Se dibujó un nudo en la garganta para ahogarse. Ella era una artista. Una artista muerta. Y tenía un lugar. Un lugar con una puerta en la que se sentaba cada día de su vida. Su vida muerta.
Tenía armas, lápices, y con ellos era capaz de crear las más lúgubres y aterradoras imágenes... Porque siempre se dibujaba a ella.
¿Para qué pintarse sonrisas pudiendo repasarse las venas hasta que salga la tinta roja?
Su cuerpo era su lienzo, sólo que en él dibujaba con cuchillas.