2. Baldosa rota

232 22 8
                                    

Habían pasado dos días desde la última vez que vi a Héctor en el aula de física, y le buscaba con la mirada a todas horas. Elena me daba codazos cada vez que me despistaba por el pasillo y veía que me chocaba con todo el mundo. Era otoño y el oscuro cielo deprimía cualquier alma, además acababa de empezar el nuevo curso y la depresión era común.

Elena estiró los brazos hacia arriba mientras soltaba un bufido cansado.

- Que, Cedric no te deja dormir, ¿eh?- La miré divertida, hacía ya tiempo que Elena ligaba con un chico dos años mayor que ella, alto, guapo, atlético... Perfectamente centrado en los estereotipos de la la belleza, era repelente.

- Oye, tú, soñadora, que no te digo nada cuando buscas con la mirada a ese guaperas del martes pasado -rió. La muy tonta... No tardé en sonrojarme, ella me conocía y sabía que Héctor me atraía- tía se te nota mucho, todos lo ven, pero no saben que es por el chico del martes, sólo yo, nena -me guiñó un ojo. Eso me aliviaba, Elena es mi mejor amiga y no me importa que sepa que es por él, pero no podría soportar que los cotillas de mi clase (y todo el puñetero curso) se enteraran.

Ya era la hora de nuestra media hora de recreo, tan esperada... Tenia mucha hambre... Agarré a Elena por el brazo y tiré de ella por la puerta y el pasillo, riendo y gritando. Me choqué con varias personas por el camino a la puerta del instituto cuando de repente, al salir, me tropecé con la alfombra y caí de lado, por delante me llevé a una persona que no llegué a reconocer hasta que volví a abrir los ojos después del golpe. "mierda", pensé.

Era Héctor.

Cara a cara, muy cerca, demasiado, creo yo.

- Uhh, lo siento... -dije con la voz cortada. Estaba encima de él, me había cogido de la sudadera para evitar que me cayese, pero en lugar de impedirlo, cayó conmigo. Que idiota me sentía.

- No pasa nada, ¿pero puedes quitarte? -su respuesta me extrañó muchísimo. Creí que al menos sería un poco más amable.

- Si, ya me quito. -No sé si sonó muy borde pero la verdad, no me lo esperaba.

Me empujó levemente y ni me ayudó a levantarme, fue Elena quien me estrechó la mano, mientras oía como maldecía a Héctor. Vi como se alejaba con sus amigos, que al parecer no habían visto la humillante escena, pero sí algunas personas de mi clase y cursos superiores.

- Anne, ¿estas bien, cielo? -dijo preocupada Elena, quien me abrazó con cariño.

- Si, tranquila -me giré para ver si Héctor se arrepentía por haber sido tan grosero, pero no fue así. Algo en mi interior empezó a dolerme, y me entristeció a la vez. Elena lo vió y me dijo:

- Venga, vamos a por algo de comer, olvídate de él.

Cuánto me habría gustado que fuese así, pero me había raspado con una baldosa rota y mi codo se enrojecía por momentos. Sentía una mezcla de amargura, ira, pero sobretodo, tristeza. ¿Que dolor podía causarme una persona que apenas conocía? Era ridículo.

//Gracias por leer mi novelitaa!!! Me hace mucha ilusión, gracias a todos, o amo. Si queréis algún giro de acontecimientos, amor-odio, o capítulos más largos, un comentario. (Haré lo que pueda ok? XD)//

AnneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora