A ti, que dices llamarte médico

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Duerme, "médico", duerme mientras yo entro por tus oídos para llegar hasta tu cerebro.

¿Duele, verdad?  No te muevas. 

Bueno, yo también me moví cuando tú viniste a mí para cortarme mis piernitas. 

Me dejaste sin bracitos también. 

Y finalmente me cortaste la cabeza. 

Pero yo era un pequeñito de apenas 10 cm. de estatura y no sabía nada de la vida. Si hubiera sabido todo lo que me iba a doler que me mutilaras, me hubiera escondido en el corazón de mi madre y estoy seguro que ella te hubiera dado una patada tan fuerte que llegarías hasta la recepción de tu hospital clandestino.

Sé que ella me hubiera defendido pero yo cómo iba a saber que tú venías con la intención de matarme, de aplastarme.  Claro, te aprovechas de que eres tan grande y fuerte comparado conmigo.

A pesar de todo lo malo que eres, Él te da oportunidades de cambiar cada día. ¿Por qué?  Porque te quiere, porque eres su hijo y siempre tiene la esperanza de que te vuelvas bueno.

Y como prueba de su grandeza y de su amor te contaré una cosa:

Mientras tú duermes y sueñas conmigo, tu hija está a punto de entrar a una clínica clandestina, como la tuya, para practicarse un aborto. Tu hija apenas tiene 14 años. Sabes bien que su vida corre peligro. Espero que despiertes y reacciones. Ve a buscarla y ayúdala a ella y a su hijo.

Pero no dejes las cosas hasta ahí. No, por favor. Intenta cambiar, tú puedes hacerlo.

Donde Quiera Que EstésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora