Capítulo 1.

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Capítulo 1.

La mudanza había sido menos problemática de lo que me esperaba. Entre ordenar todos los muebles, los gritos desesperados de mi madre ordenando que las cosas tenían que ser tratadas con delicadeza para que no se rompieran combinados con el molesto ruido del videojuego de mi hermano menor: James, esto no era nada.

—Vale, vale. Tranquilizaos —escuche susurrar a mi padre en el oído de mi madre cuando tomaban la última caja de la maleta del coche. —Bien familia: nueva casa.

Me quedé observando unos breves minutos la entrada, suponiendo que una vez que pisara el césped recién podado del patio delantero supondría la llegada oficial a esta nueva casa, dejando todo lo demás en el pasado. Cuando di el suspiro más profundo de mi vida, entré. Guau.

—¿Emilie no has visto tu habitación? —preguntó mi madre cuando me saqué los auriculares para inspeccionar la casa.

—Aún no.

—Pues te encantará —se unió mi padre. —Tiene tu estilo.

El comentario me hizo reír.

Mis padres no conocen como realmente soy. A decir verdad, ellos no se preocupan demasiado de mí ya que su excusa es que debería seguir los pasos de mi padre y madurar lo antes posible. ¿Ser empresaria? No gracias.

 —¡Joder, James! ¿Es que no puedes dejar ese aparato de mierda y venir a ayudarme? —James me ponía los pelos de punta. Maldigo exactamente el día en que nació, porque para ser sincera hubiese preferido mil veces a una hermana a quien hacerle trenzas a tener a un hermano que se pasa todo el día jugando en un pantalla de 10 cm.

—¡Mamá, Emilie ha dicho una palabra fea! —gritó hacía la habitación matrimonial. Me miró con unos ojos burlones, a lo que le bufé.

—Idiota —rodee mis ojos y subí las escaleras que me guiarían a mi nueva habitación con la caja de recuerdos en mis manos.

En el pasillo se encontraban varias puertas de color blanco enfermizo. En una de ellas, colgaba un hermoso letrero de madera bordado a mano que grababa: Emilie. La abrí con mi cadera, puesto que mis manos estaban ocupadas y… ¡Dios! Esto era jodidamente perfecto.

—Guau… —susurré para mí sola, mirando en todas las direcciones de mi metro cuadrado.

Se trataba de unas paredes verde menta, cuadros realmente hermosos, luces de navidad… todo lo que hubiera pedido.

—¿Te gusto? —la voz de mis padres me despertaron de mi mundo.

Me di una media vuelta aún sorprendida hacía ellos.

—¿De verdad? —miré otra vez alrededor. —¡Es increíble!

Dejé la caja caer al suelo y corrí para poder abrazarlos a ambos.

—¡Gracias, gracias, gracias!

Todos reímos.

—No hay de qué —contestó mi padre. Eso es una parte buena de ser empresario: tener dinero.

—Bueno, te dejaremos un rato a solas para que ordenes tu habitación, ¿sí? Con tu hermano y tu padre iremos a conocer el barrio un rato. Volveremos a la cena.

—Bien. —contesto.

Mis padres toman las llaves del automóvil y se marchan para dar su recorrido turístico por el nuevo barrio.

—Nueva vida —susurro al abrir la ventana de mi habitación.

Un aire cálido y abrasador entra por la ventana, haciendo que mi cabello salga disparado hacía atrás. Cierro los ojos con fuerza hasta que una voz me despierta –nuevamente- de mi mundo. 

Skater love|Zayn Malik&Tú.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora