellos no son los únicos que te necesitan, yo también te necesito-- mirándolo

-es solo que al perder a nuestra hija, deje de merecer el nombre del doctor, no había razones para seguir viajando por el universo.

-doctor, tu no fuiste el único que perdió a su hija ese día, yo también lo hice, pero yo no sucumbí al aislamiento, necesitábamos ser fuertes por ella y en ves de eso, te alejaste, cada día estabas mas distante-- alejándome

-creo que llegue a olvidar quien era, por favor, te necesito.

-necesito tomar un poco de aire, te veo mas al rato.

comencé a caminar a la puerta, pero antes de salir el doctor tomo mi mano y me jalo hacia el, dándome un muy buen reconfortarle abrazo.

-no tienes idea de lo mucho que necesitaba esto- susurrando.

Abrí la puerta y dando una pequeña sonrisa hacia el, cerré la puerta y me senté en una banca, comencé a pensar en muchas cosas, estaba sentada, cuando un niño se acerco a mi, se sentó junto a mi y me ofreció una taza de café, pero al comenzar a tragarlo, había algo extraño en el, intente escupirlo pero era imposible, era como si mis labios se hubiesen sellado, fue entonces cuando me di cuenta que no era un niño, se oyó el crujir de su cuello fue entonces cuando me noto que era un dalek, , sentía como se quemaba mi garganta.