"En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo..." esta mujer me la follo porque ya no aguanto. "...Amen" Salgo de allí buscándola con la mirada, no debería ser difícil perderla, era la única con ropa de color y que muy pronto se la quitaría yo.
Luego de unos minutos de esperar en la puerta y de que, saliera el cadáver del Señor Mauricio, es cuando vuelvo a conectar con esos ojos azules que tanto deseo, por todos los días, ver.
La tomo del brazo y la volteo, chocamos los cuerpos, mirándonos fijamente a los ojos y sintiendo el despertar de mi entrepierna ¡Ay dios! Gracias por el regalo que me enviaste hoy ella suelta un gemido y nuestros labios están muy cerca, pero aquí, en medio de un funeral no puedo realizar aquellas fantasías que esta bella mujer me hace imaginar. "¿Qué te parece si damos una vuelta, princesa?"