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BRYAN.

Me encontraba en casa, veía aburridamente un partido de fútbol en la televisión, cuando de repente... mi estómago comenzó a gruñir. Genial, genial. Tomé el directorio y me fui directo a la letra "P", el primer recuadro era  Pizza Hut,  pero anteriormente había llamado y mi pedido no fue el correcto, así es que lo descarté. 

Giorgios Pizza, la pizza que le daría un giro a mi vida, pero yo no lo sabía aún. Un hombre atendió mi pedido. Esperé a que la pizza y mi soda llegaran, veía el reloj con desesperación, habían pasado 25 minutos, y dijeron que después de los 30, el pedido era gratis. Pasaron los cinco minutos, y mi rostro esbozó una sonrisa. Pasaron 32 minutos, y el timbre sonó.

Me dirigí hasta mi puerta con una sonrisa  victoriosa.

─Han pasado 32 minutos desde que hice mi pedido, gracias ─Tomé la pizza y alcé mi mirada. 

Jamás debí haber hecho eso, mirar el rostro de esa chica fue mi perdición.

─Ho...hola ─La saludé con la sonrisa más retrasada del mundo.
─Buenas noches ─Respondió─ Disculpa la tardanza, tuve un pequeño accidente con un torpe que se pasó un semáforo ─Se excusó.
─Hola ─Repetí, con la misma sonrisa subnormal. 
Ella me miró como a un bicho raro─ ¿Su pedido es el correcto?
─Cla..claro.
─No lo has checado ─Dijo ella, levantando una de sus cejas.
En ese momento, sacudí mi cabeza y regresé a la realidad─ Tienes razón ─Abrí la caja y en efecto, todo era correcto─ Gracias.
─De nada, son $237 ─Me dijo con una adorable sonrisa en su rostro.
─Toma, conserva el cambio ─Solté, entregándole el dinero.
─¿Seguro? ─Me preguntó de manera seria─ Son $500.
─No te preocupes, no tengo cambio ─Sonreí.
─¿Por eso no querías que te cobrara? Digo, demoré dos minutos.
─Ah, si... pero, eso ya no importa. Quedó en el pasado ─Sonreí.
─El pasado de hace em... ─Miró su reloj─ ¿Dos minutos?
─Ese mero ─Sonreí de nuevo.
─Bien, provecho ─Dijo ella mientras guardaba el billete en su bolso.
─¿Trabajas todos los días?
─No es algo que los clientes deban saber ─Sonrió─ Adiós, chico de los pantalones de Barney el dinosaurio─Comenzó a reír y desapareció.

Giré mi vista hacia mi parte inferior.

«Carajo»

Al día siguiente, por supuesto volví a pedir pizza, tenía que ver a esa chica de nuevo. ¿Qué les puedo decir? Me obsesioné tanto, que no había día que no pidiera pizza. El quinto día, sucedió lo inesperado: un sujeto llevó mi pedido.

Mi sonrisa se desvaneció─ ¿Quién eres tú? ─Cuestioné.
─¿El repartidor de Giorgios Pizza? ─Dijo él, igual de confundido que yo.
─¿Y la chica que reparte? 
─¿Quién?, ¿Manantial?
─¿Manantial? ─Pregunté ahora yo, levantando una de mis cejas.
─¿Alta, castaña y ojos azules? ─Asentí─ Su nombre es manantial, y descansa los jueves.
Comencé a reír─ ¿Se llama Manantial? ... Genial.
─Seh, son $237 ─Sonrió.
─Llegaste un minuto tarde─Tomé mi pizza y mi soda─ Adiós ─Cerré la puerta en su rostro.

Llegué a la cocina, tomé una rebanada de pizza y la mordí, mientras que en el pizarrón que ahí tenía, junto con tres fotos que le tomé antes de que llegara y después de irse, anoté: Manantial con un corazón a un costado y, descansa los jueves.

