"¿Qué te parece si damos una vuelta, princesa?" digo extendiendo mi mano hacia aquella bella mujer. Me da una mirada de pies a cabeza y su cara es un signo de interrogación hacia quien soy, "disculpa, ¿te conozco?" una voz dulce y un poco tímida sale de sus carnosos labios, soy el hombre de tus sueños hermosa... "No, no nos conocemos pero podemos resolver eso en unos minutos, si así lo deseas" ella toma dudosa mi mano, yo la atraigo hacia mí, mientras mis dedos sienten esa capa de tela que cubre su espalada. Nos vamos hasta mi auto un Mustang deportivo negro, si hubiese sabido que me encontraría este bombón en vez de la versión mecánica seria la automática para tener más libertad al conducir pero Dios así lo deseó y no puedo decirle que no.