─Estás obsesionado con esa chica ─Me dijo mi mejor amigo Jos, mientras observaba mi mural─ Ya hazle un altar, ¿No crees?
─Si la conocieras ─Sonreí estúpidamente y me senté en uno de los bancos de mi cocina─ ¿Quieres pizza? 
─¿Desde cuando tienes esa pizza ahí?
─Es nueva, lo prometo ─Aclaré.
Él se giró y vio diez cajas más a un lado─ No te creo, y no. No quiero, gracias.
Me encogí de hombros y le di una mordida─Bien.
─Te enfermarás si sigues comiendo sólo pizza ─Me advirtió.
─No me la como toda yo, también le doy a Max y a los pobres.
─¿A los pobres? ─Levantó una ceja.
─Si, a los que viven a lado ─Reí─ Los pobres sólo comen arroz.
─Son chinos, Bryan ─Me dijo Jos de manera seria.
─Ah.. ops ─Sonreí─ Ya sabía que esos ojos no eran de por aquí.
Jos suspiró─ Deja de pedir pizzas.
─Manantial es hermosa, jamás lo haré.
─¿Manantial? Santo cielo, ¿Quién se llama Manantial? ─Cuestionó Jos.
─Un ángel caído del cielo ─Respondí con cara de idiota.
Él comenzó a negar─ Bryan, ¡Ve esto! ─Apuntó a mi pizarrón cubierto de Manantial, sus horarios y fotos─ ¡Es enfermo!
─Cuando la conozcas, harás lo mismo. Bueno no, no la conocerás. Es mía.
─Ella ni siquiera te hace en su vida.
─Pido pizza todos los días, la veo sin falta, excepto los jueves porque descansa. ¡Claro que me hace en su vida!
─¿Sabe cómo te llamas?─Levantó una ceja.
─¡Claro que...!, em... no ─Torcí mi boca─ Pero hoy se lo diré ─Sonreí y tomé el teléfono para pedir mi pizza diaria.
─Ay, Bryan ─Se quejó.

Jos se fue antes de que Manantial llegara, pero eso realmente no me importó.

─Hola ─La saludé con una amplía sonrisa.
─Hola chico pantaloncillos de Barney.
─¿Cuántas veces más te tendré que pedir perdón por eso?
─Siempre te diré así.
Suspiré─ Está bien, a ti no te diré nada.
─¿Te puedo preguntar algo?─ Soltó de manera curiosa.
─Lo que quieras.
─¿Por qué pides tantas pizzas? ─Me preguntó confundida.
─Mi nombre es Bryan ─Solté,  con esa sonrisa que jamás se borraba mientras ella estaba enfrente de mi.
Suspiró─ Son $237.
─¿Estudias?, ¿En dónde?
─¿Podrías tomar tu pedido y pagarme?
─Ándale, contéstame ─Le rogué.
─Toma ─Dijo ella extendiéndome el pedido.
─Por favor...
─Tengo novio.
─No es cierto.
─¿Cómo que no es cierto? ─Me cuestionó.
─Tengo mis fuentes, y sé que no tienes novio desde hace un año que terminaste con el idiota que te engañó... ¿Cómo alguien te puede engañar?, ¡Eres perfecta!
─¿Quién rayos eres? ─Me miró con desagrado y dejó el pedido en mis manos. Comenzó a irse bastante furiosa.
─¡Hey!, ¡Mani!

─¡No me llames Mani! ─Exclamó, intentando subirse a la moto repartidora.
─¡No te vayas! ─Rogué, acercándome a ella.
─¡Eres un maldito acosador!, ¿Qué sigue?, ¿Que pongas un mural mío en tu cuarto?
─Claro que no, no haría eso ─Aclaré─ Sólo en la cocina.
─¡Arg! ─Soltó─ ¡No vuelvas a pedir pizza!
─¿Por qué no? 
─¡Por que no!

Dicho esto, desapareció.

CONTINUARÁ.


Espero les guste.
Más al rato la terminaré.❤️‍


CORTI NOVELAS → Ana Mikeyla Mouque «CD9»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora